por Mario Luis Fuentes
Nuestra población continúa creciendo. Somos ya más de 118 millones de habitantes, de los cuales aproximadamente 54.26 viven en condiciones de pobreza. De acuerdo con el CONAPO, en 2018 seremos 124.73 millones, y tendremos una esperanza de vida promedio de 75.4 años; de continuar las tendencias, las niñas y los niños seguirán siendo los más vulnerables, pues todavía en ese año la tasa de mortalidad infantil se ubicará en 11 decesos por cada mil nacidos vivos, dato similar al que tenía Chile en el año 2000.
La planeación del desarrollo exige, debe decirse reiteradamente, de una cabal comprensión en torno a la dinámica demográfica y su expresión territorial en todo el país. Desde esta perspectiva es importante poner al centro del debate de la cuestión social el análisis de las características, estructura y magnitud de la población de nuestro país.
Lo anterior porque, aun pareciendo obvio, no se ha llevado a cabo un proceso de revisión en prácticamente ninguna de las entidades de la República y del Distrito Federal respecto de las implicaciones presupuestales y programáticas derivadas de los datos que nos dan las dependencias oficiales relativas al crecimiento poblacional.
Es de destacarse que en distintos foros ha iniciado una reflexión académica en torno a los problemas metodológicos de conciliación estadística, en ámbitos de enorme relevancia, como las proyecciones de población y su impacto en la generación de marcos estadísticos para el levantamiento de encuestas, o bien, para llevar a cabo ajustes a estimaciones sustentadas en registros administrativos.
Más de 118 millones
Según las proyecciones poblacionales del Consejo Nacional de Población (CONAPO), 2010-2050, al finalizar junio de este año la población media estimada del país asciende a 118,395,054 habitantes. De ellos una suma de 57,810,955 son hombres, mientras que 60,584,099 son mujeres. Lo anterior implica que el 48.8% de la población es del sexo masculino, ratificándose la condición mayoritaria de las mujeres con un 51.2% del total de los habitantes del país.
En promedio, de 2010 a la fecha han nacido en México 2.4 millones de niñas y niños anualmente; asimismo, debe decirse que el promedio anual de decesos se ubica en 567,000 casos; estos datos implican un crecimiento natural de 1.5 millones de habitantes más cada año, es decir, estamos creciendo a un ritmo más elevado que el proyectado como meta hace 20 años.
Entre 2010 y este 2013 el CONAPO estima que han salido del país anualmente alrededor de 365,000 personas. Considerando además la inmigración, el saldo neto total de población que tenemos en México implica un crecimiento promedio en el periodo señalado de 1.37 millones de personas, cifra equivalente aproximadamente a la población de una ciudad como León, del estado de Guanajuato, la cual es la sexta más poblada del país.
El impacto en la pobreza
En el marco de la dinámica demográfica nacional, el tránsito del mundo rural al mundo urbano sigue dándose manera acelerada. Esto ha dado como resultado que actualmente se estima que 80 millones de mexicanas y mexicanos vivan en localidades consideradas como urbanas. Al haberse acentuado la migración de las zonas indígenas y rurales hacia las urbanas, este sólo hecho permite asumir que el número de pobres ha crecido entre las mediciones llevadas a cabo en 2010 y en 2012. Lo anterior debido al hecho de que en los ámbitos urbanos la línea del bienestar es mucho más alta que en los ámbitos rurales.
Considerando además que el crecimiento económico se ha mantenido bajo; que la informalidad laboral ha crecido; y que la tasa de desocupación en 2010 y 2012 presenta un promedio trimestral de prácticamente 5% de la población económicamente activa es posible asumir que el porcentaje de personas en situación de pobreza se ha mantenido al menos constante en el periodo señalado.
Si la población considerada en el mes de enero de este 2013 ascendía a 117.4 millones de personas, entonces es probable que al menos hubiera 54.26 millones de personas en condiciones de pobreza, esto es, 2.26 millones de pobres adicionales a los contabilizados en el año 2010.
Expertos consideran que de esta suma, al menos 1.5 millones de personas serían o pobres extremos, o bien, lo que se ha considerado “pobres de capacidades”, lo cual implicaría, en consecuencia, que sean personas susceptibles de recibir programas como Oportunidades, y conllevaría también la necesidad de un incremento sustantivo en el presupuesto para los programas sociales que habrán de operarse en el año 2014.
El embarazo adolescente: un problema estructural
Uno de los problemas sociales vinculados a la dinámica demográfica, y en general, a la política de población en nuestro país, se encuentra expresado en lo que comúnmente se denomina como “embarazo adolescente”. De acuerdo con las proyecciones del CONAPO, de 2010 a 2050 el promedio anual de nacimientos de niñas y niños cuyas madres tendrán menos de 19 años al momento del parto será de alrededor 342,774 casos anuales.
Los datos disponibles muestran una tendencia en la cual los embarazos adolescentes representarán al menos el 15.5 por ciento como promedio anual, respecto del total de nacimientos que se contabilizarán en las próximas cinco décadas. En total se está hablando de 14.7 millones de niñas y niños que habrán de nacer en los años por venir y cuyas madres serán adolescentes.
Esta información obliga a replantear las políticas dirigidas al cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la población, y en particular de la población femenina adolescente. Más aún si se considera que, de acuerdo con distintas encuestas, la gran mayoría de las jóvenes declaran no utilizar ningún método anticonceptivo o de prevención de enfermedades de transmisión sexual durante su primera relación.
La migración: tendencia compleja
El CONAPO estima que entre los años 2010 y 2050 el promedio anual de emigrantes internacionales en México ascenderá a poco más de 392,000 personas; sin embargo, hay expertos que afirman que este dato podría estar subestimando el flujo y la intensidad del proceso migratorio respecto de los Estados Unidos de América.
Las estadísticas oficiales indican que, de no modificarse la tendencia, la mayor intensidad migratoria se presentará entre los años 2032 y 2045, período en el cual el promedio anual de emigrantes internacionales será de aproximadamente 401,000 personas que salgan del país, la mayoría de ellas, en la búsqueda de una mejor calidad de vida.
Las niñas y los niños, los más vulnerables
Uno de los indicadores más duros en la cuestión social es el relativo a la tasa de mortalidad infantil. Esto es así porque, de acuerdo con las y los especialistas, un muy alto porcentaje de las niñas y los niños que fallecen antes de cumplir un año fallecen por causas altamente prevenibles
Para un país que cuenta con los recursos que actualmente tiene México lo esperable sería tener una tasa por debajo de los dos dígitos; por ejemplo, países como Uruguay, Chile y Cuba tienen tasas desde el año 2005 por debajo de las 10 defunciones por cada 1,000 nacidos vivos.
De manera lamentable, en nuestro país la tasa estimada a mediados del año 2013 se ubica en 12.7 muertes por cada 1,000 niñas y niños nacidos vivos; y de mantenerse la tendencia será hasta el año 2023 cuando la tasa de mortalidad infantil se ubicará por primera vez en 9.9 defunciones por cada 1,000 nacidos vivos.
Sin duda alguna éste y los demás datos presentados deberían llevar a un replanteamiento de muchas de las políticas y programas que se han instrumentado en las últimas dos décadas, con la finalidad de construir un verdadero México social para todos.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 09- Julio- 2013, p.21
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