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Bachillerato: el reto de la cobertura universal

por México Social / Redacción

El 9 de febrero de 2012 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma constitucional que obliga al Estado mexicano a garantizar a toda la población el acceso a la educación media superior y a alcanzar la cobertura total de este nivel educativo a más tardar en el ciclo escolar 2021-2022; sin embargo, la consolidación de este mandato constitucional contrasta con la realidad del sistema educativo nacional: aún no se han logrado universalizar los niveles previos de educación (preescolar, primaria y secundaria); según el Censo de 2010, de los 6.71 millones de adolescentes de entre 15 y 17 años de edad que había en ese año en el país, 2.21 millones no asistían a la escuela; y, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, 2012, en los últimos 10 años 6.5 millones de adolescentes han tenido que dejar el bachillerato


Uno de los mayores retos de política pública para los próximos años se encuentra en la urgencia de ampliar la cobertura y la calidad de la educación media-superior. En esta materia, como en casi toda la agenda de la cuestión social, el mayor desafío se encuentra en cerrar las brechas que nos dividen como país, pues si bien es cierto que se ha alcanzado casi el 65% de cobertura en este nivel de estudios a nivel nacional, hay municipios y regiones en donde sólo se llega a coberturas del 50% hasta del 40% respecto de la población de 15 a 17 años que tiene la oportunidad de asistir a la escuela.

De acuerdo con el documento del INEE, “La Educación Media Superior en México” (2011), el 5% de los egresados de primaria no continuó estudiando la secundaria y sólo 80% de quienes sí lo hicieron la finalizó en tres años; y que, de acuerdo con el reporte del INEE “Panorama Educativo de México 2011. Indicadores del Sistema Educativo Nacional, Educación Básica y Media Superior”, en 2010 el 30% de los jóvenes de entre 15 y 17 años no lograron completar sus estudios de secundaria y, por lo tanto, no accedieron a los estudios en nivel medio superior.

Además, el documento “Estructura y dimensión del Sistema Educativo Nacional”, del INEE indica que el proceso de escolarización de la infancia ha sido lento y desigual: de 1990 a 2000, la escolaridad promedio de la población de 15 años y más registró un avance anual de 0.11 por grado, y la siguiente década, este incremento fue de 0.12 grados por año; de acuerdo con el Instituto estas cifras permiten concluir que “de continuar este progreso, en 2020 el promedio de escolaridad de la población de 15 años y más será de 9.9 grados, equivalente al primer grado de educación media superior”, lo cual es insuficiente para cumplir con el mandato constitucional aprobado hace poco más de un año.

Asimismo, según el documento previamente citado, la tasa de crecimiento de la educación media superior, la cual había registrado incrementos significativos en los periodos 1994-2000 y 2000-2006, disminuyó en el periodo 2006-2011: “estos porcentajes decrecieron y fueron mucho menores, por lo que habrá que esperar datos posteriores al ciclo 2012/2013, que será cuando entre en vigor el decreto de obligatoriedad de este tipo educativo (Cámara de Diputados, 2012)”.

Jóvenes sin escuela

Según los datos del Censo de 2010, en México había en ese año un total de 822,563 adolescentes entre los 15 y los 17 años de edad, es decir, jóvenes en edad de cursar la educación media superior; sin embargo, según cifras de la “Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, 2012”, el 30.5% de ellos no asistían a la escuela, el decir, 269,441.

Debe destacarse que la inasistencia al bachillerato es mayor entre los hombres que entre las mujeres, pues de los 443,423 adolescentes del sexo masculino contabilizados en 2010, había 140,850 que no estaban inscritos en el nivel de educación media-superior, dato equivalente al 31.8% de ellos.

Asimismo, de las 439,140 mujeres en edad de asistir al bachillerato, el Censo de 2010 contabilizó a 128,591 que no tenían la oportunidad de hacerlo, cifra equivalente al 29.3% de las adolescentes en edad de estudiar la educación media superior.

En total, entre los ciclos escolares 2000- 2001 y el 2010-2011, más de 6.5 millones de adolescentes han tenido que dejar la escuela; y de acuerdo con el módulo especial de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, relativo a la educación media superior, más del 52% de ellos han tenido que hacerlo debido a dificultades económicas en sus hogares; mientras que un 23% dejó la escuela por embarazo, matrimonio o unión.

Inasistencia y deserción en las entidades

En todo el país hay 17 entidades que tienen índices de inasistencia al bachillerato superiores a la media nacional. La peor situación de encuentra en Michoacán, en donde el 45.1% de las y los adolescentes que en 2010 estaban entre los 15 y los 17 años de edad no asistían a la escuela.

En segundo lugar se encuentra Guanajuato, con un 41% de inasistencia en el grupo de edad señalado; en tercer sitio está Chiapas, con un 39.8%; en cuarto sitio Zacatecas con un 39%; y en el quinto peor lugar se encuentra el estado de Guerrero, con un 36.9% de inasistencia.

