Una asistente jurídica, Alma, y una enfermera, Alicia, fueron víctimas colaterales inocentes de una guerra que las alcanzó.
Por: POPLab / Ilustración: Pinche Einnar
Lejos ha quedado el discurso oficial de “se matan entre ellos” para justificar los homicidios en Guanajuato. Al entonces gobernador Miguel Márquez le preguntaron del asesinato de la niña Maritza Paloma y el de su padre, en su casa de Silao, y él respondió que las víctimas andaban “en cosas chuecas”, pero eso de que hicieran daño a gente inocente, “esto sí, creo que ya rebasó”. Y sí, los 123 homicidios dolosos registrados en el Guanajuato de junio de 2017 quedaron más que rebasados dos años después, con los 248 casos de junio de este año(*). Muchos inocentes siguen cayendo bajo las balas.
Como la pequeña Paloma, Alma y Ana Alicia eran dos ciudadanas con vidas normales que no por ello quedaron ajenas al conflicto que estrangula la paz y la tranquilidad en el estado de Guanajuato. La primera, una empleada de un despacho jurídico perdió la vida tras ser alcanzada por los disparos dirigidos a trabajadores que circulaban como ella en una avenida de Salamanca. En el caso de Ana Alicia, el conflicto llegó a su casa (como a la niña de Silao) cuando un sujeto que era perseguido por sicarios presuntamente se escondió entre las viviendas, a donde llegaron los matones que dispararon contra la enfermera del ISSSTE Celaya solo porque ella se cruzó en su camino. Sobre los responsables se aplica la ya sabida fórmula de “no fueron detenidos”.
Sin embargo esa explicación no basta a familiares, amigos y conocidos de Alma Soledad y Ana Alicia, dos jóvenes madres de familia llenas de vitalidad y de sueños, por quienes hasta desconocidos se han movilizado para hacer un llamado a la paz y a la justicia. En Salamanca, con todo y miedo llevaron esta exigencia a las calles. En Celaya, surgen testimonios que evidencian que la Fiscalía General del Estado ha omitido informar el contexto de violencia en que se dieron los hechos.
No fue un asesinato más. Salamanca está de luto e indignado por el homicidio de Alma Soledad, pero también el de Erick, el de Ángel, el de Erika… Son 419 salmatinos con nombres y apellidos quienes hasta el 8 de noviembre había caído víctimas de homicidio, cifra que ya superó con creces las 375 muertes violentas con las que cerró el 2018. La señora Alma, como muchos otros, “estaba en el lugar y la hora equivocada”, lo que, sin embargo, no da consuelo a sus familiares.
Este clima de inseguridad aleatorio, absurdo, a la par mata el comercio y otras industrias como la de servicios. A pesar de su esfuerzo por mantenerse cada año, ante el “valemadrismo” de las autoridades locales, estatales y federales, están teniendo que bajar las cortinas de sus negocios y cerrar sus puertas para no seguir exponiendo a sus clientes y empleados. “Esto es terrorismo”, argumentan.
La sociedad reclama la seguridad prometida en campaña por los políticos de Morena y del PAN, y este domingo realizaron la “Marcha por Alma Soledad. Tenemos que actuar y no decir que estaba en el lugar equivocado en la hora equivocada”.
Sin embargo, la alcaldesa Beatriz Hernández Cruz y el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, son dos funcionarios alejados de la realidad que viven los más de 275 mil habitantes de Salamanca, pareciera que para ellos Salamanca aún no ha tocado fondo en inseguridad, a pesar que la violencia que azota a cada una de sus colonias y calles a cualquier hora del día, donde los asesinos y asaltantes han infundado terror entre la sociedad no solo con ejecuciones, también con robos a mano armada en casas habitación y negocios, con ataques en bares o a civiles en vía pública o en sus hogares y las desapariciones, algunas, incluso forzadas.
En marzo de este año, a los salmantinos y al mundo los estremeció la masacre de 16 personas en el bar “La Playa”, sin embargo en octubre pasado otra vez sujetos armados volvieron a atacar otro bar, “El Raymond” donde ejecutaron a 5 personas, ya no fue tan llamativo el número, pero la ciudad ha registrado días violentos en los que se han perpetrado hasta 9 asesinatos en la misma jornada aunque en distintos ataques, como ocurrió el pasado martes 5 de noviembre, pero pareciera que muchos, especialmente las autoridades, se están acostumbrando a vivir entre la sangre en las banquetas y los casquillos que “adornan” las avenidas.
Entre los salmantinos, el asesinato de Alma Soledad Gutiérrez, esposa, madre e hija, ha causado especial indignación: las imágenes de “Salamanca está de luto” inundaron las redes sociales porque una bala perdida de los sicarios en el ataque contra trabajadores irapuatenses en el bulevar Clouthier de la colonia Las Reynas, le quitó la vida.
