Este 2018, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe cumple 70 años de haber sido fundada con el propósito de promover el desarrollo económico y social de la región mediante la cooperación y la integración de sus naciones.
Sus aportes han marcado la historia del pensamiento latinoamericano y constituyen un importante referente en la gestión de políticas públicas para la igualdad.
La CEPAL enfrenta hoy los retos de impulsar el cumplimiento de los objetivos contenidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, sobre todo porque a 12 años de llegar al año meta, América Latina debe encarar con premura los desafíos de un cambio de época, un nuevo mundo dominado por las transformaciones tecnológicas, el cambio climático y las crecientes demandas sociales insatisfechas.
Adicionalmente, nuestra región tiene el enorme desafío de erradicar la pobreza, cerrar las brechas de la desigualdad, de universalizar la salud y la educación y de lograr la igualdad de género y la autonomía económica de las mujeres.
En efecto, pese a que entre 2008 y 2012 el coeficiente Gini mejoró en la región, la desigualdad en América Latina y el Caribe está en su nivel más elevado, pues después de 2012 el coeficiente se estancó y en 2016 se registró en 0.467, lo doble del alcanzado por los países escandinavos, líderes mundiales en igualdad, donde es de 0.25.
Hoy, además, el quintil más pobre en la región, es decir, el 20% de los hogares con menores ingresos, capta, en promedio, un 5% de los ingresos totales, mientras que la participación en los ingresos totales del quintil más rico promedia el 47%.
Adicionalmente, de acuerdo con el Panorama social de América Latina y el Caribe, 2017, en nuestra región la pobreza y la pobreza extrema incrementaron durante 2015 y 2016, afectando de manera particular a niñas, niños y adolescentes. Destaca también el aumento de la feminización de la pobreza en los tramos de población joven y adulta, al mismo tiempo que se mantiene elevada la pobreza en las áreas rurales.
Frente a este panorama, y a la luz del “nuevo paradigma de desarrollo” que plantea la Agenda 2030 adoptada por la comunidad internacional en septiembre de 2015, la CEPAL propone colocar a la igualdad en el horizonte del desarrollo y acabar con la cultura del privilegio que ha estado arraigada en las sociedades latinoamericanas y caribeñas, y que ha resultado en profundas desigualdades de ingresos monetarios y alta concentración de la riqueza; en inequidades tributarias como exenciones, evasión y bajo impuestos la renta; en rigideces para la movilidad social intergeneracional y en la segregación territorial respecto a infraestructura y servicios.
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