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La mexicana, la economía de menor crecimiento en AL

En el contexto de América Latina, México tiene uno de los desempeños en la economía más ineficaces y de hecho, de acuerdo con el más reciente documento de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL), titulado “Estudio Económico de América Latina y El Caribe, 2024, nuestro es el país que, en los últimos seis años, ha tenido el peor crecimiento del PIB per cápita en toda la región. Según el documento citado, únicamente Argentina tuvo un peor desempeño que el nuestro en ese indicador.

Escrito por:  Saúl Arellano

Es cierto que el PIB per cápita no es un indicador de bienestar, pero sí lo es, de manera contundente, relativo a la riqueza disponible para cada uno de los habitantes del país, la cual es menor a lo que se tenía antes del inicio de la administración del presidente López Obrador. En ese sentido, la administración de la presidenta Sheinbaum será construir un proceso virtuoso de crecimiento económico, con estrictos criterios de sostenibilidad, y que permita generar mejores condiciones de empleo digno y acceso a condiciones de bienestar en todo el territorio nacional.

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Los datos de la CEPAL muestran también que el contexto internacional ha jugado un papel determinante en la economía mexicana durante 2023 y 2024. A nivel internacional, lo que se registra es un crecimiento moderado, con un aumento proyectado del PIB mundial del 3.2% para este 2024, una décima menos que en 2023. Esta desaceleración a nivel global, en particular en las principales economías avanzadas como Estados Unidos y China, ha afectado el comercio exterior mexicano, dado que estos países son los principales socios comerciales de México. La moderación en el crecimiento de China, que pasó de un 5.2% en 2023 a un 5.0% en 2024, y reflejó problemas continuos en su sector inmobiliario, lo que afectó la demanda de exportaciones mexicanas.

En ese sentido el crecimiento económico mexicano, al igual que otras economías de América Latina, experimentó una desaceleración en 2023 y 2024; nuestra tasa de crecimiento del PIB se redujo significativamente. Es importante destacar que el consumo privado, uno de los motores clave de la economía mexicana, continuó desacelerándose en 2023, una tendencia que se mantuvo en 2024. Esta disminución se debió principalmente al deterioro del poder adquisitivo de los salarios reales, exacerbado por un bajo nivel de creación de empleo y la reducción de la confianza del consumidor. Además, la reducción del gasto público, especialmente en transferencias, debilitó aún más el consumo en la economía.

Todo lo anterior está relacionado con el hecho de que la inversión en México, tanto privada como pública, mostró señales de estancamiento durante este período. Después de un leve aumento en 2022, para el año 2023 la inversión como porcentaje del PIB volvió a los niveles prepandémicos y se mantuvo en estos niveles en 2024. Este estancamiento en la inversión fue resultado de las políticas monetarias restrictivas implementadas para controlar la inflación, lo que mantuvo las tasas de interés elevadas. La incertidumbre global, las fluctuaciones en los precios de las materias primas y las tensiones geopolíticas también contribuyeron a esta situación.

Mirando hacia el futuro, las perspectivas económicas para México en 2024 siguen siendo inciertas. Aunque se espera una leve recuperación en el consumo global debido a la disminución de la inflación, lo que podría beneficiar a las exportaciones mexicanas, los desafíos internos, como la falta de inversión y el bajo crecimiento del consumo, continúan siendo preocupantes. Además, las condiciones internacionales, como el lento crecimiento de las principales economías y la incertidumbre en el mercado de materias primas, seguirán afectando el desempeño económico de nuestro país.

En efecto, se espera que México tenga un crecimiento aproximado de 2.2% del PIB en este 2024, con lo que el crecimiento acumulado de 6.2%, es decir, un crecimiento de apenas un punto porcentual por año, lo que representaría el más bajo crecimiento en promedio desde la década de los años 80.

Si la economía no crece será muy difícil, si no es que imposible, que el país pueda generar los empleos de calidad que se requiera; que pueda reducirse la informalidad laboral; que puedan mejorarse las prestaciones de quienes ya tienen empleos precarios; y, sobre todo, contar con los recursos necesarios para que puedan incrementarse los niveles de inversión productiva.

La presidenta electa ha sostenido que una reforma fiscal no es necesaria; sin embargo, es un hecho que México no dispone de los recursos suficientes para invertir lo que se requiere para mejorar nuestras capacidades de crecimiento y para llevar a cabo todas las reformas estructurales para potenciar a las pequeñas y medianas empresas; para garantizar la seguridad pública y el Estado de derecho que se necesita para la certidumbre en la inversión; y para que se logre la construcción de un nuevo proceso de distribución de riqueza para crecer y crecer para distribuir mejor.

Propuestas existen en muchos espacios: por ejemplo, el rector de la UNAM, el Dr. Leonardo Lomelí, presentó el Informe del Desarrollo en México, “Horizontes 2030”, coordinado por Rolando Cordera y Enrique Provencio, en el cual se encuentra una gran cantidad de medidas y de acciones que pueden tomarse para mejorar no sólo las estrategias del desarrollo, sino también de las políticas sociales y de garantía de los derechos humanos; todo lo cual exige de un nuevo proceso democrático de planeación, así como de la voluntad política para escuchar y establecer un diálogo fecundo con la sociedad civil y la academia. El país tiene urgencia de bienestar, y a eso debemos comprometernos todas y todos.

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Investigador del PUED-UNAM

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