Salud

Beber alcohol te hace más vulnerable que “feliz”

El alcohol es un gran desinhibidor social y psicológico que, al liberar dopamina y bloquear la corteza prefrontal del cerebro, logra que las personas se sientan “más felices”, desenvueltas, espontáneas… efectos pasajeros que en la realidad conllevan demasiados riesgos.

Según el documento “El consumo de alcohol durante la pandemia de COVID-19 en América Latina y el Caribe”, publicado en septiembre por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el alcohol causa aproximadamente 379 mil muertes en la región, el 6.5% del total.

“El alcohol entraña muchos riesgos agudos y crónicos para la salud y se lo vincula con un mayor riesgo de debilitamiento del sistema inmunitario, lo cual puede tornar a las personas más susceptibles a contraer enfermedades infecciosas, incluida la COVID-19”, advierte el organismo.

Sin embargo, las sensaciones de aparente bienestar y felicidad han hecho que su consumo persista, e incluso incremente, durante el confinamiento por la pandemia, lo que incrementa también la vulnerabilidad frente al nuevo coronavirus.

La Comisión Nacional contra las Adicciones lo advirtió desde el inicio de la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia:

“El distanciamiento social no es algo fácil, ya que la falta de contacto con otras personas y los cambios en la rutina diaria pueden afectar la salud física y mental de las personas. Se ha documentado ampliamente que el distanciamiento social podría tener algunos efectos no deseables, como: el aumento en el consumo de tabaco, la falta de actividad física, llegar a tener conductas sexuales de riesgo, tener consumo compulsivo de alimentos y el uso excesivo del alcohol”.

La CONADIC también ha informado sobre el peligro de incrementar el consumo y abuso del alcohol: mayor riesgo de padecer tuberculsosis u otras neumonías típicas, interrupción de la expulsión normal de secreciones en las vías respiratorias, disminución de las funciones de las células inmunes y debilitamiento de las barreras del organismo para enfrentar infecciones en el tejido pulmonar.

Felicidad engañosa

“Nos vuelve efusivos, perdemos la conciencia del tiempo, nos reímos con mayor facilidad y nos quita el filtro de lo negativo creado socialmente”, señaló en una entrevista publicada por UNAM Global el investigador Eduardo Calixto González, jefe del Departamento de Neurobiología de la Dirección de Investigaciones de Neurociencias del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM).

La dopamina que libera el consumo de alcohol inhibe la región más inteligente del cerebro: la corteza prefrontal. Según detalla el experto, esta parte del cerebro humano se encuentran el razonamiento moral, de proyección social y funcionalidad de las reglas sociales.

Al consumir cantidades elevadas de alcohol, las personas empiezan a experimentar un engañoso ciclo de “felicidad”: se sienten muy efusivas, ríen más, no sienten ansiedad, pierden la conciencia del tiempo, perciben más atractivas a otras personas (física y emocionalmente) y se frena cualquier percepción considerada como socialmente negativa.

Estos procesos son los que han hecho del alcohol una sustancia tan adictiva. Sin embargo, señala Calixto, la etapa de efusividad se transforma en una de inhibición, en la que aumentan el cansancio y el sueño y disminuye la actividad neuronal.

La sensación pasajera de bienestar deja en el organismo los verdaderos efectos del alcohol; entre otros: el debilitamiento del sistema inmunitario, un mayor riesgo de padecer el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una de las complicaciones más graves de la COVID-19, de acuerdo con la OPS.

Además, la frecuencia en su consumo conlleva un aumento de tolerancia en el organismo que con el tiempo desarrolla una dependencia que puede llegar a convertirse en una enfermedad farmacológica, como señala el investigador de la UNAM.

Las autoridades de salud nacionales e internacionales han sido enfáticas sobre la importancia de cambiar los estilos de vida a unos más saludables, lo que incluye el dejar de consumir bebidas alcohólicas o hacer con moderación.

Ya que en algún momento se llegó a hablar de supuestos beneficios del alcohol contra el COVID-19, la OPS ha publicado una lista de advertencias e información relevante para recordar que su consumo no protege contra esta enfermedad ni evitará que se contraiga: al contrario, en vez de hacer a las personas “más felices”, las hace mucho más vulnerables.

Para mayor información, compartimos los documentos de la OPS sobre consumo de alcohol y COVI-19:

alcohol-covid-19-long-fact-sheet-es

encuesta-consumo-de-alcohol

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