Escrito por 3:00 am abuso, Andrea Samaniego Sánchez, Cultura, En Portada, Guerra, Política, Violencia

A 500 años

Llorad, amigos míos,

tened ententido que con estos hechos

hemos perdido la nación mexicatl.

¡El agua se ha acedado, se acedó la comida! Esto es lo que ha hecho el Dador de la Vida en Tlatelolco

Cantares Mexicanos

00 años cisma que implicó la transformación de un orden existente y el inicio de otro, confluencia de culturas, violencia e imposición, hibridación y nacimiento. El 13 de agosto de 1521 cae México Tenochtitlán ante el asedio español comandado por Hernán Cortés.

Escrito por:   Andrea Samaniego Sánchez

Tal como lo expresa Octavio Paz, la conquista se debe entender por diversos factores, uno de carácter religioso donde parecía que el tiempo, sustancia cíclica, había llegado a su fin y era necesaria su renovación; el arrojo del pueblo azteca se interpreta entonces como un destino al que van sin miedo, la muerte al fin es principio de la vida.

Hace algunos años el Colegio de México organizó un evento que reunió las voces de Eduardo Matos Moctezuma, Luis Fernando Lara, Luciano Concheiro, Leonardo López Lujan, en ese evento, en homenaje a Miguel León-Portilla, desarrollaron una tesis sugerente, que también menciona Paz, la Conquista sólo es posible pensarla en términos de la diversidad que existía en Mesoamérica, las culturas que aquí habitaban eran, en muchos sentidos enemigas, por lo que la llegada de los españoles, significó para los sometidos por el Imperio Azteca, una posibilidad de liberación ante el yugo opresor.

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Derivado de este hecho surge primero la Nueva España y luego México como estado independiente. Se rememora este acontecimiento por las implicaciones que tuvo y todavía tiene vigentes, la violencia que se gestó, la segregación en castas, el surgimiento y desarrollo de una nueva cultura, no podrían haberse dado, o no de la forma en que la tenemos concebida, de no haber ocurrido la caída de México Tenochtitlán.

A partir de este evento, se crea, con muchos desperfectos, en el imaginario político mexicano una remembranza hacia el pasado indígena idílico, que nos da origen y que, al igual que el español, permite entender el crisol respecto de lo mexicano.  Somos, de acuerdo con esta narrativa, lo indígena con lo español y construimos algo propio a partir de ambas raíces.

Lo cierto es que, México efectivamente no se puede comprender sin las dos culturas mayoritarias que en ese fatídico 13 de agosto colisionan, así como tampoco se puede concebir sin la influencia de la cultura africana que tiene gran presencia en las costas o de las que provienen de distintas migraciones que han aportado y embebido a nuestra nación. Es decir, al igual que en el mundo Mesoamericano somos mucho más plurales y diferentes de lo que parecería en una narrativa oficial.

Es tiempo de pensar México más allá de dicotomías, pero es tiempo de reconocer nuestras diferencias, trabajar porque a pesar de ellas se incluya a todas y todos. De nada o poco sirve recordar esta fecha si los problemas y divisiones de origen se mantienen aún después de 500 años.

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