La nueva normalidad una batalla inacabada trae consigo que el centro del debate se encuentre en temas referidos a la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, así como a los enfermos, remedios y curas, no es nada nuevo, se cuenta que durante la pandemia ocasionada por la gripa española a inicios del siglo XX surgió el término “Salud” cuando alguien estornudaba, dado que la enfermedad era altamente mortal para esa época.
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La hegemonía hoy del relato aciago sobre la COVID-19 no debe dejar de lado que existen otras enfermedades igualmente relevantes y de las que se sabe poco o casi nada. El 1 de diciembre se conmemorará un año más del Día Mundial de la lucha contra el SIDA; que se celebra año con año desde 1988, y que hace patente lo mucho que falta por trabajar en la materia.
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Hasta el año 2020 ONUSIDA contabiliza que hay 37.7 millones de personas que viven con VIH en todo el mundo, esta cifra puede variar pues los datos mundiales no son precisos y muchos de los que tienen la enfermedad no lo saben por lo que no están registrados. Además, en ese mismo año de entre un millón y hasta dos millones de seres humanos contrajeron la infección.
Si proseguimos con las cifras, 36 millones de personas adultas viven con el virus, mientras que 1.7 millones son niños, es decir, que tienen menos de 14 años. Desde una perspectiva de género, dice el organismo internacional, aproximadamente el 53% de las personas que viven con VIH son mujeres y niñas.
En el caso nacional, desde 1983 hasta 2021 hay 322,987 personas diagnosticadas con el VIH. La mayor parte de los casos registrados se encuentran en Ciudad de México, Estado de México, Veracruz, Jalisco, Chiapas y Puebla que tienen el 48.5% del total de los casos de todo el país.
Sin embargo, hay que ser cautos con estas cifras, pues si revisamos los registros de CENSIDA se puede observar que para los años 2020 y 2021 hay un descenso notorio en los diagnósticos, tal vez pudiera ser la situación del confinamiento relacionado con la pandemia de la COVID-19 que condujo a menores número de contagios, o pudiera ser que, también producto de esta situación sanitaria mundial, se hicieran menos pruebas, lo que tiene como consecuencia que exista un subregistro de la enfermedad.
Lo que es cierto es que, desde 1980 que se descubrieron los primeros casos de la misma, que producto del miedo se estigmatizara a la comunidad gay como portadora por excelencia del virus, y que, hasta el desarrollo de los antiretrovirales el VIH ocasionaba que aquellos portadores del virus no tuvieran defensa alguna y murieran producto de enfermedades oportunistas.
Hoy, las circunstancias son diferentes, si bien el VIH sigue en nuestra vida y aún no se cuenta con una cura, lo cierto es que actualmente hay un proyecto denominado “Mosaico” que está en etapa de ensayo clínico fase III para desarrollar una vacuna contra este virus si los resultados del mismo son prometedores.
Hay que recordar esta fecha y, no porque COVID-19 ocupe gran parte de la conversación dejemos de lado de hablar sobre el VIH y las formas de prevenir su contagio siendo la más importante el uso del preservativo en cada encuentro sexual que se tenga.
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