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Violencia contra la infancia: el indiscutible fracaso de la estrategia de seguridad

niñas, niños y adolescentes

Como nunca antes en nuestra historia, y sin una guerra declarada, en nuestro país ocurre un asesinato cada 15 minutos, a razón de 100 por día, de los cuales casi 100% son catalogados como dolosos. Al menos tres de cada 100 casos ocurren en agravio de niñas, niños y adolescentes, es decir, cada día tres personas con menos de dieciocho años son asesinadas y, además, cuatro de este grupo poblacional engrosan la lista de desaparecidos.


Por Judith Coronel / @judithcoronelm

Para la Red por los Derechos de la infancia en México (Redim), la creciente violencia y los ataques contra las personas, y en especial niñas, niños y adolescentes, son la indiscutible muestra del fracaso de las estrategias de seguridad de los últimos trece años, durante los mandatos de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y ahora con Andrés Manuel López Obrador. Hasta septiembre de 2019, sumaban ya 30 mil homicidios dolosos; de estos, 796 fueron cometidos contra niños, niñas y adolescentes.

Las cifras son oficiales: el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, consigna que casi el 100% de los homicidios ocurridos el pasado mes de agosto fueron clasificados como dolosos. Mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía refiere al menos 100 homicidios cada día.

Esto es México:

  • Casi 800 niñas, niños y adolescentes asesinados en lo que va de 2019 (30 mil personas de todas las edades en este periodo).
  • 14,710 niñas, niños y adolescentes fueron asesinados entre 2007 y 2018, de acuerdo con datos del INEGI.
  • En 2018, durante el último año de gobierno de Peña Nieto, se registraron 1,463 asesinatos en grupo poblacional; al menos tres por día.
  • Más de 6,600 niñas, niños y adolescentes fueron enlistados en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas del Sistema Nacional de Seguridad de 2012 a abril de 2018 (más de 40 mil personas de todas las edades se encuentran en este Registro)
  • Cada día desaparecen cuatro niñas, niños y adolescentes.  Eufemísticamente se les llama “ausentes”, “no localizados” e incluso “perdidos” o “extraviados”. Al menos 58.9% de las personas desaparecidas de este grupo etario son niñas y adolescentes mujeres, es decir, 3,895 casos.  
  • Unos 45 mil niños, niñas y adolescentes revelaron en la Encuesta Infantil y Juvenil, realizada por el INE en 2015, que son obligados a formar parte de grupos criminales.
  • Para 2019, el 30% de la población nacional tiene menos de 18 años, esto es 39.2 millones. De ellos, 11.4 millones tienen cinco años o menos; 13.2 millones tienen de 6 a 11 años y 13.7 millones son adolescentes de 12 a 17 años.

Terror contra niñas, niños y adolescentes

Algunos especialistas, como Juan Martín Pérez García de la REDIM, consideran que estamos ante una estrategia del crimen organizado de generar terror a través del asesinato de niñas y niños. Sin descartar esa posibilidad, se debe reconocer que la espiral ascendente de violencia contra la infancia tiene antecedentes en los gobiernos de Calderón, Peña Nieto y continúa ahora en el mandato de López Obrador.

De manera adicional a los ataques del crimen organizado contra la infancia para generar temor entre la población y entre sus adversarios, Pérez García expone que grupos criminales reclutan forzadamente a personas de la población infantil y juvenil.

El informe “Violencia, niñez y crimen organizado 2018”, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con datos recabados entre 2015 y 2017, revela que al menos 30 mil niños, niñas y adolescentes han sido cooptados por grupos criminales.

En las actuales circunstancias resulta imposible saber con exactitud de cuántas personas de la infancia y juventud se trata. Pero en lo que coinciden los especialistas es que este sector requiere protección especial a su seguridad y reconocimiento de sus derechos como establece la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, firmado por México en 1989.

Infancia perdida

Los reportes e informes citados por la CIDH dan cuenta de que los “niños de pandillas” son reclutados en promedio desde los nueve años. Los convierten en vigías del “territorio”, decorativamente se les llaman “halcones”; los incorporan con estímulos aspiracionales o amenazas para realizar asaltos, extorsiones, secuestros y homicidios. Las niñas, de manera regular, pero no exclusiva, son confinadas a “labores asociadas a su sexo”, como es cocinar, vigilar y cuidar. Sin embargo, son recurrentes los casos en los cuales son víctimas de trata con fines de explotación sexual, pornografía y prostitución.

Entre la información recabada por CIDH, destaca que, de diciembre de 2006 a abril de 2010 -durante el gobierno de Felipe Calderón-, oficialmente 36,641 niñas y niños fueron detenidos en operativos federales contra el crimen.

Los integrantes de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), estiman complicado encontrar información fidedigna sobre el número. Pero  subrayan que, entre 2006 y 2017, al menos 11 mil niños, niñas y adolescentes fueron asesinados y 6,800 se encuentran en condición de desaparecidos. Todo ello en el contexto de la lucha contra el crimen organizado.

Cauce Ciudadano, AC, refiere que a esta danza dantesca de cifras se suma el que, entre 2013 y 2016, se cometieron al menos 31,357 asesinatos de jóvenes de entre 18 a 29 años.

En 2010 causó estupor el caso de “El Ponchis”, también conocido como “El Niño Sicario”, quien, al ser capturado a los 14 años, fue acusado por posesión de armas de fuego exclusivas del Ejército y participación en secuestros, torturas y homicidios. Se trató del primer caso público. Fue reclutado siendo muy pequeño por el ahora extinto cártel del Pacífico Sur.

Marginación, vulnerabilidad y violencia

El reporte de la CIDH, organizaciones de sociedad civil  como REDIM y Cauce Ciudadano coinciden al señalar que los altos grados de marginación, vulnerabilidad y violencia de la que son víctimas niñas, niños, adolescentes y jóvenes les pone en riesgo de ser cooptados, utilizados por el crimen organizado.

“En las zonas donde operan organizaciones criminales y maras a menudo los niños y adolescentes sufren presiones, amenazas o engaños para que colaboren… otros adolescentes se acercan a estos grupos en búsqueda de oportunidades, reconocimiento, protección y sentido de pertenencia”, señala la CIDH.

Ante el baile dantesco de estadísticas, reconocer el dramatismo de esta narrativa en la que niñas, niños y adolescentes son asesinados o cooptados por el crimen organizado obliga al Estado mexicano a ir en una sola dirección y esta es, cumplir su obligación de garantizar el interés superior de la niñez y la adolescencia.

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