Alma trabajaba como secretaria en un despacho, le gustaba hacer ejercicio, correr, convivir con familiares y amigos.
La noche de ese jueves, 7 de noviembre, ella, su esposo y su hija menor de edad habían salido de una plaza comercial de la zona e iban de regreso a su hogar a bordo de su automóvil, metros adelante del bulevar Clouthier se detuvieron porque el semáforo les marcó el alto y fue cuando una bala perdida del ataque a un grupo de albañiles a unos metros de ahí, la hirió en la espalda.
Ella avisó a su esposo de la lesión, quien la trasladó al hospital de Pemex, pero al llegar, ya había fallecido. La sociedad manifestó su indignación.
“Salamanca está de luto. En honor a una mujer, esposa, madre de familia, que murió debido a un daño colateral, siendo inocente, pudo haber sido mi madre, mi hermana o yo, esto está cada día peor…”, “Amiguita, ¡qué gran vacío dejas en nuestra familia!… Jamás pensé que cada vez que te despedías y decías mañana nos vemos, (alguna de esas veces) sería la última vez que te veríamos…”, “Almita, toda la noche le estuve dando vueltas a la situación y siempre llegaba a la misma pregunta, por qué tu? Sí no le hacía daño a nadie, si tú eras solo una persona responsable, luchona, madre de familia, esposa, hermana, amiga…“ son algunos de los comentarios de sus seres queridos y amigos. Pero incluso quienes no la conocían se solidarizaron con el dolor de la familia.
Sin embargo, no debe olvidarse a los otros dos hombres que perdieron la vida en el ataque: recién habían terminado un trabajo de albañilería y fontanería en esa zona, se disponían a regresar a sus hogares al municipio de Irapuato a bordo de una camioneta Dodge de color gris, tres iban en la caja de la camioneta cuando fueron agredidos a balazos; Erick, el del lado del copiloto recibió la mayoría de las balas, junto con otros tres compañeros de trabajo fueron trasladaron a un hospital para recibir atención médica, pero Erick falleció.
“Todos eran trabajadores y hombres de bien” relataron amistades.
Es así como se incrementa la cifra de víctimas colaterales por la guerra entre los cárteles por la plaza; que por el ataque en el bulevar Clouthier suma a 3 nuevas víctimas.
Esa misma noche civiles armados ingresaron a una casa en la colonia El Campanario y asesinaron a una pareja: Ericka de 26 años y Ángel de 24.
“Alma era una excelente mujer y madre, que ahora deja un enorme vacio en las personas que en vida la amaron, y sobre todo en la vida de su pequeña que no merecía crecer sin ella (…) ¡Puede pasarle a cualquiera de nosotros, de nuestros familiares! ¡Tenemos que ACTUAR y no decir siempre “estaba en el lugar equivocado, en la hora equivocada”, eso ya NOOO!” fue el llamado a reunirse este domingo 9 de noviembre, al que acudieron pocas personas, por el temor, incluso a la colusión de las autoridades con delincuentes: ver que una patrulla de la policía estatal hizo desistir a algunos, que prefirieron retirarse.
Al fin, un pequeño grupo de unas 20 personas reunió valor e inició la marcha desde la avenida Faja de Oro hasta el centro de la ciudad. Algunas llevaban el rostro cubierto. Otras exigieron la renuncia de la alcaldesa, Beatriz Hernández, pero también hubo reclamos hacia los diputados, los senadores. Un médico denunció que se han incrementado las extorsiones en forma de cobro de “derecho de piso”, a los doctores, a las clínicas. Ya se pagan impuestos, y ahora se ven obligados a considerar pagar este segundo impuesto.
El temor lo acrecientan los 419 asesinatos registrados en la ciudad en lo que va de año, tomando en cuenta que estos números superan ya las muertes en 2018.
La violencia que ha generado la inseguridad en el municipio obligó en los últimos tres meses a cerrar sus puertas a al menos 13 comercios, como el restaurante Mercy’s Pizza, con más de 30 años de servicio en el municipio, fue cerrado porque “civiles les comenzaron a cobrar derecho de piso”. También en octubre, la agencia de boletos de lotería “El Pozo de la Fortuna” cerró “por la falta de seguridad que existe en nuestra ciudad; estado y la República, debido a la negligencia, irresponsabilidad, corrupción y falta de ética profesional, personal y humana de los funcionarios púnicos de los tres (niveles) de gobierno”.
Un mes antes, el restaurante Deiligarden comunicó que cerró sus puertas luego que tres hombres armados asaltaron a los clientes y empleados. Misma situación ocurrió con el café “Moninos”, que cerró porque “lamentablemente la delincuencia nos alcanzó”.
