Escrito por 12:00 am Cultura, Especial

80 años de servicio social

por Enrique Graue / Arturo Ruiz

Corría el año de 1935. México presentaba escasez de médicos en zonas rurales, indígenas y campesinas (I), y la Universidad era acusada de estar alejada de las necesidades de la sociedad (II). El director de la entonces Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Dr. Gustavo Baz Prada, propuso al Rector la creación del servicio social en medicina, proyecto que se formalizó en 1936. En ese año, 248 pasantes iniciaron este programa en diversas comunidades rurales de nuestro país y desde entonces, al término de los estudios, los pasantes de medicina prestan este servicio social como requisito de titulación (II).


Con el paso de los años, distintas modalidades de servicio social fueron instaurándose en un número importante de licenciaturas (III), pero no fue sino hasta el año de 1942 que se modificó el artículo 5º constitucional estableciendo su obligatoriedad y constituyéndose en un “mandato constitucional” inherente a los estudios de Licenciatura (II).

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Características

Aunque el servicio social es obligatorio para todas las licenciaturas, y es un requisito indispensable para la titulación (I,IV,V) no se desarrolla de la misma forma en todas ellas. En varias disciplinas es posible llevarlo a cabo de manera simultánea con el resto de las actividades académicas que se plantean en los planes de estudios correspondientes. En el caso de medicina, el servicio social debe realizarse una vez concluidos todos los ciclos escolares de pregrado y cumplidos los créditos correspondientes (I,VI); en la Facultad de Medicina de la UNAM desde 2005 no es posible iniciarlo hasta haber aprobado el examen profesional (I,VII). Aunque está establecido que puede concluirse en seis meses (II) para la mayor parte de las carreras, en el caso de la medicina se ha mantenido una duración de un año (I,VIII).

En la norma oficial mexicana de 2013, referente al servicio social en campos clínicos, este se define como “el trabajo de carácter temporal y mediante retribución, que ejecutan y prestan los pasantes en interés de la sociedad y del Estado”. El pasante es considerado como “el estudiante de una institución de educación superior que cumple con los requisitos académicos, administrativos y jurídicos para prestar el servicio social en un campo clínico (VIII)”.

Objetivos

Como puede apreciarse, se considera que el servicio social tiene un doble propósito: académico y asistencial (V,IX).

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En el programa operativo vigente, que describe las principales acciones que deben llevarse a cabo durante la prestación de este servicio, se anota como objetivo general el “participar en la incorporación del médico dentro del proceso formativo en experiencias educativas asistenciales y docentes que le sirvan para recuperar el compromiso social considerado sustantivo de la actividad médica” (IX); y como objetivos específicos se consideran los siguientes: en el ámbito asistencial, brindar atención médica a la población que acude a las unidades médicas; en el ámbito académico, participar en todas las actividades académicas posibles y en el campo de la investigación, apoyar los trabajos de investigación clínica, epidemiológica y social que se realicen en la unidad o región (IX).

Considerando lo anterior, es posible identificar objetivos particulares relacionados con los actores involucrados en el servicio social:

Para las instituciones de salud este programa ayuda en las tareas de asistencia médica, salud pública y vigilancia epidemiológica. Elementos que son, sin duda, de gran valor para el sistema de salud mexicano, a la vez que constituyen un complemento de recursos humanos en la cobertura de estas acciones (aportando recursos humanos en salud a un bajo costo).

Para las instituciones de educación, las escuelas y facultades de medicina, la experiencia de los pasantes permite reorientar contenidos y modificar los planes y programas de estudio para abarcar con suficiencia las competencias necesarias para el ejercicio de la medicina general, así como reorientar esfuerzos para la educación continua y a distancia (VI).

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En el caso de los pasantes, fortalece su proceso formativo (IX) mediante la integración de conocimientos (I); la adquisición de práctica clínica vinculándolos con un entorno real (IV); contribuye al reforzamiento en la seguridad en toma de decisiones clínicas, además de identificar reflexionar sobre la importancia de la educación médica continua (VI). Tal vez la mejor enseñanza y experiencias que les deja a los pasantes en año de servicio social es la oportunidad de conocer y de vivir de cerca las necesidades cotidianas y los problemas sociales y de salud de nuestra población marginada.

