por Mario Luis Fuentes
De acuerdo con los datos del INEA, en el año 2014 habría 4.79 millones de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir un recado. Las desigualdades en esta materia son enormes: en las áreas urbanas el porcentaje es de 4.4%, mientras que en las rurales asciende a 15.7%; por su parte, entre las personas hablantes de lenguas indígenas la tasa de analfabetismo es cinco veces superior que entre los hispanohablantes. Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Michoacán y Puebla, son las cinco entidades con mayor índice de analfabetismo en el país
Uno de los indicadores que permite sintetizar la desigualdad que se vive en el país es el del analfabetismo. Enfrentar la vida, y en particular a un sistema económico y social basado en la competencia salvaje, desde las condiciones de desigualdad que implica no haber tenido la oportunidad de ver cumplido el derecho una educación de calidad, debe constituir un sinnúmero de retos y obstáculos cotidianos difíciles de superar.
A pesar de que la mayoría de los organismos internacionales especializados en la materia consideran que el costo de la alfabetización de una persona adulta no supera los 100 dólares, hay todavía cientos de millones en todo el mundo que están privados de este derecho fundamental.
En efecto, la UNESCO sostiene que “las lecciones aprendidas en las últimas décadas dejan en claro que lograr la alfabetización universal requiere no solo de mayores y mejores esfuerzos, sino de una voluntad política renovada para pensar y hacer las cosas de manera diferente a todos los niveles: local, nacional e internacional”.
La propia UNESCO ha destacado que a pesar de los avances conseguidos, hay todavía cientos de millones de personas que no acceden a la alfabetización, esto debido, entre otros factores, a que ha habido una subestimación, tanto respecto de la magnitud del número de personas que no saben leer ni escribir, como de la complejidad de las acciones que requieren emprenderse para superar los rezagos.
El problema en México
El analfabetismo en nuestro país constituye uno de los problemas sociales y educativos que han persistido, como signo de la desigualdad y la pobreza, a través de las décadas.
De acuerdo con los datos el INEA, tomando como referencia al Censo del 2010, había en ese año un total de 5.39 millones personas mayores de 15 años que no sabían leer ni escribir. De ellas, la mayoría eran en ese año mayores de 65 años, grupo etario en el que había 1.95 millones de personas en la condición descrita, suma que representa el 28.1% del total de quienes tenían le edad señalada en el 2010.
El segundo grupo con mayor número y porcentaje de personas analfabetas se encuentra en el segmento de 60 a 65 años de edad. Entre ellos, 520,261 viven en la circunstancia señalada y constituyen el 16.7% del total de quienes están en el grupo etario.
Hay otros tres grupos de edad: de 45 a 49 años; de 50 a 54 años y de 55 a 59 años, en los que el número de analfabetas rebasa las 400 mil personas en cada uno: en efecto, el INEGI contabilizó en el 2010 a un total de 424,550; 454,314 y; 486,817, para cada uno de los grupos señalados. Estas cifras equivalen al 7.2%, 9.1% y 12.5%, del total en los grupos de edad, respectivamente.
A lo anterior debe agregarse que también es un problema que afecta a miles de jóvenes, pues de acuerdo con los resultados del Censo del 2010, habría en ese año un total de 558,823 jóvenes entre los 15 y los 29 años de edad que no saben leer ni escribir; como puede verse, comparado con los recursos de que disponemos, resulta inadmisible que tengamos a medios millón de jóvenes que tienen canceladas la mayoría de las posibilidades de empleo y vida digna, por no tener siquiera la posibilidad de leer y escribir al menos un recado.
Adicionalmente se encuentran las niñas y niños de 8 a 14 años que aun cuando deberían haber cursado al menos el tercer grado de primaria, no saben leer ni escribir. De acuerdo con el Censo del 2010, había en esa condición un total de 554,204, de los cuales, 315,715 eran hombres y 238,489 mujeres.
Un avance muy lento
México podría hacer mucho más y más rápido a favor de quienes viven en el analfabetismo. De acuerdo con la información oficial, entre 1999 y el año 2013, hemos avanzado en la reducción del analfabetismo sólo 3.5 puntos porcentuales; es decir, si en el primer año de referencia el 9.6% de las y los mayores de 15 años presentaban tal condición, en el 2013 el indicador se ubicó en 6%.
Al ser tan lenta la reducción, en números absolutos las cifras han disminuido sólo marginalmente: en 1999 había 6.39 millones de personas mayores de 15 años analfabetas. En el 2005 la cifra se ubicó en 6.18 millones; en el 2010 fue de 5.45 millones, mientras que en el 2013 se estima que hay 5.11 millones en la citada condición de no saber leer ni escribir.
Enormes desigualdades
A pesar de que el analfabetismo está presente en todos los ámbitos territoriales del país, hay marcadas desigualdades en función de vivir en las ciudades o en el ámbito rural; o de formar parte de alguna población o comunidad indígena.
En efecto, según los datos del INEA, entre la población urbana el porcentaje de personas mayores de 15 años analfabeta es de 4.4%. Así, de los 61.15 millones de personas en el rango de edad señalado, y que viven en las ciudades, había en el año 2010 un total de 2.68 millones que no sabían leer ni escribir.
En contraste, de los 17.26 millones de personas mayores de 15 años que viven en zonas rurales, hay 2.71 millones que son analfabetas; esto significa un 15.7% del total, cifra que, como puede verse, es 3.5 veces superior a la registrada en los ámbitos urbanos.
Un panorama de desigualdad aún más profundo se tiene con respecto a las comunidades y pueblos indígenas. En efecto, el INEGI contabilizó que en el 2010 había 72.68 millones de personas mayores de 15 años hispanohablantes; y 5.36 millones en ese mismo rango de edad, hablantes de lenguas indígenas.
De acuerdo con el INEA, el Censo reportó 3.91 millones de analfabetas en ámbitos urbanos, cifra que representa al 5.4% del total; en contraste, habría al menos 1.46 millones de personas indígenas que no saben leer ni escribir un recado en español, es decir, el 27.3%.
En ese sentido es pertinente destacar que el analfabetismo entre las personas hablantes de lenguas indígenas es prácticamente 5 veces mayor a lo reportado entre la población hispanohablante.
La pobreza y el analfabetismo
Con los datos mostrados, no sorprende el hecho de que sea Oaxaca el estado en que mayor analfabetismo se reporta en el 2014, pues las estimaciones del INEA calculan que este año el analfabetismo es de 15.8% respecto del total de la población mayor de 15 años.
En segundo lugar nacional se encuentra el estado de Chiapas, con el 14.4% del grupo de población señalado, en condiciones de analfabetismo; mientras que el tercer mayor índice se encuentra en el estado de Guerrero con 12.9%.
Le siguen en ese orden el estado de Veracruz, con un 9.5%; así como los estados de Michoacán y Puebla con un indicador de 8.1% y 8%, respectivamente.
*Columna publicada con el mismo nombre en el periódico Excélsior, 02- Septiembre- 2014, p.32
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