por Nashieli Ramírez
El 46% de los pobres en México son niñas, niños y adolescentes (CONEVAL 2012). Esta condición violenta su vida cotidiana e impacta en su bienestar y en su desarrollo, y también lo hace cuando coloca a los adultos que los rodean en una situación de déficit para su protección y cuidado: familias volcadas al trabajo, con sueldos precarios; entornos rurales e indígenas que obligan a la separación familiar por migración transfronteriza o a la migración familiar jornalera; ámbitos urbanos inseguros, insalubres y con adultos ausentes.