Uno de lo sindicadores en que se puede percibir la complejidad y magnitud de la transformación de la realidad es el relativo al número de matrimonios entre personas del mismo sexo.
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Fotografía: Fabiola Juárez Herrera
Mientras que la realidad social es cada vez más diversa y abierta, en entidades como Nuevo León se dan golpes bajos a la cultura de la no discriminación, modificando la Ley para permitir que bajo el argumento de la “objeción de conciencia” haya médicos que puedan negar el servicio a personas homosexuales o con orientación sexual distinta a la heterosexual.
Así de aberrante y así de violatorio de la Constitución. Se esperaría que, ante esta reforma, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos interponga un recurso de inconstitucionalidad.
Para comprender la relevancia de lo anterior debe considerarse que, si algo revela el cambio en las dinámicas sociales en general, es la transformación de las estructuras y dinámicas familiares: cómo se ejerce y distribuye el poder, o bien, cómo se ejerce y construye el diálogo y la tolerancia en las familias, determina en buena medida el desempeño y comportamiento de las personas en el ámbito de la vida social.
Por esta razón, es relevante poner atención a la trayectoria que está siguiendo el número de matrimonios de personas del mismo sexo en el país, y cómo lenta, pero progresivamente crece en número, pero también en presencia territorial, pues son cada vez menos entidades del país donde no se han registrado este tipo de uniones.
El 4 de marzo del 2010, se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México (en ese entonces aún Distrito Federal), la reforma al Código Civil mediante la cual se reconoció como legal el matrimonio entre personas del mismo sexo. Desde entonces y hasta la fecha, los grupos más conservadores de la sociedad esgrimían, como uno de sus principales argumentos, que esta medida traería en cascada una enorme cantidad de matrimonios entre parejas no heterosexuales (como si el hecho en sí mismo fuese negativo), y que tal situación traería como consecuencia terribles consecuencias sociales.
Las estadísticas les desmienten y confirman, por el contrario, que se trata de una cuestión de garantía de las libertades, de la diversidad, y de la protección de los derechos de las personas a no ser discriminadas en razón de su sexo o género, su orientación sexual, o cualquier otro de los supuestos establecidos en el Artículo 1º de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. Así, ni la sociedad colapsó, y sí estamos avanzando hacia una cultura de mayor diversidad y respeto a los derechos, orientaciones y preferencias ajenas.
De esta forma, de acuerdo con las estadísticas de nupcialidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, entre los años 2010 y hasta el 2018, en México se han registrado 5 millones de matrimonios en todo el territorio nacional. De esa suma, 15,544 corresponden a matrimonios entre personas del mismo sexo, cifra que equivale al 0.3% del total de los matrimonios que se llevaron a cabo en el país.
La tendencia registrada por el INEGI en ese periodo es creciente, pues en efecto, en el año 2010 la cifra se ubicó en 689 matrimonios de este tipo; creció a 1,187 casos tres años después, en 2013; en el 2016 llegó a 2,387 casos; mientras que en el 2018 tuvo la cifra máxima al ubicarse en 3,359.
De acuerdo con los datos del INEGI, los seis primeros años en que comenzaron a reconocerse los matrimonios entre personas del mismo sexo, aquellos en los que los contrayentes eran hombres fueron más que los realizados entre mujeres. En efecto, entre el 2010 y el 2015 la suma de matrimonios entre hombres fue de 3,782, mientras que el número registrado entre mujeres fue de 3,346.
Por el contrario, del 2015 al 2018 la tendencia comenzó a cambiar, pues en ese periodo el número de matrimonios entre mujeres fue de 4,490, mientras que los matrimonios entre hombres sumaron 3,926 casos.
Este viraje ha provocado que en el periodo del 2010 al 2018, el número de matrimonios entre mujeres haya superado el total de los realizados entre hombres: así, entre ellas los matrimonios totales en estos nueve años totalizan 7,836 casos, mientras que los de los hombres suman 7,708.
De acuerdo con los datos del INEGI, las entidades de la República Mexicana que en 2018 tuvieron mayor número de matrimonios de personas del mismo sexo son: Ciudad de México, con 1,457 casos; Jalisco, con 508; Coahuila, con 307; Chihuahua, con 192; Quintana Roo, con 163; Morelos con 144; Michoacán con 135 y Nayarit con 113. En contraste, hay seis entidades del país donde no se registraron matrimonios de este tipo; éstas son: Durango, Guerrero, Hidalgo, Nuevo León, Oaxaca y Veracruz.
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