por Juan Santamaría
Hay aspectos del proceso de construcción de los Acuerdos de San Andrés que deben ser recordados, ya que refuerzan su alcance, su vigencia, y la enorme necesidad de su cumplimiento. En este artículo se enumeran una serie de temas y apuntes en torno a su construcción amplia y colectiva, y a la depreciación del Diálogo y Negociación como vía política en México
1) Solemos referimos siempre a los Acuerdos de San Andrés, no obstante, estos fueron la cúspide de un sinnúmero de difíciles acuerdos igualmente ignorados e incumplidos, a saber:
• Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas, emitida por el Congreso de la Unión el 10 de marzo de 1995.
• Declaración conjunta de San Miguel, acordada por las partes (EZLN y Gobierno Federal) el 9 de abril de 1995, donde se establecen principios,y se hace un diseño general de la negociación (Protocolo de Bases), asentando, entre otros aspectos, por ejemplo: “1. Buena fe en todo trato, intercambio, contacto, acción, entendimiento, acuerdo o compromiso entre las partes”.
• Medidas mínimas de seguridad para los Encuentros del Diálogo entre el EZLN y el Gobierno Federal, acordadas por las partes el 15 de mayo de 1995.
• Agenda, formato y reglas de procedimiento del protocolo de bases para el diálogo y la negociación de un Acuerdo de Concordia y Pacificación con justicia y dignidad entre el gobierno federal y el EZLN, acordado por las partes el 11 de septiembre de 1995. En él se establece, entre otros, la Agenda General:
“a) Distensión integral, que comprende las medidas de distensión que erradiquen las posibilidades de que se reanuden las hostilidades y que conduzcan a un Acuerdo de Concordia y Pacificación con Justicia y Dignidad.
b) Temas políticos, sociales, culturales y económicos, que comprenderán: 1. Derechos y cultura indígena 2. Bienestar y desarrollo 3. Democracia y justicia 4. Derechos de la Mujer en Chiapas
c) Conciliación entre los distintos sectores de la sociedad chiapaneca.
d) Participación política y social del EZLN, conforme al artículo 2 de la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la paz Digna en Chiapas”
Es necesario anotar que el Diálogo y la Negociación sólo desarrolló el tema 1, “Derechos y Cultura Indígena”, de la Agenda General. Lo acordado ahí, es lo que se conoce como Acuerdos de San Andrés. La mesa sobre el tema “Democracia y Justicia” se inició después del tema 1, pero quedó inconclusa dada la crisis de esa etapa, fruto del desconocimiento de lo firmado, por parte del gobierno federal.
• Medidas mínimas de seguridad para los encuentros del Diálogo y Negociación entre el gobierno federal y el EZLN, así como para la las mesas y grupos de trabajo, acordado por las partes el 2 de octubre de 1995.
• Reglamento para el funcionamiento de las mesas y grupos de trabajo, acordado por las partes el 3 de octubre de 1995.
• Resolutivo acordado por las delegaciones del gobierno federal y el EZLN sobre desagregación del tema, número de invitados, sede y tiempos de la mesa y grupos de trabajo de derechos y cultura indígena, acordado por las partes el 3 de octubre de 1995.
• Acuerdos de San Andrés, que es como se conocen los acuerdos de la Segunda Plenaria Resolutiva de la Mesa I, “Derechos y Cultura Indígena”, firmados el 16 de febrero de 1996, y que constan de cuatro documentos finales.
• Resolutivo sobre la mesa II correspondiente al tema de democracia y justicia, adoptado por las delegaciones del EZLN y del gobierno federal en la plenaria celebrada el 16 de febrero de 1996
• Resolutivo acordado por las delegaciones del gobierno federal y del EZLN sobre desagregación del tema, grupos de trabajo y plenarias sobre democracia y justicia, acordado por las partes el 11 de marzo de 1996.
• Reglamento para el funcionamiento de las mesas, grupos de trabajo y plenarias de los temas democracia y justicia y bienestar y desarrollo, acordado por las partes el 11 de marzo de 1996.
• Por último, se acordó, el 11 de julio de 1996, la instalación, composición y reglamentación de la Comisión de seguimiento y verificación.
2) Lo negociado y acordado en Chiapas entre 1994 y 1996 fue una obra colectiva, y supuso el concurso de una diversidad de actores sociales y políticos provenientes de todo el país
Del 3 al 8 de enero de 1996 se realiza el “Foro Especial Indígena” convocado por el EZLN y respaldado por el Congreso Federal. Tal Foro será la base de lo posteriormente firmado. Se organiza en seis mesas de trabajo, con una participación total de 236 representantes y líderes indígenas hablantes de 25 lenguas y provenientes de 16 estados del país, además de 198 representantes de diversas organizaciones sociales del país.
La participación general en todo el proceso de Diálogo y Negociación es relevante: equipos de asesores de ambas partes, invitados, observadores, mediadores, coadyuvantes (como la Comisión de Concordia y Pacificación y el Comité Internacional de la Cruz Roja), entre otros.
El desconocimiento e incumplimiento de lo negociado y acordado es también un incumplimiento a todos esos actores sociales y políticos distintos al zapatismo, en especial, al conjunto de pueblos originarios representados en las mesas y foros de San Andrés, pues, recordemos también: los acuerdos de la mesa I (“Los Acuerdos de San Andrés”) son de alcance y aplicación nacional.
3) El zapatismo, después de muchos intentos para que los acuerdos fueran cumplidos, decide hacia el año 2000, implementar, ahondar y construir -paralelamente- su derecho a la libre determinación y autonomía
Inicia -o continúa- todo un proceso de construcción de estructuras organizativas de gobierno autónomo y de trabajo, que hoy son novedad y aporte en el ámbito indígena nacional y latinoamericano.
Un panorama inequívoco de tal proceso se expresa en el documento titulado: “Palabras del EZLN en el 22 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido”, hecho público el 1 de enero de 2016.
4) El Diálogo y la Negociación, cuyo primer intento fueron “Los Diálogos de la Catedral” (febrero de 1994), surgen como alternativa viable al camino de las armas; como alternativa política a la violencia; como alternativa a esas causas reconocidamente justas
Así lo ofreció el Estado Mexicano, así lo demandó la llamada Sociedad Civil y así lo asumió, con la desconfianza necesaria, el zapatismo. Su fracaso, al desconocerse e incumplirse todo lo acordado, significó y significa el fracaso de la vía del diálogo y la negociación y la consecuente incredulidad en la palabra del Estado.
Tal incredulidad ha estado presente y ha jugado un papel determinante en el devenir de la vida política nacional.
El Estado Mexicano dialogó, negoció y acordó, con un actor serio, que ofrecía garantías de cumplimiento. No con un actor acéfalo e improvisado sin capacidad de control de sus acciones y sus miembros. Negoció con un actor estructurado, con posiciones y propuestas claras y concretas frente a los problemas nacionales.
Haber valorado esto por parte del Estado mexicano; haberlo tomado en serio, negociando con verdad y responsabilidad pudo haber significado una contribución ejemplar a la vida política del país.
No obstante, es indispensable que el Estado mexicano asuma su responsabilidad y actuación en el proceso de Diálogo y Negociación de 1994, 1995 y 1996: su responsabilidad frente a lo firmado.
Hasta hoy, el Estado ha hecho caso omiso, e incluso, en su interior, se ignora ya lo ocurrido en Chiapas en esos años. Cumplir lo acordado es responsabilidad del Estado mexicano y de todos los actores participantes en este proceso vivo.
Juan Santamaría |