Escrito por 12:00 am 2016, Agendas locales, MS en Excélsior

Así viven las poblaciones indígenas

por Mario Luis Fuentes

En México, 22 de cada 100 personas se reconocen a sí mismas como parte de alguna de las comunidades o pueblos indígenas, además de 1.38 millones que se afirman parte de los pueblos afrodescendientes. De acuerdo con el INEGI, en los estados con mayor proporción de población indígena, es donde se registran los mayores niveles de hambre entre la niñez


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A pesar de que no sabremos este año si hubo avances o no en el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas hablantes de lenguas indígenas, y también de las afrodescendientes, los niveles históricos de olvido permiten sostener que siguen siendo quienes enfrentan mayores niveles de desigualdad y mayor profundidad de pobreza y rezagos sociales.

Cada 9 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con el propósito de mover a la conciencia respecto de la deuda histórica que se mantiene en todo el mundo con los pueblos originarios, salvo algunas excepciones, en prácticamente todo el mundo.

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De acuerdo con la Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el país hay 7,364,132 personas de tres años y más que hablan alguna lengua indígena; esta cifra representa el 6.52% de la población nacional. Asimismo, del total señalado, hay un 12.36% que no habla español, es decir, 910,206 personas de 3 años y más que únicamente hablan una o varias lenguas originarias.

Según los datos del INEGI, en el año 2015, había 33 millones de niñas y niños y adolescentes entre 3 y 17 años de edad; de ellos, 1,884,691 son hablantes de lenguas indígenas. Asimismo, el INEGI estimó en 4,666,563 el número de personas de 18 a 64 años hablantes de lenguas indígenas; mientras que en el grupo de 65 años y más se contabilizó un total de 820,460.

Hay además un grupo relevante de población que por primera vez fue incluida explícitamente en un ejercicio censal, constituido por las personas que se consideran a sí mismas como afrodescendientes, quienes, de acuerdo con el INEGI, equivalen al 1.9% de la población nacional, es decir, son 1,386,556 personas que habían permanecido invisibilizadas en lo que a la caracterización sociodemográfica del país se refiere.

El diferencial con la autoadscripción

El INEGI incluyó en su medición de la Encuesta Intercensal, 2015, la pregunta relativa a la autoadscripción, es decir, sobre cuántas personas, independientemente de si hablan o no lenguas indígenas, se consideran parte de esos pueblos.

La cifra es impresionante, porque, de acuerdo con el INEGI, una de cada cuatro personas se siente parte de algún pueblo indígena; en efecto, el porcentaje es de 21.5% de la población nacional, es decir, 25.69 millones de personas, a las que deben agregarse las 1.95 millones de personas que afirman sentirse parcialmente indígenas.

Por grupos de edad, la autoadscripción de personas que se sienten totalmente o en parte indígenas es:

1) de 0 a 17 años, 23.1% del total; de 18 a 64 años, 22.8%; y 3) de 65 años y más, 25.4% del total de la población en ese segmento.

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Explotación infinita

Las personas hablantes de lenguas indígenas se encuentran en severas condiciones de pobreza, entre otros factores, por la discriminación, la infravaloración social de su trabajo, y también por la explotación intensiva de su mano de obra. En efecto, de acuerdo con el INEGI, hay 5.039 millones de personas indígenas mayores de 12 años ocupadas en actividades productivas. 

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Debe destacarse que en lo que respecta al trabajo en actividades productivas, los hombres aportan el 73.8% del total de horas laboradas; mientras que las mujeres aportan el 26.2%; en sentido inverso, en lo que respecta al trabajo doméstico no remunerado, las mujeres aportan el 77.1% de las horas dedicadas al mismo, frente a un promedio de 22.9% que se registra para los hombres.

Es de destacarse, que en términos generales, las mujeres indígenas aportan un mayor número de horas laboradas que sus contrapartes masculinas. En total, las mujeres laboran 74 horas semanales, aunque con la peculiaridad de que de éstas, un total de 57.11 horas corresponden al trabajo doméstico no remunerado.

 Para los hombres el panorama es de 59 horas laboradas por semana, de las cuales 47 corresponden a trabajo productivo remunerado; mientras que las restantes 12 horas son dedicadas a trabajo doméstico no remunerado.

El rostro del hambre

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Las niñas, los niños y adolescentes que forman parte de los pueblos indígenas pagan algunas de las más caras consecuencias de estas situaciones. En efecto, a nivel nacional, el 19.3% de los hogares en donde hay niñas y niños se han enfrentado condiciones de “limitación de acceso a la alimentación por falta de dinero en los últimos tres meses”; sin embargo, en entidades con alta presencia de población indígena, estos porcentajes se elevan considerablemente. Por ejemplo, en Chiapas el indicador es de 24.02%; en Guerrero es de 33.19%; en Hidalgo, 21.22%; en Michoacán, 26.8%; en Oaxaca, 31.20%; en Puebla, 23.5%; en Tabasco, 26.7%; y en Veracruz 23.7%.

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*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 08-Agosto- 2016, p.16

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