Escrito por 12:00 am Especial, Revistas

Enero 2016

Proteger la dignidad de las personas es el enorme compromiso que se ha establecido a través de los Objetivos del Desarrollo Sostenible. En este propósito se sintetiza una visión civilizatoria frente a los enormes saldos de la desigualdad, la pobreza, el desempleo y las nefastas consecuencias del cambio climático.

Puede asumirse también que la dignidad, al igual que la libertad, constituye un elemento fundante de la existencia humana; es decir, que además de ser inherente a nuestra condición de seres humanos, posibilita y funda a la existencia en su discurrir cotidiano.

Atentar contra la libertad y la dignidad de las personas constituye un atentado en contra de la condición humana porque negar la posibilidad de una vida con una calidad aceptable, en términos de goce de los derechos fundamentales que tenemos, implica aceptar que la desigualdad y la inequidad pueden ser condiciones legítimas en nuestras sociedades.

En esa lógica, tiene pleno sentido el cambio profundo que implican dos de los Objetivos del Desarrollo Sustentable: erradicar la pobreza para el año 2030, en todas sus formas; y reducir la desigualdad. El primero de estos objetivos implica un cambio radical respecto de las Metas del Milenio, en las cuales se estableció el compromiso de reducir la pobreza. Ahora, en el nuevo planteamiento asumido por las Naciones Unidas, se trata de erradicarla, en todas sus formas.

El segundo de los objetivos, que implica un cambio radical en la concepción del desarrollo, es el abatimiento de la desigualdad. En efecto, hay quienes hemos señalado desde hace años que es muy difícil hablar de desarrollo humano integral cuando las sociedades se encuentran divididas por los profundos océanos de la inequidad en el acceso a la riqueza y en el nivel de cumplimiento de sus derechos humanos.

Un tercer elemento que es digno de ser destacado es el adjetivo de “sostenible” con que se ha cualificado al desarrollo. La evidencia disponible nos muestra que el cambio climático dejó de ser un “mero planteamiento teórico” y lo que hoy sabemos es antes bien que se trata de un hecho científico e histórico. Las causas que lo han generado son nuestra responsabilidad y por ello es también responsabilidad nuestra curar al planeta.

Frente a la magnitud de los retos que tenemos por delante, en México Social decidimos mostrar los múltiples diagnósticos que hemos presentado, y que dan dimensión de lo que nuestro país tendrá que hacer en el corto plazo para garantizar que en 2030 seamos un país de justicia, dignidad y derechos humanos cumplidos para todas las personas que habiten en nuestro territorio.

En esa lógica, garantizar el mayor nivel de salud posible para todos implica retomar de inmediato el diseño de un sistema universal de seguridad social, desvinculado del estatus laboral de las personas y capaz de curarlas cuando sea posible; paliar el dolor en los casos en que es indispensable; pero, sobre todo, prevenir y evitar los millones de casos de enfermedades que no deben ocurrir y los cientos de miles de defunciones anuales que no debieron ser.

Estamos ante la posibilidad de construir una nueva lógica de desarrollo: integral en cuanto al alcance de las políticas para el bienestar; responsable con el medio ambiente en cuanto al modelo de consumo absurdo y al infinito que implica la cultura de masas capitalista vigente; y comprometida con la justicia y la equidad en lo que se refiere al despojo consuetudinario que opera mayoritariamente en detrimento de los más pobres y a favor de unos cuantos ultra ricos.

En ese sentido, presentamos también un nuevo texto de Bernardo Kliksberg -un incansable y solidario luchador por la justicia y la ética-, el cual permite situar en el contexto global las difíciles e inaceptables condiciones de rezago que nos siguen caracterizando como país.

Mario Luis Fuentes
Director general del CEIDAS, A.C.; en la UNAM es integrante de la Junta de Gobierno; Coordinador de la Especialización en Desarrollo Social del Posgrado de la Facultad de Economía; Investigador del Programa de Estudios sobre el Desarrollo; y titular de la Cátedra Extraordinaria Trata de Personas. @ML_Fuentes
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