Finalmente, para la sociedad ayuda a resolver necesidades de atención médica en comunidades marginadas y tiene como propósito fundamental que el estudiante pueda retribuir a la sociedad, en forma de acción social, los beneficios que recibió por el privilegio de obtener una educación superior (IV).

Reglamentación

Para lograr sus objetivos y tener un adecuado desarrollo, el servicio social se rige por diversos ordenamientos legales, que van desde la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Art. 5º, la Ley Reglamentaria de este artículo; el Reglamento de la Ley Reglamentaria referida; la Ley General de Salud y las Bases para la Instrumentación del servicio social de las profesiones de la salud (IX).

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Además de las leyes y reglamentos previamente citados, existen también referencias y ordenamientos en la Ley General de Educación, las leyes de profesiones de los estados de la República y los reglamentos de las diferentes instituciones de educación superior involucradas (II).

Independientemente de estos ordenamientos y leyes existen también los programas operativo y académico vigentes del Sistema de Administración del Servicio Social para la Salud dependiente de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud (IV,IX), así como la “Norma Oficial Mexicana NOM-009- SSA3-2013, Educación en Salud. Criterios para la utilización de los establecimientos para la atención médica como campos clínicos para la prestación del servicio social de medicina y estomatología” (VIII).

Todas estas normatividades se han ido generando a lo largo de los años, y se puede afirmar, indudablemente, que el servicio social está sobre-reglamentado. Las numerosas leyes y ordenamientos presentan disposiciones que se contraponen entre ellas, y en ocasiones estas contradicciones suceden de normas menores con las de orden superior (VI). Es por ello que se ha llegado a proponer el “reunir todas las disposiciones reglamentarias en materia de Servicio Social con el objeto de promover su integración y sistematización en un solo instrumento normativo (II)”.

Impacto en la atención médica

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, México cuenta con 2,455 municipios con índices de marginación variables, distribuidos en toda la nación. Los municipios con mayor índice de marginación se encuentran en los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, pero, en realidad, la pobreza regional se encuentra dispersa en todo el territorio nacional.

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La Ley General de Salud define que el servicio social deberá realizarse en las comunidades de menor desarrollo económico y social (V), por esto, los pasantes se encuentran preferentemente distribuidos en zonas marginadas en Unidades Médicas Rurales tanto de la Secretaría de Salud como del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a lo largo y ancho de la República mexicana (VI).

Entre 2001 y 2009 el número total de pasantes asignados a unidades en las entidades federativas pasó de 6,586 a 8,264, un crecimiento del 19.7%X. De estos, 8,264, un 72.5%, se ubicaron en una unidad rural, 9.9% en unidades urbanas, 7.9% en otro tipo de unidades y un 9.4% en hospitales (X).

En muchas ocasiones, en estas unidades rurales o centros de atención en áreas suburbanas, el pasante de medicina es la única alternativa de servicios de atención médica y de él depende el cuidado de la comunidad circundante. Tan es así que en el año 2010 se publicó por el Instituto Nacional de Salud Pública, el “Observatorio del Desempeño Ambulatorio”, documento que evalúa a los servicios ambulatorios de las instituciones públicas de nuestro país. En este documento se afirma que a nivel nacional, 41.5% de los centros de salud rurales de los Servicios Estatales de Salud operan exclusivamente con pasantes (IV,XI).

Los datos indican resultados claros: la labor de los pasantes de medicina es un pilar fundamental para hacer efectivo el derecho a la protección de la salud (IV), (PA) y en muchas ocasiones estos programas de servicio social no sólo prestan una atención médica que de otra forma sería inexistente, sino que en no pocas ocasiones se realiza muy exitosamente. Un ejemplo reciente es un programa específico conducido por los pasantes para abatir la mortalidad materna y perinatal en la región de la Montaña del estado de Guerrero y en la Sierra Mixteca del estado de Oaxaca implementado desde el 2011, que ha logrado abatir por completo la mortalidad materna (VII).

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Por todo ello es posible afirmar que desde su creación el servicio social ha logrado brindar atención primaria a decenas de millones de mexicanos de los estratos sociales menos favorecidos que de otra manera no hubieran tenido acceso a los servicios de salud (VI).

