La transformación de la estructura demográfica del país, así como de ciertos hábitos y prácticas, están modificando rápidamente la magnitud y trayectoria de las principales causas de mortalidad entre la población mexicana. En efecto, estos cambios pueden observarse en periodos relativamente largos, en los cuales puede percibirse la tendencia en la modificación de los datos mediante los cuales se les da seguimiento.
Escrito por: Saúl Arellano
Considerando lo anterior, hay dos tipos de cáncer cuya incidencia en la determinación de la mortalidad en el país está creciendo de manera muy relevante: se trata de los tumores malignos en órganos genitales masculinos y femeninos, los cuales son mayoritariamente los cánceres de cérvix y de ovario; así como el cáncer de próstata y cáncer testicular.
Los datos de que se dispone a través de la estadística de mortalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) permiten dimensionar la magnitud y velocidad de los cambios que se están dando en esos rubros en nuestro país. Para mostrar lo anterior, se analizan a continuación el periodo que comprende los 20 años que van de 2003 al 2022, obteniendo los promedios anuales de defunciones por los tipos de cáncer señalados, subrayando las diferencias que se han dado a lo largo del lapso indicado.
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De esta forma, considerando en primer lugar a la mortalidad por tumores malignos en los órganos genitales femeninos, lo que se tiene es que para el periodo de 1998 al 2022, el promedio anual de defunciones fue de 6,467, es decir, un promedio de 17.71 casos por día.
Para el periodo que va de 2003 a 2007, el promedio anualizado fue de 6,507 decesos, lo que hace un promedio diario de 18.2 casos diarios. Entre 2008 y 2012, el promedio anual registró un nuevo incremento, al llegar a un promedio por año de 6,785 defunciones, es decir, 18.58 casos diarios. Respecto del periodo previo el incremento es menor, pero respecto del primer periodo considerado, el promedio diario se incrementó prácticamente en una defunción más diaria.
Un cambio mucho más notorio se registró en el periodo de 2013 al 2017, al haberse dado un promedio anual de 7,682 defunciones, es decir, 21 casos por día. Esa cifra es ya estadísticamente significativa respecto de todos los periodos quinquenales previos.
Finalmente, para el periodo de 2018 al 2022, el promedio anualizado creció una vez más de forma muy sensible, al pasar a 8,700 casos anuales, es decir, 23.8 casos por día, promedio nuevamente estadísticamente superior a los registrados en todos los periodos previos. En efecto, es 34.5% superior al periodo de 1998-2002; es 30.7% más alto que en el periodo 2003-2007; un 28% superior al periodo 2008-2012; y 13.3% respecto del periodo 2012-2017.
Debe decirse además que en el año 2022 se llegó al récord de 9,112 defunciones por tumores malignos de los órganos genitales femeninos, y que entre los años que van de 2019 a 2022 el acumulado es de 35,268 casos, es decir, 3,288 más defunciones que en los cuatro años previos.
Por su parte, en el caso de las defunciones por cáncer de los órganos genitales masculinos, la tendencia creciente se presenta continua a lo largo del periodo. En efecto, del año 1998 al 2002 el promedio anual de decesos fue de 4,290, es decir, 11.75 por día. Para el período 2003-2007 el promedio anualizado fue de 5,204 casos, es decir, 14.25 diarios. Para el periodo 2008-2012 el promedio anual registró un nuevo incremento, a 6,098 casos por día, esto es, 16.7 defunciones diarias. Por su parte, entre 2013 y 2017 el promedio por año subió a 7,242 casos, cifra equivalente a 19.84 defunciones; mientras que entre 2018 y 2022 el promedio anual se ubicó en 8,361 decesos, lo que equivale a 22.9 casos por día.
Resulta de sumo interés epidemiológico y sociodemográfico el hecho de que en los últimos 30 años haya cerrado la brecha en la magnitud de la mortalidad por tumores de los órganos genitales, en mujeres y hombres; lo que se debe, con una muy alta probabilidad, a las “malas razones”, porque en ambos casos, el número de decesos se ha incrementado significativamente.
Así, mientras que en el periodo de 1998-2002 las defunciones de mujeres por los tipos de cáncer indicados fue 33.6% superior a la registrada entre hombres, por tumores de los órganos genitales, para el periodo 2003-2007 la diferencia se redujo a un 20%; entre los años 2008-2012 el diferencial se redujo a 10.11%; entre 2013 y 2017 la distancia se redujo aun más a 5.72% más casos entre mujeres; mientras que para el periodo 2008-2022 fue de 3.9% más casos entre mujeres que entre hombres.
Es obvio que esta comparación es estrictamente estadística, y que no se asume que tanto la epidemiología como características de los tipos de cáncer de los que se trata, son radicalmente distritos. Sin embargo, la comparación tiene validez desde el ámbito de la salud pública; pues lo que los datos sugieren es que el cuidado de la salud genital de la población, en lo que se refiere a detección y diagnóstico temprano, así como el acceso a tratamiento y medicamentos oportunos de esos tumores malignos, está fallando de manera muy importante.
Las autoridades, tanto en lo federal como en lo estatal tienen mucho qué hacer en este rubro, y no hay tiempo qué perder, pues la salud y la vida de miles de personas está en juego cada año.
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