Puesto que en la anterior columna analizamos a Morena como partido político y sus retos: toca ahora centrar nuestra mirada en la Alianza por México, conformada por el PRI, PAN y el PRD.
Puedes seguir al autor José Ojeda Bustamante: @ojedapepe
Alianza que por cierto hace unos días ha anunciado que, conforme a los resultados que se obtengan este 6 de junio se coaligarán en la 65 Legislatura con el propósito de dar fin, según sus propias palabras a la “obediencia ciega del Congreso” al presidente. Como que nos suena estos usos y costumbres, ya parte de nuestro sistema político mexicano.
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Permíteme recuperar una palabra que en biología se utiliza para denominar a microorganismos de consistencia endeble que se alimentan de proyecciones temporales llamadas falsos pies. Nos referimos a las comúnmente llamadas Amebas o ameboides.
Pues bien, el PRI, PAN y PRD parecieran tener, como alianza y proyecto una consistencia ameboide, poco consistente; cimentada en “falsos pies”. Sin una espina dorsal que logre mantenerla y darle cohesión más allá de la mera coyuntura.
Como en todo, la conformación de dicha alianza permite vislumbrar ganadores y perdedores.
PRIAN era un adjetivo ya conocido y de uso común porque así la popularizó en su momento el actual presidente, para referirse a ese sector del PRI y del PAN con una vertiente más cargada al libre mercado y a la reducción de la presencia del Estado en la vida pública que forjaban de manera coyuntural alianzas y compartían múltiples iniciativas.
Y es que el mismo AMLO, decía en su momento que estos dos partidos eran más de lo mismo e incluso en cierto momento durante la elección presidencial del 2018 recordemos que se barajó la posibilidad de que el candidato del PRI, José Antonio Meade, declinara a favor de Ricardo Anaya del PAN, ubicado en segundo lugar a efecto de impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, situación ésta que al final no se concretó, con los resultados ya de todos conocidos hoy en día.
El actor nuevo en esta díada inicial, ha sido el PRD, descobijado y despojado de su figura en el olimpo como el partido principal de la Izquierda mexicana, pasó a una posición claramente relegada después del ascenso meteórico de MORENA, como el verdadero partido de IZQUIERDA mexicano.
Tocó entonces el momento para el PRD, de buscarse una nueva identidad en el espectro ideológico electoral. Búsqueda que aún no queda nada clara para este Instituto político y que por el momento, hizo una parada coyuntural en la llamada “Alianza Va Por México”. La cual conviene ver un poco más de cerca.
En dicha alianza se sabe que el PRI ha intentado tibiamente a jugar a la socialdemocracia con ideas de corte liberal, pero buscando una cierta ancla en los ideales revolucionarios que le dieron origen. Mientras tanto, el PAN se mantiene en la figura con la cual inició, de partido de minorías y liberal, favorable al libre mercado, aunque ya sin la pureza que le representaba no haber sido gobierno.
¿Pero y el PRD? Es en definitiva el partido que menos coherencia juega en esta coalición de la ahora denominada “Alianza Va por México”, ya que de manera natural su papel debería de estar de lado del actual gobierno.
Dicho esto, pareciera que de los tres partidos mencionados es el PAN el que en cierta manera sirve de columna vertebral, si es que la hay, a tan amorfo proyecto.
pero considerando dos momentos. Pensemos para el caso en las luces cortas y las luces largas cuando se va manejando. Las luces cortas nos permiten visualizar lo que ya tenemos enfrente y actuar en consecuencia, mientras las luces largas nos marcan una visión de mayor alcance. Ambas son necesarias y complementarias.
Desde un enfoque de luces cortas, nos damos cuenta que la prueba de fuego de dicha alianza está ya a la vuelta de la esquina y es para todos obvio; depende de los resultados electorales que la alianza obtenga el próximo 6 de Junio. Si la alianza es rentable electoralmente a nivel federal y local, esto generará incentivos para darle continuidad a la misma.
Tocaría entonces a las luces largas. Su segundo momento: la agenda que como coalición apunta el proyecto. La columna vertebral e ideológica que le dé sentido a dicha alianza. De manera tímida ya se ha intentado establecer una pauta al respecto con el anuncio de que juntos como partidos formarán un bloque opositor al presidente a su llegada al Congreso. O regresarán, revivirán y seguirán los esquemas de mercantilización legislativa, el pragmatismo de los diputados.
Es ciertamente un esfuerzo, pero de consistencia ameboide, ya que no es posible definirse solo en virtud del contrario. ¿Dónde se encuentra entonces la identidad propia? Tocaría entonces la oportunidad de definir un Programa coherente y serio que se ponga por delante de la coalición y el partido, pero de manera novedosa e interesante para los electores, ya que de lo contrario sólo parecerá una alianza forzada y encorsetada destinada al fracaso “las luces largas terminaran apagándose”.
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Frase clave: Alianza por México ¿Una alianza ameboide?
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