Algo va peor. Image generado con Ai.
En 2010 Europa y Estados Unidos habían entrado a la época de la inseguridad económica, física y política, lo que estaba provocando y difundiendo temores colectivos e individuales, cuyas consecuencias directas eras una crisis de la confianza frente a lo público y el estado, y el debilitamiento de las interdependencias en las que se fincan las sociedades. Esa era la caracterización que hacia Tony Judt en su conocido libro Algo va mal[1].
Escrito por: Enrique Provencio D.
Judt escribió, más bien dictó, el libro con la lucidez de su gran trayectoria de historiador y de ensayista sobre temas contemporáneos, y con un interés pedagógico, pues estaba dejando algo así como un testamento intelectual y político ante su muerte inminente por males neurodegenerativos. Advirtió que la época del miedo y las inseguridades había sido generada por la ruptura del gran experimento de los estados de bienestar, la profundización de las desigualdades, el empoderamiento sin límites de los mercados, las debilidades de la globalización, la concentración del poder y la riqueza, y la crisis ambiental, y advertía que el futuro de la política podría ser una reacción contra los temores y las incertidumbres. Su libro no se refería a China, hay que recordarlo.
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Para 2010 ya habían transcurrido al menos tres décadas de crisis de la socialdemocracia, una generación humana entera. Sin embargo, Tony Judt apostaba por una reorganización que rescatara lo mejor de aquel arreglo, con el que se vivieron los mejores años de reducción de desigualdades, éxitos productivos, fortalecimientos democráticos, consolidación de los sistemas de seguridad social y de construcción de otros bienes públicos, y de ampliación de las democracias.
Decía claramente que no se podía volver a ese pasado, y que este además había tenido problemas que no debían subestimarse, pero que el futuro que se vislumbraba no prometía las soluciones sociales necesarias para superar los daños dejados por el neoliberalismo y por la crisis de 2008-2009. Al contrario: era posible que se presentaran retrocesos políticos a causa de la debilidad estatal, las disfuncionalidades del mercado, los riesgos tecnológicos y del empleo, de la ausencia de control ante los acontecimientos, no solo por parte de las personas y sus colectividades, sino también por parte de los gobiernos.
La historia de los siguientes años no estaba escrita, pero lo que anticipaba el libro Algo va mal, era que las ofertas políticas ganadoras serían las que ofrecieran más seguridad y certidumbre, pues a la mayoría de la gente le importa más el orden y lo predecible que las formas liberales y las rutinas democráticas. Tal perspectiva solo podía enfrentarse con políticas que redujeran la desigualdad y las inseguridades, ofrecieran bienes públicos efectivos y atajaran la crisis ambiental, introduciendo reglas funcionales al mercado y fortaleciendo las capacidades estatales. Judt no cuestionaba el capitalismo, pero sí su modalidad vigente y la globalización descontrolada. El dilema era entre dos estados: uno que siguiera subordinado al mercado, u otro que afirmara el bienestar colectivo y también promoviera la prosperidad, que rescatara lo mejor de la época socialdemócrata.
En los siguientes quince años después de las advertencias de Judt, no solo crecieron las inseguridades humanas, sino que estas se potenciaron por la amenaza existencial de la pandemia del Covid-19, por el debilitamiento de la mayoría de las democracias, la creciente pérdida de lazos de cohesión social, la incidencia de las redes socio digitales sobre la formación de criterios y puntos de vista políticos, y por la concentración más intensa del poder político y de la riqueza.
Quizá los tres rasgos que más se acentuaron sean: a) la presencia plutocrática más intensa de los grandes consorcios tecnológicos en la vida pública, b) la normalización de prácticas iliberales en los gobiernos de países con gran influencia global, sobre todo en Estados Unidos, y c) la agudización de la crisis climática y las dificultades para alcanzar acuerdos de gran alcance en su mitigación y en el despliegue de políticas de adaptación.
Además, los mayores flujos migratorios fueron registrados como nuevas amenazas por parte de los grupos más conservadores, desde Alemania en 2015, hasta Estados Unidos desde la primera campaña presidencial de Trump en 2016. Desde entonces, algo va peor, no solo mal. La era de la inseguridad y del temor se profundizó.
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[1] Tony Judt. 2010. Algo va mal. Taurus.
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