De acuerdo con el interés, el compromiso y las opiniones de los países, la Cooperación Sur-Sur se ha mostrado fecunda para marchar hacia las metas de Desarrollo Sostenible 2030 aprobadas por la Asamblea General de la ONU.
Por Jorge Chediek y Bernardo Kliksberg
BAPA+40, la Segunda Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Cooperación Sur-Sur (Buenos Aires, 20/22/3/2019) marcó un hito histórico en el gran debate en curso sobre cómo fortalecer y profundizar esta cooperación.
Los representantes de los 160 países acreditados en la Conferencia produjeron un documento final que constituye una verdadera hoja de ruta para guiar la Cooperación Sur-Sur en el futuro. Generado a través de una laboriosa tarea de intercambio, se apoya en la importante experiencia acumulada y en las enseñanzas que se desprenden de ella.
Se comentan sintéticamente a continuación algunas de las ideas rectoras que aporta el documento, y se extraen conclusiones sobre los desafíos críticos que enfrenta la hoja de ruta, que supone en el futuro.
El espíritu principal que anima y preside la Cooperación Sur-Sur es la solidaridad. Es ante todo una manifestación de solidaridad concreta entre los pueblos y países del Sur, que aporta directamente a su bienestar y a su soberanía.
Es también diferente de la cooperación Norte Sur, la cual complementa y no reemplaza.
Un catalizador clave es la proximidad de las experiencias de los países. Con sus especificidades muchos comparten problemas críticos similares.
Tienen asimismo una gran meta común: los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Comparten su finalidad central de erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones. También la visión comprensible del desarrollo sostenible como compuesto por tres dimensiones, la económica, la social y la ambiental, que se expresa en las 17 metas fijadas en las Metas 2030.
La Cooperación Sur-Sur se ha beneficiado sobremanera de la colaboración de la cooperación triangular. El aporte de terceros países u organizaciones y otros actores, bajo diversas modalidades, como el financiar o compartir costos, programas de capacitación en los mismos, investigaciones conjuntas, intercambios de personal, apoyos a centros de excelencia, y otras formas, han hecho viables en algunos casos, y potenciado en otros, los proyectos de cooperación entre países del Sur.
Todos los análisis que siguen se refieren al trabajo conjunto de la cooperación Sur-Sur y la triangular.
Las tendencias que se están dando en la política internacional y las relaciones económicas crean con contexto favorable a la promoción de la cooperación Sur-Sur, y a la búsqueda de un desarrollo económico sostenido.
Los países en desarrollo afrontan exigentes desafíos continuos y otros emergentes para poder implementar la agenda 2030. Necesitan reforzar sus recursos para poder enfrentarlos, y construir capacidades institucionales, humanas, de experticia, tecnológicas, y otras.
Hay en ellos un interés colectivo en avanzar hacia sociedades en paz e inclusivas. Bases esenciales de un desarrollo sostenible. Consideran que se necesita en todos los niveles instituciones efectivas, inclusivas y que rindan cuentas. Perciben como parte integral de sus esfuerzos, alcanzar el buen gobierno, el predominio de la ley, los derechos humanos, las libertades fundamentales, el acceso igualitario a sistemas de justicia efectivos, y medidas para combatir la corrupción y cortar los flujos financieros ilícitos.
Los indicadores señalan que en las últimas décadas, complementando la cooperación Norte-Sur, la principal forma de cooperación para el desarrollo, la cooperación Sur-Sur ha crecido considerablemente.
Ello tiene múltiples expresiones. Sus ámbitos de operación se han ampliado, ha facilitado procesos de integración regional, subregional, e interregional, provisto vías innovativas para acciones colectivas, y fortalecido sus aportes al desarrollo sostenible en sus tres dimensiones.
Asimismo, han crecido sus niveles de incorporación en políticas nacionales y regionales, y expandido la participación de instituciones dirigidas a implementarla. Se ha extendido el tipo y número de actores de todas las áreas de la economía y la sociedad que participa en sus actividades.
Las institucionales multilaterales, y bancos internacionales y regionales la han apoyado y provisto de recursos. También se han asociado a sus esfuerzos los nuevos bancos creados por los países en desarrollo. Se han creado fondos especiales para potenciarla.
Las acciones de la Cooperación Sur-Sur se han orientado consistemente por una serie de principios que han demostrado en la práctica su relevancia y el alto valor que le asignan los países, y que son un pilar de sus logros.
Entre los principales:
La cooperación ha ido evolucionando de áreas acotadas a objetivos cada vez más holísticos.