Otras entidades con promedios superiores al nacional son: Jalisco, Durango, Aguascalientes, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Hidalgo, Morelos, y San Luis Potosí.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción en la Educación Media Superior, las entidades del país en que hay mayor porcentaje de alumnas y alumnos que tuvieron que dejar sus estudios en el ciclo 2010-2011 son: Nuevo León con un 23.55%; Distrito Federal con 18.53%: Chihuahua con un 17.57%; Morelos con un 17.50%; Guanajuato con 17.48% y Coahuila con 17.39%.

Es de llamar la atención que en varias de las entidades más pobres la deserción escolar en educación media superior es más baja: en Puebla es de 10.06%; en Chiapas de 10.35%; en Tabasco de 11.96%; en Veracruz de 12%; en San Luis Potosí de 12.64%; y en Guerrero de 12.91%.

Radiografía de la EMS

En su documento “Estructura y dimensión del Sistema Educativo Nacional”, el INEE indica que 29,853,979 alumnos de educación básica y media superior se matricularon en el ciclo escolar 2010-2011, y el 14% fueron estudiantes de educación media superior, es decir, 4,187,528 alumnos.

Asimismo, de acuerdo con cifras del citado Instituto, hay 15,110 escuelas de educación media superior agrupadas en seis categorías (de acuerdo con su sostenimiento y gestión administrativa): federales, estatales (en estas dos se distinguen las centralizadas y las descentralizadas), autónomas y privadas.

La atención de los más de cuatro millones de alumnos de educación media superior se distribuyó de la siguiente manera: 28.6% en las escuelas descentralizadas de las entidades federativas; 20% en las centralizadas del gobierno federal; 19.9% en las privadas; 15.4% en las centralizadas de las entidades federativas; 12.4% en las autónomas; y 3.6% en las descentralizadas del gobierno federal.

Más de 90% de los tres modelos educativos de este nivel de estudios (bachillerato general, bachillerato tecnológico y educación profesional técnica) se encuentran distribuidos en localidades que van desde alta a muy baja marginación; sin embargo, cabe destacar que menos de 10% del total de planteles de este nivel de estudios se encuentran en localidades de muy baja marginación.

Es importante señalar, en este sentido, que los tres modelos educativos de la EMS en el país concentran su oferta en localidades urbanas y en las rurales con más de 500 habitantes, lo que tiene como consecuencia que las localidades más pequeñas sean rezagadas en este nivel educativo.

Asimismo, los planteles de educación media superior con hasta 100 estudiantes representan más de 40% del total, pero tienen una matrícula del 8%, y, en contraste, los planteles más grandes concentran un porcentaje mucho mayor de la matrícula, con el 57.2%.

EMS para la población rural e indígena, una prioridad

La población rural e indígena que vive en mayores condiciones de pobreza sigue siendo aquella con menores oportunidades de acceder a niveles educativos superiores; y la profunda desigualdad social en la que viven es un factor fundamental en torno a la complejidad que implicará asegurar el acceso a la educación media superior a estos grupos de población, en los que desde la primaria los porcentajes de término son muy bajos. Según el “Panorama Educativo de México, 2011”, en 2010:

• El porcentaje de jóvenes de 15 a 17 años que vivían en zonas rurales que contaron con primaria completa sólo fue de 56.8%, mientras que la de aquellos que reisidían en zonas urbanas fue de 75.8%

• Fue de 57.1% si eran indígenas y de 71.7% si no eran indígenas

• Fue de 45.8% cuando el padre o tutor no tuvo instrucción y de 85.9% cuando éste contó con estudios de educación superior

• Fue de 54.1% entre los que vivieron en zonas de alta marginación y de 73.5% si su residencia fue en zonas de baja marginación.

La apuesta por la educación tecnológica… sin computadoras

Actualmente las Tecnologías de la Información y la Comunicación se consideran herramientas pedagógicas importantes en la formación básica de los estudiantes y en el ciclo 2010/2011 las escuelas de educación media superior donde existe un equipamiento mínimo de computadoras generalizado adoptaron un parámetro de ocho alumnos por computadora (referente propuesto por la OEI en sus Metas 2021 para los países iberoamericanos).

Sin embargo, sólo el 44% de las escuelas de educación media cumplió con esta medida: 60% de las escuelas privadas; 41% de las escuelas centralizadas del gobierno federal o las descentralizadas de las entidades federativas; y entre 26% y 24% de las escuelas centralizadas de las entidades federativas y escuelas autónomas, respectivamente.

Cabe señalar que la conexión de Internet es bastante generalizada en las escuelas que cuentan con computadoras suficientes para los alumnos, con excepción de las escuelas centralizadas de las entidades federativas.•

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