Nunca en tiempos de paz se derramó tanta sangre en México como en nuestros días. Alguna vez Octavio Paz escribió un libro con el título de Tiempo nublado; hoy ese título podría reescribirse, pero como tiempo tormentoso o huracanado. Y es que la muerte se ha instalado en todo el territorio nacional, y por donde se pasa y pisa, siempre hay la posibilidad de encontrarse un cadáver, o peor aún, el fragmento de un cuerpo humano.
Al respecto, es de subrayarse que la década que inició en el año 2010, y que concluye este 2019, ha sido una auténtica pesadilla de horror y muerte, donde los cadáveres se cuentan por decenas de miles; con la cruenta cifra asociada de también decenas de miles personas desaparecidas y miles de cuerpos enterrados en fosas clandestinas.
En este decenio de asesinatos y ejecuciones, los estados de Chihuahua, Guerrero y Guanajuato han sido auténticos campos de batalla en los que las bandas del crimen organizado han sembrado el miedo y esparcido la violencia a niveles no imaginados en décadas previas; son entidades donde la población ha vivido episodios de angustia y pánico, porque en ellas no solo reinan las balas asesinas, sino que también la extorsión, el robo a transeúnte y casa habitación, el robo de vehículos y autopartes, el cobro de piso y otros graves fenómenos delictivos, se han instalado y enraizado de tal forma, que aún cuando en algunos periodos la violencia asesina disminuye, las otras formas de la delincuencia se quedan.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre los años 2010 y 2018 han sido asesinadas 236,105 personas; y según los datos preliminares del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hasta el mes de noviembre de este 2019 se han contabilizado 31,688 víctimas de homicidio doloso.
Esta cifra hay que tomarla aún con reservas, porque la diferencia anual promedio entre las cifras de INEGI y del Secretariado Ejecutivo es de alrededor del 10%; por lo que una cifra realista al cierre de noviembre de este año podría estimarse en 34,856 víctimas de homicidio intencional; a las que deberán sumarse las que se registren en diciembre, el cual está resultando tanto o más violento que los meses previos, y podría sumar 3 mil cadáveres más. Con esto, se puede anticipar que 2019 será el año más violento de la historia de México en tiempos de paz.
La suma total de asesinatos en la década entonces podría ser de 273,961 casos. De éstos, 28,217 habrían ocurrido en Chihuahua, 22,093 en el estado de Guerrero; y 14,321 en el estado de Guanajuato. Al respecto hay que decir que, a pesar de las diferencias, se incluye en esta lista negra a esta última entidad, porque en los últimos dos años lidera la lista nacional con mayor número absoluto de homicidios, con 3,412 víctimas en 2018 y 3,211 hasta el mes de noviembre de 2019; pero como el promedio mensual en ese estado ronda los 280 casos, la cifra final será aún mayor que la de su peor año, que había sido el 2018.
Las cifras correspondientes a los estados de Chihuahua, Guerrero y Guanajuato suman en conjunto el 24.1% del total de los homicidios intencionales cometidos en la década de 2010 al 2019; en números absolutos el dato es aterrador, pues asciende a 64,541 casos acumulados de 2010 hasta noviembre del 2019.
Que uno de cada cuatro homicidios perpetrados en el país, haya ocurrido en ésta década, en los estados de Chihuahua, Guerrero y Guanajuato,, habla de la gravedad de la situación que se vive en ellas, y de la dura situación de miedo, tristeza y desolación que están enfrentando sus poblaciones, las cuales han debido aprender a vivir entre la angustia y el susto diario del estruendoso sonido de las balas, las cuales, de manera siniestra, son detonadas sin ton ni son en cualquier lugar de sus territorios.
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