Si hay un tema que concita unanimidad en América Latina, es el de mejorar la educación. ¿Hasta qué nivel es realmente posible lograr cambios profundos en educación frente a la lentitud con que se desarrollan los cambios en América Latina?
En la región, que sigue siendo la más desigual de todas, destacan especialmente las desigualdades en educación. Se estima que cerca de la mitad los estudiantes no logran terminar el colegio secundario. El porcentaje es mucho mayor en el 20% de menores ingresos que en el 20% de mayores ingresos. También siguen siendo limitados los progresos en calidad. En una de las últimas pruebas PISA participaron ocho países latinoamericanos. Quedaron en los últimos 14 puestos.
El caso de Finlandia, considerado por el Foro Económico Mundial y la OCDE como el país con más alta calidad educativa, ilustra sobre la dirección que deberían tomar los cambios. Finlandia carece de toda materia prima estratégica y decidió invertir en sus recursos humanos. Lo logró en menos de 50 años, y es uno de los países más adelantados del mundo en tecnología de punta con base en su excelente sistema educativo.
Algunas de sus claves:
1. La inversión en educación tiene prioridad. Superó 7% de su PIB. La de América Latina si bien ha mejorado, está a distancia. Algunos países escasamente superan 3% del PIB.
2. La enseñanza es totalmente pública y gratuita desde la edad temprana, con preescolares de muy alta calidad, hasta la finalización de posgrados en la Universidad. La educación es realmente un factor de igualación.
3. Este país, junto con los otros nórdicos, Noruega, Suecia y Dinamarca, tiene uno de los más bajos coeficientes Gini de desigualdad en los ingresos: 0.25, frente a más de 0.50 en América Latina.
4. El maestro es la figura central del sistema educativo. Se prepara especialmente en maestrías.
Es una carrera del más alto prestigio social y bien remunerada. Se le dan plenas posibilidades de autonomía en el aula. La presentación de candidatos para los cupos de maestros es masiva, y solo 5% es seleccionado.
5. Los altos niveles de remuneración le permiten desempeñarse con toda dignidad. Un profesor de secundaria gana 4,200 euros por mes, bastante más que el salario medio de la economía.
6. Hay sindicatos, y muy fuertes, pero la negociación para ajustar las condiciones es continua y no ha habido ninguna huelga en los últimos 30 años.
7. Hay un maestro por cada 20 alumnos.
8. Como reina un clima de confianza hacia los maestros, ni siquiera hay inspección.
9. Se trata de que el alumno desarrolle el interés por aprender y disfrute de su aprendizaje, y no se le carga de tarea fuera de la clase, para que pueda cultivarse como niño y adolescente en cuestiones fundamentales para su desarrollo como persona, como pueden ser el juego, el deporte, la cultura, el trabajo voluntario y la socialización.
No se trata de convertir a los países latinoamericanos en réplicas de Finlandia o de los otros países nórdicos con modelos parecidos y muy buenos resultados, pero sí de sacar enseñanzas de ellos, que han pasado del discurso pro educación a los hechos, en los presupuestos; en convertir al maestro en un “héroe” de toda la sociedad, dándole plenos estímulos y devolviendo a la escuela la alegría de un aprendizaje cabalmente productivo.
Bernardo Kliksberg es asesor especial del PNUD/ONU. La histórica universidad española de Alcalá de Henares proclamada Patrimonio Universal de la Humanidad, ha decidido otorgar al autor su máxima distinción, el Doctorado Honoris Causa, por su trayectoria. kliksberg@aol.com