“Nací el veintiuno en primavera
y no sabía que nacer loca,
remover la tierra pudiera
desencadenar tormenta”
La grande poeta Alda Giuseppina Angela Merini nació el 21 de marzo de 1931 en Milán, Italia. De familia modesta, su padre trabajaba en una compañía de seguros y su madre era ama de casa. Fue la menor de tres hermanos, pero de su infancia se sabe sólo lo poco que ella escribió en algunas breves notas autobiográficas describiéndose como una joven sensible y melancólica, solitaria e incomprendida por sus padres. Al terminar su educación básica, trató de matricularse en el Liceo Manzoni pero la rechazaron ”por no haber aprobado el examen de italiano” (si pensamos que Tina Modotti también fue reprobada en italiano podemos darnos una idea de la valoración que la escuela puede llegar dar al genio creativo, y como dijo Maria Corti, filóloga, crítica literaria, escritora y semióloga italiana: ”Se confirma que la escuela con respecto a los artistas no traiciona nunca sus propias tradiciones”); entonces se dedica a estudiar piano, instrumento del que se apasionará.
Alda inicia a escribir a los quince años, y es el poeta, novelista y crítico Giacinto Spagnoletti quien la descubre y la publica por primera vez en 1950 dentro la Antología de la poesía italiana contemporánea de 1090 a 1949.
”Nadie me peina tan bien como el viento”
En 1947 caen sobre Alda Merini ”las primeras sombras en su mente” (como dice Corti) y, considerada loca, es internada un mes en el hospital psiquiátrico Villa Turro de Milán.
“La vida no tiene sentido, más bien es la vida que nos da un sentido, siempre que nosotros la dejemos hablar, porque antes que los poetas habla la vida, debemos escuchar a la vida”
Su vida privada transcurre entre su difícil relación con el famoso escritor, crítico literario y traductor Giorgio Manganelli, quien la visitaba durante su internado alentándola a seguir su vocación de escritora, pero de quien se separará para casarse con Ettore Carniti (propietario de algunas panaderías en Milán), otra tormentosa relación de la que nacerán sus cuatro hijas: Emanuela, Barbara, Flavia y Simona.
En 1953 publica su primer poemario, La presencia de Orfeo y en 1955 Bodas Romanas y Temor de Dios. Luego siguen veinte años de silencio.
“El cielo de la poesía no se detiene, aunque la persona esté ausente, olvidada en otros sitios”
En 1962 inicia para Alda Merini un duro período de silencio y soledad. Es internada en el psiquiátrico Paolo Pini donde permanecerá hasta 1972. Diez años en los que se alternan momentos de enfermedad (probablemente bebido a síndrome bipolar) y salud, en los que se le permitirán algunos regresos a casa. Es en ese terrible decenio que Alda, aislada del mundo de ”los cuerdos”, encuentra su salvación en la identidad vida-poesía.
Como describe magistralmente Maria Corti en la introducción de Vacío de amor: ”La Merini escribe en momentos de una especial lucidez, aunque los fantasmas protagonistas en el teatro de la mente provengan a menudo de lugares frecuentados durante la locura. En otras palabras, hay primero una realidad trágica vivida en modo alucinado en la que ella es derrotada; luego la misma realidad irrumpe en el universo de la memoria y es proyectada en una visión poética en la que es ella a vencer con la pluma en mano”.
Es hasta 1979 que ”la Merini” retoma la escritura, creando sus más intensos textos sobre la dramática y perturbadora experiencia en el manicomio. Escritos incluidos en lo que se considera su obra maestra: La Tierra Santa con la que ganará en 1993 el Premio Librex-Guggenheim Eugenio Montale, en la categoría de poesía, que la consagra entre los grandes literatos contemporáneos de Italia.
”Tengo la sensación de durar demasiado, de no lograr apagarme: como todos los viejos mis raíces fatigan a dejar la tierra. Por lo demás a menudo digo a todos que aquella cruz sin justicia que ha sido mi manicomio no ha hecho que revelarme la gran potencia de la vida”
Pero el infierno de la poeta continúa. En 1981 muere su marido. Y ella, sola e ignorada por el mundo literario trata inútilmente de difundir sus versos. Encontrándose en gran dificultad económica le renta un cuarto a un pintor y también en ese período comienza a tener comunicación telefónica con el poeta Michele Pierri que mucho apreciaba su poesía y con quien se volverá a casar en 1983, mudándose a Taranto. Ahí vive durante tres años y escribe La urraca ladrona (en alusión a la famosa obra homónima de Rossini) y La otra verdad. Diario de una distinta, su primer libro en prosa.
”Cuando tú no estás
y el aire no resuena con tus secretos reclamos
entonces la sombra se extiende como un manto
la tarde se torna feroz
y los pájaros caen a mis pies muertos de golpe,
porque la falta de amor es mi pestilencia”
A pesar de la serenidad recobrada con su nuevo marido la condición de la poeta (siempre frágil emotivamente) empeora y en 1986 sufre de nuevo los horrores del manicomio. Alda denuncia que la experiencia más dolorosa fue cuando un médico le ordenó por su salud: ”¡no enamorase!”, y para ella, la poeta ”Loca, loca, loca de amor…”, para quien la ausencia del mismo equivale a una peste, esto representa una condena peor que el manicomio; es un ultraje a su intimidad y, más aún, a su ser poético.
