Escrito por 12:00 am 2017, Desigualdades, MS en Excélsior

Viviendas: la persistente precariedad

por Mario Luis Fuentes

De acuerdo con el INEGI, hay 1.23 millones de hogares en los que algún menor de edad sintió hambre, pero no comió; en 4.77 millones de viviendas se cocina con leña o carbón; sólo en 3 de cada cuatro viviendas se tiene agua entubada en su interior; en el 10% de las viviendas se quema la basura; mientras que hay 1 millón de viviendas con piso de tierra.


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Uno de los tabulados contenidos en la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH, 2016), presentada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es el relativo a las viviendas habitadas que hay en el país, y sus principales características.

Esta información complementa el panorama que se puede construir a partir de los indicadores de ingresos y gastos, para dar cuenta de la precariedad en que viven millones de personas, de la marginación persistente en el país, y en síntesis, de lo mucho que falta por hacer para convertirnos en el país de derechos humanos al que mandata nuestra Constitución.

La magnitud

El nuestro es desde hace ya varios años, un país predominantemente urbano. Asumiendo el criterio del INEGI, mediante el cual clasifica como localidades urbanas a aquellas que tienen 2,500 habitantes o más, lo primero que debe señalarse es que el 76.3% del total de viviendas que hay en el país se ubican precisamente en ese tipo de localidades; es decir, dos de cada tres viviendas habitadas están asentadas en localidades urbanas.

La magnitud es enorme: en el territorio nacional se han estimado 32.87 millones de viviendas, de las cuales, 29.83 millones son consideradas como viviendas independientes. De éstas, 22.7 millones se encuentran en las ya mencionadas localidades urbanas; mientras que 7.057 millones se encuentran ubicadas en localidades rurales.

Materiales endebles

Debe destacarse que de los 29.83 millones de viviendas independientes que hay en el país, hay 3.46 millones que tienen paredes de materiales endebles (pues no son de block, cemento, ladrillo, piedra, cantera o concreto); y que de ese total, el 51.96%, es decir, 1.8 millones de viviendas, se encuentran ubicadas en localidades rurales.

Asimismo, únicamente el 75% de las viviendas independientes que hay en el país, tiene techo de loza de concreto o viguetas con bovedilla; mientras que todavía hay un millón de viviendas en las cuales se tiene piso de tierra; lo que más llama la atención de este dato es que prácticamente la mitad de ellas se concentran en las cuatro entidades más pobres del país: Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz.

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Como hace siglos  

Uno de los datos más reveladores de las carencias que se siguen teniendo en millones de viviendas es el relativo al combustible que se usa en ellas para cocinar. Sorprende en ese sentido que en el 14.5% de las viviendas se siga utilizando leña o carbón (4.77 millones)

Debe señalarse además que hay ocho entidades en las que el porcentaje de viviendas con esta característica rebasa al 25% del total; éstas son: Chiapas con un 54.1%; Oaxaca, con 51%; Guerrero, con 40.8%; Tabasco, con 35%; Yucatán, con 32%; Veracruz con 31.9%; Hidalgo, con 26.3% y Campeche con 26%.

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Adicionalmente, es pertinente subrayar que en 72.6% de esas viviendas no se cuenta con tubo o ducto para expulsar el humo de las viviendas, lo que provoca un gran número de infecciones respiratorias agudas, y en cientos y quizá miles de casos, padecer la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

Basura: un serio problema

De acuerdo con el INEGI, sólo en 83.2% de las viviendas habitadas se cuenta con servicio de recolección de basura, ya sea por un camión o por un “carrito”. En el 10.6%, que en números absolutos significa 3.47 millones de viviendas, la basura se quema, mientras que en el 6.2%, es decir, en 2.047 millones de viviendas, la basura se tira a ríos, barrancas, arroyos, al mar o simplemente se entierra, con los severos costos y consecuencias económicas que estas prácticas implican.

Las entidades con mayor problemática sumando los dos indicadores señalados, son: Guerrero con un 40.7%; Tabasco con 38.5%; Oaxaca con 38.1%; Chiapas con 36.2%; Veracruz con 31.7% y Campeche con 30.2%

El agua, un problema nacional

Continúa siendo paradójico que en nuestro país, las entidades con mayor disponibilidad de agua dulce per capita sigan siendo las que tienen menor cobertura de este servicio para sus poblaciones. En efecto, de acuerdo con la CONAGUA, alrededor del 60% de la disponibilidad de agua dulce en el país se ubica en los estados del Sur-Sureste.

Así, mientras que el promedio nacional es de únicamente 73.1% de las viviendas con agua entubada en su interior, hay 14 entidades que se ubican por debajo de ese indicador. Los casos más dramáticos son: Oaxaca, con 26.4%; Chiapas, con 37.8%; Guerrero con 41.1% y Veracruz, con 52.4%.

La persistencia del hambre

De acuerdo con el INEGI hay 10.75 millones de hogares en los que hay menores de edad que tuvieron dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias. De ellos, en 34.8%, es decir, en 3.74 millones de hogares, algún menor dejó de tener una alimentación sana y variada; en 4.56 millones algún menor tuvo una alimentación basada en muy poca variedad de alimentos; en 3.012 millones algún menor comió menos de lo que debería comer; en 2.98 millones a algún menor se le tuvo que disminuir la cantidad servida en las comidas; mientras que en 1.23 millones de hogares, algún menor sintió hambre pero no comió.

*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 05-septiembre-2017, p.21.

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