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Bienestar neonatal, base de una infancia saludable

por Arturo Cardona

Uno de los momentos más críticos en la vida de cualquier ser humano es el nacimiento. Las estadísticas plantean que del total de nacimientos que se tienen a nivel mundial, el 10% tienen alguna complicación con el riesgo de morir o quedar con alguna discapacidad para el resto de la vida, tanto para la madre como para el feto y el recién nacido.


En México, de acuerdo con cifras publicadas por el INEGI en el año 2010, hubo 17,627 muertes fetales entre las semanas de gestación 22 y 38 (éste es un reflejo de la atención que se brinda a la madre en el embarazo y el parto) y 28,861 muertes en niños menores de un año de vida, de las cuales 18,151 (62.89%) se presentaron en el periodo neonatal, es decir, hasta antes de los 28 días de vida. Las afecciones generadas en el período perinatal son la primera causa de muerte, seguida de las infecciones y la asfixia.

El momento del nacer conjunta diversos aspectos biológicos, psicológicos y sociales que permiten que el 90% de los seres humanos no tengan ningún problema durante el nacimiento, aunque México por ser un país emergente está enfrentando situaciones de índole de salud pública como en algunos de los países desarrollados en donde hay una tasa mayor de nacimientos pretérmino, en comparación con países más pobres y existen diversas circunstancias que favorecen ésta. Dentro de las causas más importantes se encuentran: mayor número de madres en los extremos de la vida fértil, adolescentes o en edad avanzada, más uso de técnicas de fertilización in vitro y un incremento en el número de nacimientos vía abdominal por operación cesárea, situaciones todas que puedan interferir en este bienestar materno fetal con la presencia de complicaciones durante el embarazo como la diabetes gestacional.

Por tal motivo el control prenatal de toda mujer embarazada debe ser desde el inicio de la gestación, con vigilancia en el incremento del peso y al enfatizar en los aspectos nutricionales, prevenir sobre todo alguna complicación.

Uno de los aspectos que hay que recalcar es que la mujer embarazada debe recibir educación sobre los diferentes aspectos que están ocurriendo en su cuerpo y en el desarrollo de su hijo; debe conocer los cambios físicos que experimentará en cada uno de los trimestres de la gestación e identificar anormalidades que son signos de alarma para que pueda acudir a consulta médica; es de suma importancia el que conozca los pasos del trabajo de parto o lo que es una operación cesárea y sus indicaciones, pero, sobre todo, debe conocer las manifestaciones clínicas de las complicaciones que puedan existir durante su embarazo, el parto y el puerperio.

Durante la gestación y después del nacimiento, el equipo de salud debe favorecer el vínculo que se establece entre la madre y el hijo. El primer contacto que tiene la madre con su hijo es muy importante, por lo que hay que permitir que la madre abrace, bese, hable y ofrezca pecho a su hijo dentro de la primera media hora posterior al nacimiento, ya que esto favorece la lactancia materna, la cual representa la medida preventiva más importante con la que cuentan los seres humanos, pues la leche materna tiene características que la hacen el alimento ideal de todo recién nacido, por su balance en el contenido de proteínas, grasas y carbohidratos, que es el adecuado, y tiene una serie de elementos que la hacen única, ya que protege a los recién nacidos de contraer infecciones, favorece el desarrollo neurológico de una manera óptima y estrecha los lazos de unión entre la madre y el hijo.

En aquellos recién nacidos que por alguna causa o complicación son alejados de sus madres y deben permanecer en unidades de terapia, la leche materna de la propia madre permite que los niños se recuperen de una manera más rápida y puedan egresar en forma temprana a su domicilio. En diferentes ciudades de México se están desarrollando bancos de leche humana, lo que permite que madres que tienen exceso de leche la puedan donar y después de un proceso de pasteurización ser utilizada en aquellos recién nacidos que por alguna circunstancia no reciben la suficiente cantidad de leche de su propia madre, estrategia que permite elevar la calidad de vida de estos recién nacidos.