Evolución

A lo largo de casi 80 años desde que se instauró el servicio social en medicina, las condiciones sociales y sanitarias del país han cambiado sustancialmente. En un inicio, algunos de los egresados regresaron a las regiones donde prestaron su servicio social, se avecindaron ahí y colaboraron eficazmente a la ampliación de los servicios médicos en todo el territorio nacional (VI). Esto cada vez es menos frecuente, pues las poblaciones con alto grado de marginación no cumplen con las expectativas que tienen los egresados de medicina para su desarrollo profesional, personal y familiar (I,VI). Además, la adaptación al nuevo contexto les resulta difícil debido a que se encuentran lejos de su ambiente cultural y social (I).

Por otra parte, las comunidades en donde se presta el servicio social no siempre reúnen condiciones de vivienda y seguridad deseadas y no es infrecuente que existan solicitudes de cambio de sede o de regresar a zonas urbanas por la percepción de inseguridad personal, particularmente entre las pasantes mujeres. La feminización de la medicina y el aumento en la matrícula estudiantil son también factores que deben tomarse en cuenta para la correcta planeación de los posibles cambios que pueda sufrir el Servicio Social en medicina (VI,X,XI).

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Con el fin de enfrentar las distintas problemáticas que se presentan en la prestación del servicio social, se encomendó en 1983 la tarea de su normatividad a la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS) (XI).

Esta Comisión aprobó en 1986 las “Normas Operativas para la Instrumentación del Servicio Social”, y en 1992 las “Recomendaciones para la instrumentación de Servicio Social de Estudiantes de las Profesiones de la Salud” (V). En estas recomendaciones se incluyen subprogramas que se realizan principalmente en zonas urbanas; área metropolitana (para estudiantes con justificación por enfermedad o trabajo); institución educativa de origen; e investigación (V).

La implementación de estas nuevas modalidades representa un avance en la concepción del servicio social y el incremento de pasantes incorporados a las mismas se debe al interés de los propios pasantes (XII). Pero, al tiempo que nuevas opciones de prestación de servicio social de implementaron, el número de pasantes adscritos a las zonas rurales marginadas disminuyó porcentualmente (X).

Propuestas y cambios recientes

Algunos autores se han sumado a las críticas al modelo reciente del servicio social. Nigenda en 2013, en: “Servicio social en medicina en México. Una reforma urgente y posible” (X) señala que el servicio social “ha permitido a las autoridades de salud federales y estatales suplir la fuerza de trabajo profesionalizada que por razones financieras y laborales no podía ser atraída para prestar servicios en zonas rurales” (X).

Como una respuesta a las necesidades, nuevos escenarios y posibles reformas al servicio social en 2010, la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (AMFEM) (XIII) realizó el primer foro nacional sobre el servicio social en medicina, y, como ya se ha mencionado, el Instituto Nacional de Salud Pública emitió el documento “Observatorio del Desempeño Ambulatorio”, donde se exponen propuestas para el mejoramiento del servicio social (XI,XIII).

En el documento sobre el desempeño ambulatorio se propone acelerar la aprobación y publicación de la Norma Oficial Mexicana sobre el Servicio Social, la cual fue publicada en 2013; aumentar la beca para los pasantes y ofrecer seguros de vida y responsabilidad profesional, y considerar que todas las unidades ambulatorias deben contar con un médico titulado que supervise y asesore las labores de los pasantes (XI).

En el foro de la AMFEM se comentaron diversas propuestas; entre otras, se mencionó que es necesario buscar nuevas alternativas, por ejemplo, con enfoque de género; que debe fortalecerse la supervisión y evaluación del proceso educativo; desarrollar un programa de educación continua con asesores capacitados que puedan establecer contacto con los pasantes a distancia y en tiempo real; aumentar el monto de la beca, homologándola para todo el país; otorgar seguros de vida, apoyo jurídico y atención médica para los pasantes cuando así lo requieran.

En cuanto a las unidades de atención, se consideró necesario un catálogo que incluyera aspectos de seguridad integral, mantenimiento y equipamiento adecuados. Se propuso un esquema de regionalización que permita que los pasantes de determinada institución educativa se encuentren concentrados en una región para facilitar la supervisión, control y apoyo necesarios. En cuanto a la duración, se consideró la posibilidad de dedicar seis meses a capacitación y seis meses a la atención en comunidad, incluso de reducir la duración a seis meses de estancia en las comunidades de alta marginación. En cuanto a la modalidad de servicio en investigación, se propuso otorgar nombramiento federal a dichos pasantes para que obtengan los mismos derechos que el resto de los pasantes en áreas rurales (actualmente ese grupo no recibe beca) e incrementar el número de plazas en esta modalidad a fin de reforzar las vocaciones a la investigación y ampliar la oferta de tutores (XIII).

