Escrito por 12:00 am Cultura, Especial

Mal endémico

por Javier Carreón

 Una revisión histórica confirma que el rezago educativo en México es un problema de evidente carácter estructural


En primer término, la situación geográfica

Cuando el país se independiza de España, su vasta extensión, de más de cuatro millones de kilómetros cuadrados (más del doble de la que posee en la actualidad), hizo prácticamente imposible llevar la educación a todas las regiones y ámbitos del país, sobre todo porque los medios de comunicación eran muy precarios y la amplia mayoría de la población vivía en zonas rurales. Además, la altitud media del territorio nacional es de 1,044 metros sobre el nivel medio del mar, situación que obviamente contribuye con la inaccesibilidad hacía ciertas regiones del país.

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En segundo término la situación política

Es patente cómo a lo largo del siglo XIX el país vivió diversas convulsiones debido a las amenazas y a las invasiones extranjeras: España, Francia y Estados Unidos. Tampoco se pueden omitir las guerras que llegaron a ser intestinas entre conservadores y liberales, hasta concluir con la larga dictadura de Porfirio Díaz (Gómez Navas, 1967).

Por otra parte, el rol que jugó el clero católico fue determinante; es innegable la intromisión de la iglesia católica en los asuntos educativos, los cuales perduran hasta ahora, evidenciados en su inútil lucha en contra de la educación laica.

Enseguida, el fenómeno económico

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Justo es decir que al hipotecar irresponsablemente al país, las inversiones en materia educativa, de manera obvia, se posponían o se cancelaban. De esta materia basta con citar, por ejemplo, la deuda exterior de México: una vez que el país logra su independencia, negocia de inmediato (1823) dos empréstitos con las casas Barclay y Goldchmidt de Londres, de las cuales obtiene, en teoría, 8 millones de libras esterlinas de cada una de ellas. De la suma total de 16 millones de libras esterlinas; México no recibió ni el 60%, pero eso sí, las cantidades son religiosamente cubiertas, de una u otra manera, hasta en más de 10 veces su monto original, pagándose el último adeudo ya en tiempos de Porfirio Díaz (Bazant, 1968).

Por último, se exhibe lo social

Sin exageración alguna, puede establecerse que es este rubro el que, sin duda alguna, mayor calado ha tenido en el terreno del rezago educativo. De manera básica son cuatro los fenómenos, de raigambre social, que bien podrían explicar tan nefasta realidad educativa; sin lugar a dudas, tanto la pobreza, como la desigualdad dan buena cuenta del problema.

Adicional a estos dos conceptos y fenómenos, habrá que tener en cuenta la falta de honradez y la impunidad que privó y sigue prevaleciendo en el país. En suma, estos nuevos cuatro “jinetes del Apocalipsis” dan cuenta del porqué padecemos tan grave rezago educativo en México.

Una perspectiva más contemporánea

No se podría entender el llamado sistema educativo nacional sin incursionar, aun a cuentagotas, en el Artículo 3º de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. Resultan notorios sus avances, pero también algunos de sus retrocesos.

Una fortaleza: la federalización de la educación; en efecto, José Vasconcelos al encabezar la Secretaría de Educación Pública en 1921, terminó con el desbarajuste existente: cada entidad federativa disponía de su propio plan de estudios y Vasconcelos centralizó la educación, ello en cuanto a su plan curricular, dándole un carácter único (Vasconcelos, 1961). Una debilidad: la intromisión del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en cuestiones estrictamente educativas, así como un buen cúmulo de disposiciones de carácter administrativo que entorpecen el proceso educativo.

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Niveles de rezago

Hacia 2012 había en el país poco más de 32 millones de personas de 15 años de edad y mayores en rezago educativo (I), incluidos prácticamente 5 millones de personas analfabetas. De conformidad con esta información, se puede establecer una clasificación de niveles del rezago, utilizando para ello como criterio el esfuerzo que le demandaría al individuo el culminar su educación básica. En tal virtud, se puede afirmar que si aquellos que carecen de la instrucción formal fueran analfabetas, México estaría en una condición de rezago extremo, ya que se requeriría más tiempo, esfuerzo y recursos para estar al corriente con el nivel mínimo requerido y que es el que establece la legislación mexicana como educación básica obligatoria (II).

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En el siguiente grupo se encontraría la población con educación primaria incompleta, un nivel de rezago alto según la presente clasificación. Por otra parte, los sujetos con primaria completa se ubicarían en una situación de rezago intermedio. Finalmente, las personas que iniciaron su formación secundaria pero que, por diversas razones, interrumpieron sus estudios antes de concluir el tercer año de este nivel conformarían el grupo de rezago bajo (Núñez, 2008).

Políticas para reducir la brecha

Para concluir este breve trabajo me gustaría plantear alguna política social que pudiera contribuir, sensiblemente, en el abatimiento del rezago educativo en México, porque todo parece indicar que este mal endémico se incrementa en números absolutos y se reduce en números relativos. Al respecto, es de considerar que, a partir del año 2001, el Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo (CONEVYT), a través del INEA, estableció centros de atención llamados “Plazas Comunitarias”, los cuales disponen de una sala presencial y un salón de usos múltiples (con biblioteca y mediateca), así como una sala de cómputo conectada a internet. Operan en el país más de 1,800 plazas en 14 entidades federativas, 49 consulados de los Estados Unidos y se dispone, además, con salas móviles en siete entidades del país adaptadas para atender, cada una, a 15 usuarios (Schmelkes, 2010). En suma, políticas como la presente son las que podrían coadyuvar en reducir sensiblemente el rezago educativo.•

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Notas:

El concepto de rezago educativo de evidente connotación cuantitativa, si también se pudiera enfocar desde la parcela cualitativa, se tendría, para el país, un panorama todavía más complicado: las llamadas Pruebas Enlace y Pisa otorgarían el resultado de un Sistema Educativo fracasado.

Aunque ahora, al reformarse la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, según el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, el 9 de febrero de 2012, la Educación Media Superior también será obligatoria.

Referencias:

Bazant, J. (1968) Historia de la deuda exterior de México (1823-1946). México. El Colegio de México.

Gómez Navas, L.(1967) “Bosquejo histórico de la política educativa”, en: Leonardo Gómez Navas, et. al, La educación: historia, obstáculos, perspectivas. México. Editorial Nuestro Tiempo.

INEGI (2012) Censo General de Población y Vivienda. Aguascalientes. INEGI.

INEA (2013) Rezago de la población de 15 años y más en México. México. INEA.

Núñez, M. (2008) El rezago educativo en México: dimensiones de un enemigo silencioso y modelo propuesto para entender las causas de su propagación. México. Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).

Secretaría de Educación Pública (1999) Estadísticas básicas. México. SEP.

Schmelkes, Sylvia (2010) “La educación básica de adultos”, Educación. Los Grandes Problemas de México. Vol. VII. El Colegio de México.

Tamayo, J. (1962) Geografía General de México. Vol. IV. México. IMIE.

Vasconcelos, J. (1961) El Desastre. México. Editorial Botas.

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