Desafortunadamente, las estadísticas en México señalan que la práctica de la lactancia materna ha descendido por debajo de un 15% en los primeros seis meses de vida, y es más notoria entre las madres de mayor educación en comparación con las madres de áreas rurales y con menor nivel educativo, por lo que las estrategias deben de reorientarse para brindar educación y capacitación a las madres en todos los niveles sobre los beneficios de la leche materna, y para aquellas que se reintegren a su ámbito laboral, ofrecer las condiciones que favorezcan esta práctica al disponer de espacios limpios, privados y cómodos para que la extracción de la misma se realice. Un aspecto fundamental deberá ser la capacitación de todo el personal de salud para que sean promotores convencidos y constantes de los beneficios de la lactancia materna.

Otro de los eslabones de la cadena para disminuir la mortalidad, y que por su carácter es fundamental, es el que a todos los recién nacidos se les apliquen las vacunas BCG y contra la hepatitis B; ambas estrategias permiten prevenir la tuberculosis meníngea y evitar la transmisión de hepatitis B de madre a hijo y, por supuesto, no debemos olvidar la importancia de completar los esquemas de vacunación en niños menores de cinco años y mantener al 97% la cobertura nacional con el programa de vacunación universal.

No menos importante debe considerarse que los recién nacidos deben ser sometidos a dos tamizajes que van a prevenir discapacidad en la vida futura. El primero es el tamiz metabólico que, con la obtención de unas gotas de sangre del talón colocadas sobre un papel filtro y que posteriormente serán analizadas, permitirá determinar patologías endócrinas como el hipotiroidismo congénito, o errores del metabolismo que son disfunciones enzimáticas como en la fenilcetonuria, que en caso de no ser diagnosticadas de manera temprana, producen alguna discapacidad física, mental o muerte.

La segunda prueba de escrutinio recomendada y de carácter obligatorio es el tamiz auditivo, estudio que detecta de manera temprana aquellos niños que pueden cursar con una disminución en su capacidad auditiva y de esta manera poder ayudarlos en forma temprana y oportuna para lograr el máximo desarrollo de lenguaje.

El cuidado de un recién nacido es parte fundamental de la capacitación que toda madre debe recibir de parte del personal de salud. Los usos y costumbres de cada región deben ser conocidos y el personal de salud debe saber respetar éstas, siempre y cuando no vayan en contra del bienestar de los recién nacidos. Toda madre debe recibir información de cómo alimentar a su hijo, cómo asearlo, cómo cuidarlo, cargarlo, dormir y saber identificar situaciones que podrían poner en riesgo la vida de sus hijos, siguiendo las siguientes directrices:

La posición boca arriba en la manera de dormir a los recién nacidos es la más recomendada, ya que reportes en la literatura han evidenciado el mayor riesgo de “muerte de cuna” en aquellos recién niños en que adoptan otras posiciones.

Una buena práctica es la consulta de cualquier recién nacido a los siete días de vida, ya que la primera semana de vida es el componente más importante de la mortalidad que se registra en los primeros 28 días de vida con un 63%, y a su vez, el primer mes de vida es el componente más importante del 37% de muertes que se registran en el primer año de vida y en los primeros cinco años de vida.

La consulta de los primeros siete días de vida está orientada a fomentar la lactancia materna y resolver dudas de la madre sobre el cuidado de su recién nacido. Esta consulta es una ventana de oportunidad para retomar la lactancia materna exclusiva para los siguientes seis meses de vida.

Durante el primer mes de vida el niño empieza a desarrollar capacidades neurológicas como es el sostén de la cabeza, fijar la mirada y seguimiento de algunos objetos, y se estrecha el vínculo madre-hijo.

El conjunto de medidas educativas y acciones mencionadas en los párrafos anteriores tienen como corolario mejorar la salud de las madres y sus recién nacidos, con el objetivo de brindar apoyo a todo el potencial del ser humano para ser la base de una infancia saludable, y de esta manera contribuir a aumentar la calidad de vida de nuestros niños. 

Arturo Cardona
Director General del Instituto Nacional de Perinatología Isidro Espinosa de los Reyes
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