El número de vehículos que circulan a diario en el país ha crecido de manera acelerada en los últimos años. En efecto, los datos del INEGI muestran que en 1980 el número de vehículos de motor registrados era de 5.7 millones
Para 1985 el número creció a 7.7 y entre ese año y el de 1987, muy probablemente como producto de la severa crisis económica, la cantidad prácticamente se mantuvo en el mismo nivel.
Para 1990 la cifra creció a 9 millones, llegando a 11.2 millones en 1992; y desde esa fecha y hasta 1996, la cifra apenas se movió a 11.7 millones, habiendo decrecido a 11.1 millones en 1994.
En el año 2000 la cifra había tenido un incremento bastante significativo, habiendo llegado a 15.6 millones. Para el 2005 el indicador se movió a 20.8 millones y en el 2010 se alcanzó la cifra de 31.6 millones. Es decir, en sólo la década del año 2000 al 2010, México duplicó su parque vehicular.
Para el 2015 la cifra llegó a 39.9 millones, cifra 26% superior a la registrada cinco años atrás; mientras que en el 2017 se contabilizaron 47.7 millones de vehículos de motor, cifra 50% superior a la del año 2010; y 200% superior a la registrada en el año 2000.
Muchos pueden ver en estos datos progreso económico; pero la pregunta que queda en el aire es si el costo ambiental que pagamos por este nivel de crecimiento es aceptable; y hasta dónde se está haciendo lo necesario para enfrentar, mitigar y hasta revertir las consecuencias que tiene para el cambio climático.