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En 2012 la Academia Nacional de Medicina dedicó una sesión conjunta con la Facultad de Medicina de la UNAM a discutir aspectos del servicio social. Se analizaron temas relativos a su historia y antecedentes, el marco jurídico, la situación económica de los pasantes, las condiciones en que desarrollan sus actividades y una perspectiva a futuro.

En esta sesión se afirmó que aunque el servicio social tiene logros importantes, también es innegable que son necesarias adecuaciones y reformas a las condiciones en que se otorga, que a su vez permitan una mejor prestación de los servicios médicos y de oportunidades de educación médica continua (VI). De igual forma se reconoce que las escuelas de medicina deben llevar educación continua, supervisión y asesoría a los médicos en servicio y no delegarla exclusivamente en la jurisdicción sanitaria correspondiente; la posibilidad de establecer plazas dobles en las sedes que lo ameriten, de manera que los pasantes puedan cubrir las necesidades de estas sedes de manera satisfactoria (VI).

A manera de conclusión en ese foro se expuso que: “debemos aspirar a que en 10 años toda la atención primaria, en zonas marginadas y urbanas, sea llevada a cabo por los médicos generales que el país forma. Para que sean ellos, en estos sitios lejanos y desprotegidos, quienes a su vez se conviertan en los tutores de nuestros pasantes, supervisándolos y reforzando su educación” (VI).

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En consonancia con lo anterior, en 2013 Nigenda propone utilizar parte de los recursos económicos obtenidos por el Sistema de Protección Social en Salud para contratar médicos generales en la totalidad de los campos clínicos donde se desempeñan los pasantes. De acuerdo con el autor, lo anterior sería factible considerando que el costo mensual de un contrato de médico, de alrededor de 21 mil pesos, sería suficiente si se destinaran entre el 13% y el 18% de los recursos del Sistema de Protección Social en Salud para cubrir la totalidad de las plazas que son atendidas exclusivamente por pasantes. Concluye: “La normatividad del servicio social no debería permitir a los pasantes practicar en unidades de salud donde no existen médicos titulados (X)”.

Posteriormente, y como consecuencia de los argumentos vertidos en los documentos citados en los párrafos previos, se publicó la “Norma Oficial Mexicana NOM-009-SSA3-2013, Educación en Salud. Criterios para la utilización de los establecimientos para la atención médica como campos clínicos para la prestación del servicio social de medicina y estomatología”, donde se establecen modificaciones que responden en parte a la problemática del servicio social (VIII).

En la citada norma se señala que es responsabilidad de las instituciones de educación superior y de las autoridades sanitarias estatales, municipales y de la localidad encontrar los mecanismos de protección a la integridad física de los pasantes durante la prestación del servicio social incluyendo que los establecimientos cumplan con las condiciones de infraestructura, mobiliario, equipamiento, seguridad e insumos, conforme a la norma. En cuanto a los campos clínicos, estos deben contar con un área exclusiva para la habitación, descanso, alimentación y aseo del pasante en condiciones de privacidad y seguridad sin costo para el pasante. La institución de salud también debe otorgar a los pasantes asistencia legal, atención médica, seguro de vida y pago oportuno de la beca (VIII).

Para los servicios estatales de salud la norma citada señala que los campos clínicos deben estar ubicados en áreas rurales o urbanas, prioritariamente con menor desarrollo económico y social; prevé la posibilidad de programar la adscripción de más de un pasante en el campo clínico siempre que éste cuente con la infraestructura e insumos necesarios para ello y las necesidades de la localidad lo justifiquen (VIII).

Para los pasantes determina que deben prestar atención médica; informar a las autoridades sobre problemas de infraestructura o insumos; denunciar incidentes que pongan en riesgo su integridad física; hacer uso adecuado de la infraestructura, equipos e insumos del campo clínico; aplicar los protocolos correspondientes en caso de urgencias, colaborar en la elaboración del diagnóstico de salud de su comunidad; y entregar un informe de actividades al término del servicio (VIII).