En 1986 Alda regresó a Milán y a partir de 1989 inicia un período de estabilidad psicológica en el que consolida su regreso a la escena literaria gracias a numerosas publicaciones con varios editores, ilustradores y fotógrafos.
La poeta es asidua frecuentadora del café-librería Quimera, situado cerca de su casa de Porta Ticinese, en los Navigli (canales) de Milán. Además de las ya mencionadas, entre otras de las casi 170 obras poéticas de ”la Merini” se encuentran: Tú eres Pedro (dedicado a Pietro De Pascale, el médico que cuidó de su primogénita), Las palabras de Alda Merini, Hipotenusa de amor, La loca de la puerta de al lado, Destinados a morir. Poesías viejas y nuevas, Poesías, Las más bellas poesías, Más bella que la poesía ha sido mi vida, Testamento, Delirio amoroso, Amores en torno a Titán (con seis ilustraciones de Alberto Casiraghi; destacando las traducciones el español: Baladas no pagadas, Clínica del abandono, Cuerpo de amor, La carne de los ángeles; algunos libros de aforismos como: La vida fácil, Aforismos, Si los ángeles son inquietos y la autobiografía Delito de vida. Además de existir numerosos libros de crítica a su obra, en el 2004 diversas de sus poesías son musicalizadas e interpretadas por la famosa cantante y actriz teatral Milva.
En 1996 ”la Merini” gana el Premio Vareggio por La vida fácil y en 1997 el Premio Procida-Elsa Morante. Ese mismo año se promovió en Italia su candidatura al Premio Nobel, impulsada sobre todo por el dramaturgo Dario Fo, pero no prosperó (al año siguiente, sería el propio Fo a ganar el Nobel).
En 1997 se publica su antología poética La zorra y el telón (con ilustraciones de Gianni Casari). Los poemas de Alda son muy breves, cercanos al aforismo, género en que trabajará logrando publicar El catálogo general de las ediciones pulgoelefante, Aforismos y magias, y Carta a los hijos (con ilustraciones de Alberto Casiraghi).
”¿Qué me falta? Me faltaría tanto morir,
porque el infierno de la vida me lo gocé ya todo”
En el 2000 aparece Soberbia es la noche, recopilación de poemas escritos entre 1996 y 1999. A partir de esos años la obra de Merini adquiere una profunda religiosidad de carácter místico, con libros como Cuerpo de amor, Poema de la Cruz y Francisco, canto de una creatura.
”Padre, si escribir es una culpa
¿por qué Dios me ha dado la palabra
para hablar con trémulos lenguajes
de amor a quien me escucha?”
En el 2002 se publica Loca, loca, loca de amor por ti, y luego Magnificat, un encuentro con Maria y La carne de los ángeles. Un año después se edita Más bella que la poesía ha sido mi vida (textos y material audiovisual de la autora).
En el 2004 la salud de Alda se deteriora y es internada en el Hospital San Paolo de Milán, pero logra recuperarse y publicar en los años sucesivos En el círculo de un pensamiento, teatro para voz sola,Las bridas de oro, La negra novela (género negro). En 2007 se edita Alda y Yo-Fábulas, escrita al alimón con el fabulista Sabatino Scia y ganan el Premio Elsa Morante Ragazzi.
Alda Merini muere a 78 años, el primero de noviembre de 2009 a causa de un tumor óseo, y en condiciones de indigencia (por decisión propia).
”Más bella que la poesía ha sido mi vida”
Alda Merini recibió la Orden al Mérito de la República Italiana (primera y más importante de las órdenes de caballería nacionales en reconocimiento a los logros en el campo de las ciencias, las letras, el deporte, la economía y en el ejercicio de cargos públicos) con categoría de comendadora, también fue distinguida con el Sigillo longobardo (condecoración conferida por la Región Lombardia consistente en un anillo de oro inspirado al original encontrado en la necrópolis longobarda de Trezzo d’Adda y que transmite carácter ilustre a los destacados en sus campos) y fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Mesina en Teorías de la comunicación y del lenguaje.
”La Merini” transformó en poesía el dolor de los excluidos, de los diversos, de ”los locos”; desafió la lógica y la razón del mundo, redefinió lo sagrado y lo profano, los límites del cuerpo y del alma, la Locura y ”la cordura”. Su cuerpo albergó una herida universal, asumió lo Complejo y lo Diverso; lo mismo que era Ella: la contradicción, la naturaleza inestable de la vida. Y vivió con intensidad hasta sus últimas consecuencias, desde su propia piel y hasta las profundidades del alma toda. En su poesía las palabras fluyen solas y sus versos son impecables, perfectos, naturales.
Entre la luz de la entrada en el Olimpo de los poetas y la sombra de una vida marcada por la locura en el manicomio, Alda Merini, ”la ragazzetta milanese” (la muchachita milanesa) como la llamaba Pier Paolo Pasolini, quien intuyó su talento desde el inicio, es considerada la última poeta mística y su muerte cierra la historia de la poesía italiana del siglo XX.