La cifra de 13 establecimientos cerrados la confirmó a Cámara Nacional de Comercio (Canaco), entre tortillerías, carnicerías, pizzerías, ferreteras, y con ello más de 60 familias se quedaron sin sustento, al ser afectados el mismo número de empleados, por hechos que van desde las extorsiones hasta los asaltos. A estos se le suman otros comercios cerrados porque “ya no aguantaron más” ante la difícil situación económica.
“Nos duele que mientras se enfrascan en pugnas de acusaciones, la ciudadanía estamos padeciendo situaciones preocupantes, (…) daños colaterales, nos preocupa de manera preponderante porque a esa hora están saliendo jóvenes de las escuelas, amas de casa, llegan personas y cometen esta situación con armas de fuego muy poderosas y ahí a tenemos el resultado” explicó Franscisco González Mijes, titular de la Canaco.
Explicó que la alcaldesa Beatriz Hernández no debe buscar conflicto con otras autoridades, “su papel es conciliar” porque en el medio están los comerciantes y la ciudadanía en general que padece la falta de vigilancia y prevención e hizo un llamado tanto a la presidenta municipal, al estado y a los mismos integrantes del ayuntamiento para que dejen atrás esa división que no beneficia a la sociedad: “en lugar de ver una luz al final de todo esto, cada día hay más en inseguridad”.
El líder de los comerciantes pidió “Que ya se sienten a estudiar multi e interdisciplinariamente (el fenómeno), el sector que represento y otros, estamos apoyando, pero no se nos convoca, hay una ceguera, una cerrazón total y no llevará a nada bueno. Además los pleitos a nivel municipal donde tienes un ayuntamiento que despacha en unas oficinas, otro en otras, deben abonarle las autoridades en terminar esas situaciones, después después de un año de gobierno a quien perjudican (es) a la sociedad y esperemos que esto ya termine”.
Ello luego que pese a que Beatriz Hernández Cruz llegó a la Alcaldía abanderada por Morena, tiene control minoritario en el Ayuntamiento y la mayoría la forman regidores de Morena, PAN, PRI e independientes con quienes esta se peleó al intentar “sacar” a un representante de Morena para que entrara el hermano de la alcaldesa, quien es el suplente.
Cuando le cuestionaron a la alcaldesa que la sociedad, tras el asesinato de Alma Soledad, exige paz y justicia, ella dijo “yo también exijo lo mismo” para luego volver al discurso de culpar al gobierno estatal por la situación en Salamanca.
Un día después del asesinato de Alma, a 45 kilómetros de distancia, en la vecina ciudad de Celaya, otra mujer caía víctima inocente de la violencia. Ana Alicia, de profesión enfermera en el ISSSTE, perdió la vida en calles de la colonia Nuevo Celaya, cuando sujetos fuertemente armados presuntamente ingresaron a varios domicilios en la calle Manuel Orozco Irigoyen, incluyendo el suyo, buscando a un hombre con el propósito de ejecutarlo.
Los hechos ocurrieron el pasado 8 de noviembre, minutos antes de las 21:00 horas. Ahí, sujetos armados perseguían a un hombre quien, al intentar huir de sus agresores, se metió a una de las casas. Los sujetos bajaron de sus vehículos y comenzaron a gritar su nombre, para luego patear y derribar las puertas de al menos seis viviendas, disparando.
Ana Alicia Hernández Morado, de 31 años de edad, se encontraba en el pórtico de su casa ubicada en la calle Manuel Orozco, cuando una bala la hirió de muerte en la cabeza.
En la zona se localizó un vehículo marca Peugeot de color naranja con impactos de arma de fuego, sobre la calle decenas de cartuchos percutidos. En una casa, el portón fue dañado con disparos de arma de fuego.
El portal Informativo Ágora reseña el reporte oficial, que afirma que un familiar de la víctima habría denunciado los hechos, al encontrar a la mujer baleada, “ya sin signos vitales”, y el Peugeot quedó encendido. No se menciona el paradero del hombre contra quien iba dirigido el ataque, ni se describen las acciones que llevaron a cabo los delincuentes.
De este hecho como casi en la mayoría de las ejecuciones en el estado, los agresores huyeron.
Ana Alicia estudió en la Universidad de Guanajuato, en el año 2009 se casó y tuvo un hijo, hoy de 6 años de edad, que le sobrevive junto con su esposo. Laboraba como enfermera en el ISSSTE, y fue la devoción a su vocación por lo que fue reconocida por familiares, amigos y conocidos en redes sociales.
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La más reciente cifra del (*) Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública sobre homicidos dolosos en el estado de Guanajuato, datos de septiembre de este año, pone en 285 los casos.
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