En la baja Edad Media se popularizó la representación de la muerte, a través de cuadros y estampas en las que se presentaba lo que se llamó genéricamente como “la danza macabra”. El tema aludía a la universalidad de la muerte y constituía un recordatorio -sobre todo luego de las grandes “pestes” que ocurrieron en Europa- de que todos habríamos de morir, independientemente de nuestra condición, riqueza o posición social.
Escrito por: Saúl Arellano
Pero entonces como ahora, las circunstancias en que se enfrenta el momento final eran y son distintos dependiendo de los recursos de que se dispone. El memento mori, es decir, el recordatorio de que todos habremos de morir nos llega de forma diferenciada en relación, sobre todo, de si somos pobres o no; y en medio de la tremenda violencia que nos acosa a diario, también la amenaza se cierne sobre miles, ante la posibilidad real de padecer los más crueles y denigrantes tratos, incluido el terminar los días en una fosa clandestina.
El Diccionario de la Lengua Española define a lo macabro como aquello que participa de la fealdad de la muerte y de la repulsión que esta suele causar. Y en efecto, el año 2021 puede literalmente ser calificado como un año macabro pues en él llegamos al récord de personas muertas, en un solo año, en toda la historia de nuestro país como nación independiente.
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El Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicó las cifras oficiales y definitivas sobre mortalidad en nuestro país para el año 2021. La cifra es escalofriante: 1,122,149refunciones registradas, de las cuales, 1,098,301 ocurrieron el año pasado, mientras que 23,848 ocurrieron en años previos y fueron registradas hasta el año previo al que nos encontramos.
Del total de las defunciones registradas, el 42.3% corresponden a mujeres, y 57.6% a hombres. Y del gran total, 92.5% fueron por enfermedades y problemas relacionados con la salud, mientras que 7.5% fueron producto de las llamadas “causas externas de mortalidad”, fundamentalmente por homicidios, accidentes y suicidios.
Lo macabro del 2021 se puede percibir también en nel hecho de que no solo tuvimos el mayor número absoluto de defunciones, sino también la mayor tasa de mortalidad general en el país. Para dimensionar la magnitud de la tragedia, basta con señalar que en 2012 la tasa se ubicó en 52 defunciones por cada 10 mil habitantes; en el 205 era de 58 por cada 10 mil personas; en 2019 se ubicó en 59; pero en 2020, el primer año de la pandemia, creció a 86 defunciones por cada 10 mil habitantes; llegando a la cifra récord de 2021, a 88 decesos por cada 10 mil personas.
Es importante destacar que, entre las entidades de la República, la mayor tasa de mortalidad se registró en la Ciudad de México, con 138 decesos por cada 10 mil habitantes; en Morelos se ubicó en 115; en Colima fue de 102; en Puebla, 99; en Veracruz, 96; en Michoacán, 95; en Oaxaca 94; en Zacatecas 91; y en Guanajuato y Jalisco, 90 defunciones por cada 10 mil habitantes, respectivamente.
Otro dato a destacar es que, señaladamente, el mes de enero de 2021 fue de auténtico espanto, pues en él ocurrieron el 15.81% de las defunciones totales del año; en febrero se registró el 10.02%; y en marzo, el 7.93%; esto sin duda se debió a la presencia de la pandemia y su desastroso manejo, lo que hace realmente ofensiva la frase propagandística del Ejecutivo Federal, relativa a que gracias a la acción del gobierno, “se salvaron muchas vidas”.
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Otro aspecto de lo macabro se encuentra en el hecho de que, del total de defunciones acaecidas, en 530,950 casos las personas fallecieron en sus hogares; 205,535 ocurrieron en el IMSS; 145,236 en clínicas y hospitales de la Secretaría de Salud; 47,573 en unidades médicas privadas; 39,376 en el ISSSTE; 36,236 en la vía pública y el resto en otros lugares o unidades. Asimismo, de todos los decesos ocurridos, en el 12.2% de los casos, las personas no tuvieron atención médica, es decir, 136,949 personas que fallecieron sin la asistencia de un profesional de la salud.
Macabro es igualmente saber que entre los años 2020 y 2021 ocurrieron 2,194,713 decesos; sin embargo, de acuerdo con los métodos estadísticos de cálculo de la mortalidad esperada, la cifra probable era para esos dos años, un acumulado de 1,557,893 personas fallecidas, por lo que el INEGI estima en 704,358 decesos la cantidad de personas que se ubican en el llamado “exceso de mortalidad”.
Con toda esta información no es exagerado decir que nuestra realidad es auténticamente trágica. Y ello se refleja en las principales causas de defunción. Así, en el 2021 la principal causa, al igual que en 2020, fue la COVID19; en segundo lugar, se ubicaron las enfermedades del corazón; en tercer sitio se ubica la diabetes mellitus; en cuarto, los tumores malignos y en quinto sitio la influenza y neumonía. La sexta causa de muerte fueron las enfermedades del hígado; y la séptima fueron las enfermedades cerebro vasculares.
Por si alguien duda del carácter macabro de nuestra realidad, basta con revisar el caso de las de los homicidios, de los cuales, la cifra oficial se ubicó en 2021, en un total de 35,700, cifra menor en 1,003 casos respecto de lo registrado en el 2020, es decir, una disminución de apenas 2.72%. En este rubro, la suma de homicidios de 2019 al 2021 es ya de 109,134.
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Investigador del PUED-UNAM
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