por Teresa Zamora
La permanencia de la discriminación se relaciona con factores psicológicos, sociales, culturales, políticos, económicos, estéticos y jurídicos que requieren ser examinados con profundidad para buscar la vía de combatirla, ya que las normas per se no logran eliminarla
José Sánchez Carrasco, jornalero agrícola, murió bajo un árbol en el patio del Hospital General de Guaymas, Sonora después de cinco días de no recibir atención médica por no contar con seguro ni dinero para su atención; el caso de José es un caso paradigmático de discriminación por pobreza (I).
Para el presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), Ricardo Bucio, el caso del jornalero refleja todas las formas de discriminación, ya que no sólo hubo negligencia médica, sino una clara violación a sus derechos humanos y el derecho a la salud. Su apariencia y condición socioecómica le condujeron a la muerte (II).
El asunto de José Sánchez sería un caso de lo que Adela Cortina, filósofa española, denomina “aporofobia” (del griego á-poros: pobre, y fobéo: espantarse), término acuñado por ella y que refiere repugnancia ante el pobre, ante el desamparado, una forma de discriminación que opera desde un deleznable anonimato (III).
De nada sirvieron los Artículos 1º y 4º constitucionales que establecen el respeto a los derechos humanos y a la salud. Tampoco fue de utilidad la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, porque la discriminación es un comportamiento que opera con base en prejuicios, y para Norberto Bobbio los prejuicios son opiniones aceptadas por costumbre o bien por una autoridad cuyo dictamen se acepta sin discutirlo: acríticamente y pasivamente, sin verificarlas, por inercia, por respeto, o por temor, y se aceptan con tanta fuerza que resiste a toda refutación racional.
“Por esto se dice, con buen sentido, que el prejuicio pertenece a la esfera de lo no racional, al conjunto de aquellas creencias que no nacen del razonamiento y se sustraen a cualquier refutación fundada sobre un razonamiento”. Se basan en creer una opinión falsa como verdadera” (IV).
Asimismo, argumenta que existen diversas formas de prejuicios individuales y colectivos, pero son los prejuicios colectivos los más peligrosos, porque son los que causan conflictos entre grupos que pueden derivar en violencia y muerte en su percepción. Los más influyentes son el prejuicio nacional y el prejuicio de clase.
La principal secuela del prejuicio es la discriminación, que el CONAPRED define como “una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido (V)”.
Dicho de otra manera, la discriminación consiste en tratar arbitrariamente a una persona o un grupo social por motivos raciales, religiosos, políticos o económicos. No obstante, existe una discriminación positiva que hace referencia a lo que se conoce como política social y consiste en apoyar a grupos vulnerables en función de alcanzar la equidad social. En Derecho el término hace referencia al trato de inferioridad dado a una persona o grupo de personas por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de filiación o ideológicos, entre otros.
La discriminación negativa, en cambio, es una práctica injusta porque trasgrede el principio esencial de la justicia y la igualdad jurídica, es, entonces, un principio normativo sobre la forma universal de los derechos que se ha convenido sean fundamentales: del derecho a la vida a los derechos de libertad; de los derechos políticos a los sociales; hasta el metaderecho que es el derecho a la igualdad, es decir, al tratamiento de iguales ante la ley (VI).
Se puede señalar que la discriminación negativa ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, baste señalar que la esclavitud se practicaba desde la antigüedad en las civilizaciones de Mesopotamia, Egipto, China, Grecia y Roma, en donde se elaboraron leyes y costumbres para legitimizar y regular la esclavitud.
Otras formas de discriminación que se presentan están relacionadas con el sexo; la edad; las preferencias políticas; la discapacidad; la religión; la etnia; la clase social; la estética; el nivel educativo; y la enfermedad.
Hacia la mujer. Arraigada casi en todo el mundo, esta forma de discriminación presenta diversas formas que limitan sus derechos y libertades, basada en estereotipos y prácticas que atribuyen superioridad al sexo masculino, y se les obliga aceptar una serie de tareas en función de su naturaleza biológica. De vuelta a México, prácticamente el 40% de las mujeres entrevistadas por CONAPRED (2010) afirman pedir permiso a sus esposos para salir solas en la noche, y el 8.6% de las mujeres para tomar anticonceptivos. Además, el 27% de la población está de acuerdo con que a una mujer se le castigue por haber abortado. Todo ello implica un deterioro de la libertad y autonomía para tomar decisiones sobre el cuerpo propio, y por lo tanto para acceder a oportunidades de desarrollo entre las mujeres (VII).
Por etnia. Es una de las más extendidas en el mundo, y tiene lugar cuando una persona o grupo humano son tratados como inferiores. En México la población indígena vive en constante discriminación, como el caso de la clase social, también motivo de discriminación, particularmente en contra de los pobres.
Estética. Se presenta cuando una persona es excluida o segregada por no contar con un estereotipo de apariencia solicitada. En México, paradójicamente, se rechaza a la gente morena cuando la mayaría de la población es de ese color.
Las causas
Para CONAPRED los efectos de la discriminación en la vida de las personas son negativos y tienen que ver con la pérdida de derechos y la desigualdad para acceder a ellos, lo cual puede orillar al aislamiento, a vivir violencia e incluso, en casos extremos, a perder la vida.
En México, la discriminación se presenta de diferentes formas y en diferentes magnitudes, en la Encuesta sobre Discriminación realizada en la Ciudad de México en 2013 (EDIS-Cd. Mx 2013), por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (CONAPRED), se encontró que la discriminación de manera espontánea se asocia con el término “derechos humanos”, y que de los quince derechos humanos contemplados en el Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal, el derecho a la igualdad y a la no discriminación ocupan el cuarto lugar de importancia, precedido por el derecho a la educación, a la salud y al trabajo, no obstante de que existe alta discriminación en el Distrito Federal, ya que su calificación fue de 7.2., donde el 10 significaba una alta discriminación y cero que no existía (VIII).
A nivel nacional, CONAPRED realizó la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis, 2010), en la cual, ante la interrogante: “¿qué tanto cree usted que provoquen las divisiones entre la gente?”, se presentó una interesante respuesta, en orden de prioridades: la riqueza; los partidos políticos; la educación; la repartición de apoyos del gobierno; las preferencias sexuales; las ideas políticas; los valores; la religión; la etnia y la gente que llega de fuera.
En relación con las diez principales causas de discriminación a nivel nacional, éstas fueron: las preferencias sexuales; discapacidad; las condiciones de salud; el género; la apariencia física; el embarazo; la condición social; ser extranjero; ser indígena; y emitir opiniones diferentes. Un aspecto digno de considerar fue observar que a menor nivel educativo, se presentan mayores actitudes discriminatorias(IX).
En México, existe un alto grado de marginación principalmente hacia los grupos indígenas, los pobres, las mujeres y los gays, entre otros. El conocimiento y la educación de la población serían dos formas importantes de inculcar la tolerancia y con ello evitar la discriminación.•