Está enfatizando especialmente la intervención en los proyectos de actores múltiples. Entre ellos: los congresos, los gobiernos locales, el sector privado, las universidades, las organizaciones voluntarias, las organizaciones basadas en la fe, las filantrópicas, los centros científicos y tecnológicos, los tanques de pensamiento, las fundaciones.
Como lo fijan las metas de desarrollo sostenible, la eliminación de la pobreza extrema y la reducción de la pobreza deben ser prioridades para los países en desarrollo. La pobreza es enfrentable. Han habido experiencias muy importantes en el Sur, donde se han reducido considerablemente las cifras de pobreza.
Si bien las particularidades de las condiciones y circunstancias nacionales deben tomarse muy en cuenta, hay un amplio camino a recorrer para compartir el conocimiento y las enseñanzas que surgen de dichas experiencias.
Junto a los temas usuales de la Cooperación Sur-Sur hay nuevos temas emergentes que pueden beneficiarse sobremanera de ella.
Entre ellos merecen especial atención:
El sector privado está llamado a ser un socio fundamental, en la movilización de las metas del milenio.
Debe impulsarse su alineamiento con dichas metas, y su contribución económica, pero también su aporte en tecnologías, gerencia de calidad, y soluciones innovativas. Una de las áreas más promisorias es la de las alianzas entre el sector privado y el público. La cooperación Sur-Sur debe estimular dichas alianzas, facilitando compartir el conocimiento disponible, las experiencias y las prácticas ejemplares, entre otros campos en áreas como la evaluación de riesgos, y los marcos regulatorios.
En general se debe promover la profundización de la participación del sector privado, en la agenda 2030, en coordinación creativa con los otros agentes del desarrollo, bajp el liderazgo de los gobiernos y alineado con sus planes de desarrollo.
La Cooperación Sur-Sur ha incluido en sus temáticas la superación de las discriminaciones de género, y el empoderamiento de las mujeres. Se aspira a que refuerce la perspectiva de género, en todas las iniciativas que adelante.
Las organizaciones que integran el Sistema de las Naciones Unidas han trabajado estrechamente con la cooperación Sur-Sur y la triangular. Han integrado estrategias para avanzarla en sus políticas y planes de trabajo. Han creado asimismo unidades especializadas en la materia, y establecido programas, asignándoles recursos humanos y financieros.
Pueden cumplir un rol crucial en ayudar a los países en desarrollo a su pedido en la instalación de las capacidades institucionales y la preparación de los recursos humanos necesarios para la formulación e implementación de políticas y estrategias nacionales para la cooperación Sur-Sur y la triangular. También los pueden asistir en la identificación de posibles socios estratégicos.
Debería optimizarse la coordinación y la complementariedad de esfuerzos entre las agencias del Sistema para obtener la más alta efectividad posible en el apoyo a la cooperación Sur-Sur.
Se ha confirmado el rol la Oficina de Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (UNOSSC) como punto focal para promoverla en el Sistema y a nivel global. Está llevando adelante una intensa actividad reconocida por los países. Forma parte del PNUD, que le ha dado pleno apoyo. Debe continuar profundizando los mandatos que se le dieron al respecto.
Las Comisiones Regionales de la ONU están apoyando activamente la Cooperación Sur-Sur. El reforzamiento continuo de su apoyo técnico, de diseño de políticas, y de investigación, agregará componentes de la mayor relevancia.
Surgen del denso y riguroso documento de conclusiones producido por los países en BAPA+40, un conjunto de desafíos futuros de los que dependerá la implementación de esta ambiciosa y fundamentada hoja de ruta.
Entre los principales se hallan:
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Recapitulando, hay, gracias a BAPA+40, una hoja de ruta colectiva que orienta el camino. La cooperación Sur-Sur, complemento de la Norte-Sur, cuenta con un muy importante plus. Todo indica que ha ganado la batalla de la “credibilidad”, y despierta una extendida confianza en los países.
Junto a enfrentar los desafíos críticos planteados y otros añadibles, será imprescindible renovar y afianzar continuamente la base que le da existencia, la idea de solidaridad.
Como lo resaltara el Papa Francisco, en el mundo globalizado, es imprescindible globalizar la solidaridad, y la Cooperación Sur-Sur y la triangular están demostrando ser una vía efectiva para hacerlo.
Jorge Chediek es director de la Oficina de Cooperación Sur-Sur de la ONU, y enviado especial del Secretario General para el tema.
Bernardo Kliksberg es asesor estratégico de la Dirección de la Oficina.
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