Escrito por 5:23 pm Agendas locales, Mario Luis Fuentes, Saúl Arellano

Cambiar de Rumbo: el desarrollo tras la pandemia.

Cambiar de rumbo: el desarrollo tras la pandemia

El Grupo Nuevo Curso de Desarrollo de la UNAM, pone a disposición del público lector este nuevo libro, “Cambiar de rumbo: el desarrollo tras la pandemia”, en el que se integra una colección de ensayos para contribuir a la discusión pública sobre las dimensiones sociales, políticas, institucionales y económicas de la panemia del COVID19

Por: Rolando Codera y Enrique Provencio.

Presentación

El Grupo Nuevo Curso de Desarrollo (GNCD) ofrece esta colección de ensayos para contribuir a la discusión pública sobre las dimensiones sociales, políticas, institucionales y económicas de la pandemia del COVID-19. Cambiar el rumbo: el desarrollo tras la pandemia, reúne colaboraciones de quienes integramos el GNCD y de varios invitados, a quienes agradecemos su disposición y respuesta a una convocatoria apremiante para entregar sus textos en un plazo perentorio.

Los aportes que integran el volumen, escritos casi todos entre el 15 y el 20 de mayo de 2020, se ocupan sobre todo de reflexiones acerca de las implicaciones que tiene la crisis generada por la pandemia para las condiciones de vida de la población, la organización social, las circunstancias políticas y para algunos aspectos de las relaciones internacionales. Se abordan, principalmente, diferentes opciones de política para contener y mitigar la crisis en sus primeros impactos, facilitar la recuperación y orientar la reconstrucción para cambiar el rumbo del desarrollo tras la pandemia.

Un texto previo

El GNCD dio a conocer el 28 de marzo de 2020 un comunicado con sus primeras apreciaciones sobre las dimensiones sociales y económicas de la crisis sanitaria[1]. Para ese día se registraban en México 848 casos confirmados y en el mundo se rebasaban los 600, 000 por el COVID-19, y los fallecidos llegaban a 16 en nuestro país y superaban los 27, 000 globalmente.  Para entonces, ya declarada la pandemia por la Organización Mundial de la Salud, y cuando apenas iniciaba en México el aislamiento para frenar la reproducción más acelerada del COVID-19, se apreciaba que nos encontrábamos ante una crisis generalizada y de nuevo tipo, de grandes magnitudes y consecuencias profundas, si bien no cuantificadas con precisión.

Aquellos planteamientos iniciales del GNCD fueron sobre todo un llamado de atención para responder pronto a la altura de la emergencia, y hacer ver que junto con la prioridad de proteger la salud de toda la población y fortalecer urgentemente el sistema sanitario, nos teníamos que movilizar, gobierno y sociedad, para proteger los medios de vida, el empleo y el ingreso, las fuentes de trabajo, los servicios esenciales y los servicios estratégicos.

A fines de marzo se advertía con claridad que estábamos ante un panorama inédito con escenarios ominosos, que obligaba a un cambio estratégico en la política económica, de las finanzas públicas y de las políticas monetaria y financiera. En otros países ya estaban en marcha programas para paliar las pérdidas de empleo y sobre todo para apoyar a quienes se quedaban sin trabajo a causa del aislamiento, mientras se disponía de modo expedito de fondos extraordinarios para apuntalar los sistemas sanitarios.

Una severa crisis

La crisis económica detonada por el SARS-CoV-2 reclamó y reclama respuestas extraordinarias, pero al concluir el primer trimestre la política económica mexicana titubeaba con medidas parciales e insuficientes y retrasaba una reacción ordenada y enérgica ante el nuevo panorama. Por ello el GNCD sostuvo –y sostiene- la necesidad de articular acuerdos colectivos y convertirlos en un pacto de estado para enfrentar la emergencia, reconocer el accidentado terreno al que entramos, allegarnos del mejor conocimiento de diagnóstico y pronóstico y de propuestas bien documentadas, para contar con un programa de respuesta inmediata, y luego, pero no mucho después, alinear la recuperación y la reconstrucción.

En el transcurso de abril y las primeras semanas de mayo quedó configurada una crisis en toda regla, y también una respuesta gubernamental que siguió quedando por debajo de las exigencias y los daños ya registrados que, según todo indica, continuarán agravándose. Aunque a mediados de mayo siguen presentes incertidumbres de todo tipo, hay que reconocer que la crisis será mayúscula en su profundidad, extensión y duración, por lo que resulta oportuno insistir en la pertinencia de contar con una estrategia de política económica y social que se haga cargo de la tarea de enfrentar las lesivas consecuencias humanas inmediatas y mediatas de la pandemia, y de sus repercusiones en el desarrollo de los próximos años.

Es justamente en esta dirección que se enfilan los planteamientos de quienes participamos en el GCND y de nuestros invitados. Hemos participado estos meses de pandemia en múltiples foros y debates a distancia, e intercambiado diagnósticos y propuestas sobre cómo mitigar los impactos humanos de la crisis, facilitar la recuperación y preparar una reconstrucción para mejorar el rumbo del desarrollo.

Hacia dónde va esta propuesta

Nos estimula el ánimo de contribuir con planteamientos propositivos, en un ambiente que favorezca el diálogo, y eso es lo que hacemos, con pausa, pero también con un sentido de urgencia. La forma en la que salgamos de esta crisis, la manera en que corrijamos la trayectoria nacional ya afectada por ella depende en mucho de las medidas que adoptemos ahora, cuando aún estamos en el ojo del huracán de la crisis sanitaria, y cuando apenas empiezan a tomarse las medidas para la reapertura económica y la salida del aislamiento.

Las reflexiones incluidas en esta publicación no se refieren a ningún punto de llegada, pues tenemos claro que a pesar de la rudeza con la que ya nos ha golpeado la pandemia, apenas estamos en los prolegómenos de una crisis económica prolongada. Todavía tenemos muchos vacíos de información, y los medios para avizorar las siguientes fases de la crisis han mostrado como nunca sus limitaciones. Así que nos movemos en la incertidumbre

El GNCD surgió al calor de la Gran Recesión de 2009, para contribuir a las deliberaciones sobre la política económica frente a esa crisis. En el transcurso de la década trabajamos -siempre ad honorem– diversas formulaciones estratégicas para un nuevo curso de desarrollo, gracias a la generosidad de la UNAM, que hospeda y facilita nuestras reuniones de trabajo y publicaciones. Por ello le agradecemos al Rector Dr. Rector Enrique Graue Vilchis por su apoyo constante. Refrendamos así nuestra voluntad de seguir aportando a las deliberaciones sobre el desarrollo nacional.

Agradecemos también al Programa Universitario de Estudios del Desarrollo por su apoyo como institución coeditora de esta publicación. Reconocemos a Francisco Gómez, Carolina Farías y Eva García por su auxilio en la revisión de los textos; a Eduardo Leyva por el diseño y realización de la portada; y a Nayatzin Garrido por la formación e integración de la publicación. También dejamos constancia del soporte que brindan permanentemente Adriana Flores y Rafael Escartín al GNCD.

Cambiar_rumbo-1

También puedes leer: Panorama social de México, 2019

[1] El documento, que se incluye como anexo en esta publicación, se encuentra disponible en: http://www.nuevocursodedesarrollo.unam.mx/docs/GNCD_Propuestas_frente_al_COVID-19.pdf

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