Hace 30 años se creó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), y el aniversario se celebró en El Colegio Nacional este 5 de mayo. La trayectoria de la CONABIO, sus resultados y enseñanzas son únicas, en muchos sentidos, y uno de sus aportes se refiere a las relaciones entre el bienestar y la protección de la biodiversidad.
Escrito por: Enrique Provencio D.
La CONABIO es un caso aparte en la historia reciente de las instituciones mexicanas. Surgió en un momento peculiar, en ese año de 1992 que fue una gran ventana en el mundo y en México, pues a principios de esa década se concretó una ronda de acuerdos internacionales en medio ambiente, desarrollo social, derechos humanos y otros grandes temas, que a su vez generaron transformaciones legislativas, de políticas, de organización ciudadana y de organismos públicos con enfoques renovados.
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Esa ventana se abrió unos cuantos años, pues ya para fines de los noventa declinaron los ímpetus de renovación, y los foros y convenciones entraron en un proceso de estancamiento. Algunas de las nuevas instituciones se burocratizaron rápido y perdieron impulso. No fue el caso de la CONABIO, que fue pensada con una gran visión estratégica y diseñada para aprovechar y promover el conocimiento que debe servir de base para proteger el patrimonio biológico y aprovecharlo de manera sustentable en beneficio de la sociedad y en especial de los pueblos y grupos que durante tanto tiempo lo han custodiado, en especial los indígenas.
La CONABIO no perdió tiempo y aprovechó las circunstancias favorables que surgieron fuera y dentro del país. Se consolidó pronto con los restringidos presupuestos de que dispuso, con una organización flexible y pequeña que tuvo márgenes de acción adecuados, reclutó o formó equipos profesionales y muy comprometidos, siguió pautas de operación guiadas por las mejores prácticas conocidas, generó desde su inicio una autoridad basada en la solidez, la honestidad, el profesionalismo y el respeto, y desde su arranque apostó por la construcción de los mejores sistemas de información utilizando las tecnologías de punta.
A lo largo de tres décadas, en un entorno que no siempre ha sido amable y que a veces incluso ha sido abiertamente hostil, la CONABIO se distingue por la continuidad estratégica y, en los hechos, por favorecer un servicio de carrera para sus grupos de trabajo. También se distingue por llevar la capacidad adaptativa, y, fundamentalmente, por no ceder en sus empeños y mandatos por aportarle a la sociedad, al gobierno y a las políticas públicas, a toda la población, el conocimiento y la información, las propuestas estratégicas, las evaluaciones necesarias para proteger la biodiversidad y para utilizarla bien.
Las claves que vinculan la protección del patrimonio biológico con el bienestar están tanto en su uso adecuado como en el reconocimiento y valoración de los beneficios directos e indirectos que dan los ecosistemas a la sociedad. Para ello hay que conocer y entender mejor la riquísima diversidad natural y cultural existente, el estado en el que se encuentra, los riesgos a que está expuesta, los peligros que su pérdida supone para la sociedad y las acciones que hay que llevar a cabo para conservarla y aprovecharla bien. Esto se dice rápido, pero supone un trabajo sistemático y de alta intensidad, y eso es lo que sigue haciendo la CONABIO, por lo que merece no solo los reconocimientos de autoridades y sociedad, sino todo el apoyo social necesario para que la institución siga operando adecuadamente.
Son muchos los trabajos que documentan la dependencia de nuestro bienestar frente a la calidad y funcionalidad de los ecosistemas, en el plano más general de los servicios ambientales de los que dependemos, en el agua, los suelos, la polinización, el clima y muchos bienes culturales, entre tantos otros, y en el más concreto del uso que seguimos haciendo de los recursos naturales. Un amplio sector de la población sigue trabajando a partir del aprovechamiento de bienes ambientales, y todos seguimos dependiendo del suministro o provisión de servicios sin los cuales el bienestar no es posible.
La experiencia y los resultados de la CONABIO fue reconocida pronto, y desde sus primeros años empezó a ser considerada como un modelo exitoso de vinculación entre la generación de conocimiento y la información, y la difusión y apreciación por parte de los grupos interesados de la sociedad, la formulación y evaluación de estrategias y políticas, y el enlace con los compromisos internacionales del país. No se limita a sistematizar conocimiento e información, lo utiliza constantemente para formular estrategias y para que estas redunden en el beneficio público.
Como institución la CONABIO es ejemplar, pero son personas y grupos los que la hacen posible. Por eso merecen todo el reconocimiento social y gubernamental, por lo que le aportan a México. El Dr. José Sarukhán, inspirador y líder en este gran esfuerzo; el Dr. Jorge Soberón Mainero, la Dra. Ana Luisa Guzmán, que en diferentes periodos estuvieron al frente el organismo, la Dra. Patricia Koleff, que tenido a su cargo tantos proyectos, entre muchas otras personas que ahí colaboran, forman un equipo que debe ser celebrado y sobre todo apoyado.
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