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En la página electrónica del Sistema de Administración del Servicio Social en Salud, dependiente de la Dirección General de Calidad y Educación en Salud, es posible consultar tanto el Programa Operativo como el Programa Académico vigentes. Con ello se pretende contribuir al proceso de enseñanza-aprendizaje de los pasantes; fomentar la investigación en salud pública en los Servicios de Salud Estatales; y capacitar al 100% de los pasantes en los problemas de salud pública más relevantes mediante un curso de actualización continua (IV).

Situación económica de los pasantes

Un aspecto del servicio social que merece comentarse por separado es el asunto de la beca que durante este periodo reciben por la prestación del servicio social. Ya se mencionó que el pasante desempeña labores propias de las instituciones de salud que son compatibles a las propias de los médicos generales contratados formalmente. Sin embargo, el pasante no tiene un vínculo o relación laboral con la institución pues se le considera un estudiante en formación terminal.

Sin embargo, la realidad es que los pasantes cumplen cabalmente con la atención médica y que en muchos casos su trabajo rebasa los límites de los horarios establecidos y ameritan en consecuencia retribución económica que les permita vivir con dignidad (la beca actualmente es de 2,000 pesos mensuales para habitación, comida, limpieza y transporte), aunque, de acuerdo con la normatividad vigente, la beca que reciben debe ser suficiente para sufragar las necesidades básicas del pasante en aquellas modalidades que le exijan tiempo completo o exclusivo (lo que obviamente no sucede), pues se estima que los gastos mínimos mensuales que por estos conceptos hace un pasante ascienden aproximadamente a 5,000 pesos (VI).

En una reforma integral, el tema del monto de las becas debe también ser considerado. Este monto ha sufrido adecuaciones a lo largo de los años: en 1936, los primeros pasantes percibían 90 pesos mensuales (II).

Hoy en día el criterio económico para otorgarlo se basa cuatro niveles:

• La beca “A” corresponde a las unidades de atención para población urbana de más de 15 mil habitantes de menor desarrollo económico y social (los pasantes en este tipo de unidades perciben 1,667 pesos mensuales)

• La “B” a unidades de atención para población rural concentrada de 2,500 a 15,000 habitantes (en ellas los pasantes cuentan con una percepción de 2,100 mensuales)

• La “C” a unidades auxiliares de salud para población rural dispersa (con una beca mensual de 3,367 pesos)

• La “CC” cuenta con un complemento de 2,400 pesos para las zonas con muy bajo desarrollo (IX,XIV)

Tal y como se describe, el criterio imperante ha sido el de “a mayor marginación mayor beca para el pasante”, tomando en consideración, que en esas zonas, el pasante está de tiempo completo (día y noche) durante un año. Esta asignación adicional, si bien es justa, porque indudablemente este grupo de pasantes requiere de mayor apoyo, también es cierto que aquellos pasantes en las categorías B y C, que cumplen con servicios sociales también de tiempo completo requerirían de una percepción significativamente mayor para cubrir sus necesidades cotidianas de alimentación, aseo y transporte.

El médico general y el pasante

El egreso nacional es de aproximadamente 12 mil médicos generales, los cuales, en su mayoría pretenden continuar sus estudios y realizar alguna de las distintas especialidades médicas. Para tal efecto, en la nación el número de plazas disponibles para cursar una especialidad es de alrededor de 6,500 plazas. Por lo tanto, cada año habrá al menos 6 mil médicos generales con posibilidades para desempeñarse como tales (VI).

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Esta cantidad de médicos sería suficiente para cubrir en dos generaciones las plazas en los sitios marginados que actualmente cubren los pasantes. Sin embargo, esto no ocurre así porque estos lugares están ocupados por los pasantes a un costo significativamente menor y porque en el pasado no se contaba con los recursos financieros para plantear un cambio en este escenario (X).

Para el año 2010 había en nuestro país una razón de 2.9 médicos por cada 1,000 habitantes, que podría considerarse aceptable (XI), pero al ver los datos por tipo de población, es evidente la falta de médicos en las poblaciones marginadas y su concentración en las grandes ciudades.

En el Informe sobre la salud en el mundo de la Organización Mundial de la Salud se plantea que la atención primaria requiere de personal con capacidades técnicas y de manejo cultural comprobados (X).

Conclusiones

Son indudables el valor y los logros del servicio social en medicina desde su creación hasta la fecha, sin embargo, lo es también la urgente necesidad de reformarlo.

