Escrito por 12:00 am Desigualdades, Especial

Hora de reconocer su valor

por Amalia García

Cintillo

El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es una de las más grandes e importantes desigualdades de género relevantes para la formulación de políticas macroeconómicas


Aun cuando la participación de las mujeres en el mercado laboral ha aumentado en los últimos tiempos, las mujeres continúan haciendo la mayor parte del trabajo no remunerado, y la sobrecarga del trabajo doméstico no remunerado es una de las razones por las cuales tienen una baja participación en el mundo laboral remunerado, así como oportunidades limitadas de capacitación y para conseguir empleos mejor pagados y con mejores condiciones laborales.

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La realización del trabajo doméstico y de cuidados no remuneradoI genera déficits de tiempo que afectan mayoritariamente a las mujeres, debido a que la repartición no es igualitaria; además, por la separación de roles mantiene o prolonga las desigualdades entre hombres y mujeres en los ámbitos social, político y económico.

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Todas las sociedades dependen del trabajo doméstico no remunerado, el cual es fundamental, pero las labores que lo integran son casi invisibles, con escaso reconocimiento social, con jornadas largas. El trabajo del hogar es considerado una actividad sin valor económico y social, y casi una obligación de las mujeres. Dicho trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es una de las más grandes e importantes desigualdades de género relevantes para la formulación de políticas macroeconómicas. La igualdad de género y los derechos de las mujeres son un fin en sí mismos, mientras su ausencia genera pobreza, si se toman en cuenta son un motor de desarrollo.

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Los hombres y las mujeres participan de manera diferente en las tareas de cuidado a los miembros del hogar que lo requieren. La contribución de los hombres en estas actividades es constante durante las edades productivas, aumentando en los grupos de mayor edad; sin embargo, la participación de las mujeres en esta actividad es mayor que la de los hombres.

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Las tareas que las mujeres deben realizar dentro del hogar afectan su participación en el mercado laboral, lo que se da de manera precaria, puesto que las necesidades de la vida familiar dificultan el acceso a trabajos demandantes y obstaculizan la movilidad laboral. Esta condición explica que en casi todos los hogares las mujeres dispongan de una menor cantidad de horas para la recreación, en comparación con los hombres 17.3 y 20.3 horas respectivamente, lo que resulta en una doble jornada laboral porque cuando el acceso al mercado laboral no va acompañado de cambios en las normas que establecen que las mujeres son las responsables de las labores domésticas, las mujeres quedan ubicadas en una situación de desventaja y el acceso a una mejor calidad de vida es casi nulo.

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El exceso de horas de trabajo se acumula al sumar el trabajo doméstico con el trabajo en el mercado laboral, lo que no permite que las mujeres accedan al bienestar adecuado, limitándoles el tiempo para actividades primordiales, personales y de recreación, y crea una situación que compromete el bienestar de las mujeres, limitando las posibilidades de desarrollo personal. Esta falta de tiempo para la recreación puede constituir una violación a un derecho humano.

De acuerdo con el artículo 24 de la Declaración Universal de los Derechos HumanosIII, la recreación es una dimensión de la vida con significados múltiples. Las prácticas sociales dan un significado particular al tipo de esparcimiento al que acceden las personas de acuerdo con su sexo y con su condición social.

Recordemos que en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing en 1995, en su plataforma de acción se instó a los Estados parte a desarrollar un conocimiento integral de todas las formas de trabajo y empleo a través del mejoramiento de la recolección de datos y de los métodos de medición; a mejorar la recopilación de datos acerca de la contribución de las mujeres y los hombres a la economía, incluyendo su participación en el sector informal; y a desarrollar una clasificación internacional de actividades para incluirla en las estadísticas sobre el uso del tiempo; así como generar estudios periódicos sobre uso del tiempo y trabajo remunerado y no remunerado.

En las conclusiones del 53° periodo de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer en 2009 se instó a los Estados parte a reconocer el valor del trabajo no remunerado que se realiza dentro de los hogares y en la sociedad en general, y a adoptar las medidas necesarias para que se le incluya en las políticas, estrategias, planes, presupuestos y sectores.

México está cumpliendo con el compromiso internacional de recopilar de manera regular esta información y se le incluye en la contabilidad nacional con la elaboración de la Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares en México (CSTNRHM). Los cálculos de esta cuenta muestran que el trabajo no remunerado que realizaron los hogares en 2009 representó 22.6% del Producto Interno Bruto (PIB), proporción superior a la que entonces representó la industria manufacturera y el sector comercio, con 16 y 24% respectivamente. Además, las mujeres realizan el 76.6% del conjunto del valor de este trabajo.

Asimismo, la cuenta indica que los avances han sido notables, pues actualmente se tiene un mayor conocimiento sobre el valor del trabajo no remunerado y su contribución a la economía global; sobre la pobreza de tiempo de las mujeres; sobre lo que significa para ellas la carga del trabajo no remunerado; sobre las desigualdades en la vida laboral y doméstica entre mujeres y hombres; sobre la discriminación laboral y salarial; y sobre los trabajos que necesitan y demandan las mujeres. Sin embargo, reconoció que aún no se han llevado a la práctica acciones de política efectivas que permitan la conciliación de la vida laboral y familiar con corresponsabilidad social.

La cultura laboral considera el trabajo como el mayor bien individual y social de las personas, como un medio de desarrollo humano integral, por lo que se hace necesario cambiar el paradigma y conciliar la vida laboral con la vida familiar de mujeres y hombres.

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REFERENCIAS:

I. ENUT,2014 http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/Proyectos/ encuestas/hogares/especiales/enut/Default.aspx

II. INEGI, Encuesta Nacional de Empleo2014. México.

III. INEGI, Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, 2014. Tabulados básicos.

IV. INEGI, Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares de México (CSTNRHM), 2014 http://www.inegi.org. mx/est/contenidos/proyectos/cn/tnrh/

NOTAS:

I. De acuerdo con la ENUT 2014 se refiere “al total de horas a la semana dedicadas a preparación y servicio de alimentos para el hogar, limpieza de la vivienda, limpieza y cuidado de ropa y calzado del hogar, mantenimiento, instalación y reparaciones menores de la vivienda y otros bienes del hogar, compras para el hogar, pagos y trámites para el hogar, gestión y administración del hogar, cuidados de personas dependientes por discapacidad, enfermedad crónica o temporal, integrantes del hogar de 0 a 5 años, no dependientes, integrantes del hogar de 0 a 14 años, no dependientes, integrantes del hogar de 15 a 59 años, no dependientes e integrantes del hogar de 60 años y más, no dependientes”.

II. INEGI, Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado de los Hogares de México (CSTNRHM), 2014

III. “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del

Amalia García
Secretaria del Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México e integrante del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).
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