El impresionismo fue un movimiento artístico radical que surgió a finales del siglo XIX, en París. Los impresionistas se rebelaron contra los temas clásicos y el academicismo abrazando así la modernidad, y creando obras que reflejaran el mundo en el que vivían. Tenían en común la creencia de que la luz podía definir un momento en el tiempo, con el color proporcionando definición de formas en lugar de líneas negras.
Escrito por: Mónica Muñoz
Claude Monet, Edóuard Manet, Edgar Degas, Paul Cézanne, Camille Pisarro, Auguste Renoir… Son artistas referentes a este periodo. El movimiento impresionista hizo su debut oficial en 1874 en una exposición organizada por el estudio de fotografía parisino de Félix Nadar. Las obras expuestas habían sido presentadas previamente al Salón y rechazadas por la Academia. Sin embargo, también hubo mujeres que formaron parte de este movimiento como Eva Gonzales, Mary Cassatt, Marie Bracquemond y Berthe Morisot por mencionar algunas.
Te invitamos a leer: Incendio y desidia
Nació en el seno de una familia burguesa interesada por el arte. Ella y su hermana Edma estudiaron con el maestro Camille Corot cuya forma de captar la realidad a través de luz y el color influyó con notoriedad en su obra. A los 23 años expuso en el Salón de París y se unió al impresionismo. Édouard Manet y Morisot fueron amigos. Ella posó para él varias veces, como muestra podemos ver la pintura “Berthe Morisot con un ramo de violetas”, pintada por el artista en 1872.
Gracias a que perteneció al contexto de la burguesía, tuvo la oportunidad de que a su casa familiar fueran a cenar continuamente los mejores artistas e intelectuales de su época y varios fueron sus pretendientes. Pero Berthe se casó con Eugène Manet, hermano de su amigo, y con él tuvo a su hija Julie.
A Berthe Morisot le gustaba pintar lo que veía. Adoraba pintar al aire libre, pero debido a su condición de mujer burguesa su margen estaba muy limitado pudiendo solo pintar en el hogar o en parques durante el día. El crítico de arte Albert Wolff del diario Le Figaró escribió sobre ella: “También hay una mujer en el grupo, como en todas las bandas famosas”, anotaba, y agregaba que “con ella, la gracia femenina se mantiene en medio de los desbordes de una mente delirante”.
Fue una artista que plasmó con gran maestría y libertad sus obras, así como lo hicieron sus compañeros varones. Recordemos que el impresionismo era una forma revolucionaria de pintar. Sin embargo, para las pintoras el género era un inconveniente desde el principio: la Ecole des Beaux-Arts (Escuela de Bellas Artes) estuvo completamente cerrada a las mujeres hasta 1897. Además, en ese entonces las mujeres debían salir de casa acompañadas o se prestaban al escándalo. Berthe pintó la vida cotidiana, como, por ejemplo, niños y mujeres en plácidas escenas domésticas o en jardines. Ella misma escribió en su diario: “Creo que nunca ha habido un hombre que haya tratado a una mujer como a un igual, y eso es todo lo que hubiera pedido. Sé que valgo tanto como ellos”. Mi favorita es su obra “Mujer en su toilette”, que realizó entre los años 1875 y 1880.
“La artista ha encontrado la forma de fijar los destellos que se producen sobre las cosas y el aire que las envuelve… el rosa, el verde pálido, la luz vagamente dorada, cantan con una armonía inexpresable”, escribió Gustave Geoffroy, en el diario La Justice en 1881. Experimentó con el concepto de lo “inacabado” en su pintura y de esta manera demostró que era una de las más audaces y que realmente traspasaba los límites. Su obra “Mujer reclinada de gris” (1879) es un claro ejemplo, allí podemos apreciar como la figura femenina casi se disuelve en el fondo y los bordes quedan incompletos.
Llegó a ser conocida como “el ángel de lo incompleto” y apreciada, por quienes la entendieron, por haber seguido un camino radical que la diferenció de los demás y la llevó al borde del estilo abstracto. Aunque sí vendió varias de sus obras, nunca necesitó el dinero, así que la mayoría de sus cuadros quedó en el entorno familiar y en colecciones privadas, y no llegaron a los museos. Eso hizo que los críticos de arte catalogaran su trabajo como parte de un sentimentalismo trivial, dedicado a la vida cotidiana de las mujeres, hasta que fue redescubierta por Anne Higonnet, una de las primeras historiadoras de arte que estudió su caso. La artista falleció el 2 de marzo de 1895, a los cincuenta y cuatro años, a consecuencia de una congestión pulmonar.
El 2 de marzo de 1896, cuando fue el primer aniversario de su muerte, se realizó una retrospectiva conmemorativa que reunió más de 400 de sus cuadros y que fue organizada por sus amigos impresionistas. Sin olvidar que durante décadas fue excluida del canon de la historia del arte del siglo XIX. Y al igual, en el siglo XX, sus obras no tuvieron la misma reputación que las pintadas por los líderes del Impresionismo que sí aparecen en las galerías de arte y los museos más conocidos.
Lo bueno fue que, en la década de 1960, investigadoras feministas empezaron a sacarla de nuevo a la luz.
El caso de Berthe Morisot nos recuerda como en el siglo XIX no era fácil ser pintora y no se tenían las mismas oportunidades. Aunque si contó con los medios económicos necesarios para vivir de hacer arte, luchó por tener un lugar, ser parte del movimiento, no dormirse en sus laureles y pintar lo que quería.
Mientras que las pinturas de sus compañeros masculinos eran aclamadas como “originales” o “vigorosas”, las suyas en cambio, eran “encantadoras”, “graciosas” o “delicadas”. Su estética innovadora se vio como resultado de su “visión femenina“, y quedó relegada a una simple “artista femenina”. En tanto que los estrictos conservadores que lidereaban los salones franceses rechazaban una y otra vez las obras de muchos impresionistas, las de Morisot sí eran incluidas cada vez que participaba.
Sus pinturas son hermosas, fueron innovadoras, su estilo fue mucho más auténtico que el de cualquier otro pintor. Llevó el impresionismo a los Estados Unidos en la American Art Association… Aún falta seguir dando a conocer a muchas artistas mujeres transgresoras que siguen ignoradas.
Aún hoy en día se vende en subasta más obra masculina que femenina. El análisis de Artsy, titulado Women Artists Market Report, demuestra que, de las 500 obras más caras del mercado en 2022, únicamente el 10 por ciento fueron creadas por mujeres, es decir, cincuenta. Por otro lado, cuando se hace un comparativo de los mil artistas que rompieron récords de subasta en 2022, sólo 229 son mujeres. Y como podemos ver, actualmente, las mujeres creadoras siguen batallando por hacerse un lugar en el mercado del arte y así poder vivir de su obra… en vida. En sí todavía las mujeres artistas siguen batallando por la igualdad en el arte.
También podría interesarte: El poder arbitrario
Las pastorelas, una de las tradiciones más icónicas de la Navidad en México, son mucho…
Las historias no son totalmente ciertas o falsas, se nutren entre verdades, perdidas entre recuerdos…
La Navidad, con su mensaje de esperanza y renovación, ha inspirado a artistas mexicanos a…
Le consultamos a ChatGPT cuáles son los seis platillos más populares que se preparan en…
El pasado martes 17, la inteligencia mexicana perdió a un extraordinario exponente al sobrevenir el…
Los villancicos forman parte esencial de la tradición navideña en México, mezclando elementos religiosos y…
Esta web usa cookies.
Ver comentarios