Incluso en el foro sobre el servicio social en la AMFEM se mencionó, sin lograr consenso, que debía analizarse la pertinencia del programa e incluso considerar eliminar su obligatoriedad (XIII).

Al margen de estas consideraciones, es posible concluir diciendo que el servicio social es un referente histórico de la manera en que las instituciones de educación superior pueden colaborar activamente en la solución de los problemas nacionales. Fue un programa innovador y es alentador que la realidad que le dio origen haya cambiado. Ahora nos encontramos ante la oportunidad de reformar el programa para encontrar formas novedosas y contundentes en las que los egresados de la carrera de medicina puedan impulsar el desarrollo nacional y brindar aportaciones en la solución de los problemas de nuestro país.

Si el servicio social logró enfrentar un reto cuando no había suficientes médicos, tal vez ahora la misión sea la de formar médicos de mayor calidad en la atención primaria a través de tutorías di rectas de médicos titulados que les permitan no perder su razón social, brindar una mejor servicio médico y mejorar la salud de nuestro país.

Referencias:

I. Ramírez de la Roche,  OF; Hamui Sutton A; Reynaga Obregón J; Varela Ruiz M; Ponce de León ME; Villanueva Díaz A; Valverde Luna I. Condiciones de trabajo de los médicos pasantes mexicanos durante el servicio social. Perfiles Educativos. 2012; 138(34): 92-107.

II. Mazón Ramírez JJ. El marco jurídico del servicio Social. Gaceta Médica de México. 2012; 148: 284-91.

III. Campos Macías P. Cómo, cuándo y por qué se estableció la realización del servicio social en la licenciatura de Medicina. Apropósito del 75 aniversario de la implementación del servicio social de medicina. Dermatología CMQ 2012; 10 (4):297-300.

IV. Programa Académico: Administración del Servicio Social para la Salud [home page en Internet]. México: Administración del Servicio Social para la Salud: Sistema de Administración de Servicio Social para la Salud (SIASS); c2015 [actualizada 27 marzo 2015; consultado 18 marzo 2015]. Disponible en: http://dgces.salud.gob.mx/siass.

V. López Bárcena JJ, González de Cossío Ortiz MG, Velasco Martínez M. Servicio Social de medicina en México. Factibilidad de cumplimiento académico en el área rural. Rev Fac Med UNAM. 2004; 47 (5): 181-186.

VI. Graue Wiechers E. Perspectivas en el futuro cercano. Gaceta Médica de México. 2012; 148: 294-301.

VII. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Medicina. Informe anual 2014. México: UNAM FM; 2014. Informe de labores.

VIII. “Criterios para la utilización de los establecimientos para la atención medica como campos clínicos para la prestación de servicio social de medicina y estomatología”. Norma Oficial Mexicana NOM – 009- SSA3 – 2013. Diario Oficial de la Federación. 2 de julio de 2014.

IX. Programa Operativo: Administración del Servicio Social para la Salud [home page en Internet]. México: Administración del Servicio Social para la Salud: Sistema de Administración de Servicio Social para la Salud (SIASS); c2015 [actualizada 27 marzo 2015; consultado 18 marzo 2015]. Disponible en: http://dgces.salud.gob.mx/siass

X.  Nigenda G. Servicio Social en medicina en México. Una reforma urgente y posible. Salud Pública Mex. 2013; 55: 519-527.

XI. Instituto Nacional DE Salud Pública. Observatorio del Desempeño Ambulatorio 2012. Sesenta Propuestas para el Fortalecimiento de la Atención Primaria a la Salud en los Servicios Estatales de Salud. México. INSP: Informe del plan para el fortalecimiento de la atención ambulatoria.

XII. Sánchez Romano Genaro. Coordinación de Servicio Social. Facultad de Medicina. UNAM “Información Servicio Social” [correo electrónico].Mensaje a Dr. Arturo Ruiz. 17 de marzo de 2015 [fecha de consulta 17-03-2015] Comunicación Interna.

XIII. 1er Foro Nacional de Servicio Social en Medicina. AMFEM. México; 15 noviembre 2007. UNAM 2012.

Enrique Graue
Director, Facultad de Medicina, UNAM

Arturo Ruiz
Coordinador de Servicios a la Comunidad, Facultad de Medicina, UNAM
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