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Competitividad: factor clave del desarrollo humano

por Enrique Cabrero / Isela Orihuela

Los procesos generados por la globalización de la economía y la adopción de políticas en torno al tema han provocado transformaciones profundas en el entorno urbano y metropolitano alrededor del mundo, así como también diversas perspectivas para su estudio. Una de ellas es la competitividad


Algunos estudios muestran las discusiones en torno al uso del término competitividad, el cual comenzó a aplicarse en el entorno empresarial, pero más tarde se trasladó al nivel de los países y posteriormente se identificó la utilidad para su aplicación territorial, ya sea regiones o ciudades (Begg, 2002; Krugman, 1996; Lever y Turok, 1999; Moori- Koening y Yoguel, 1998;Porter 1995 y 1996; Sobrino, 2002).

El término competitividad urbana se refiere a la capacidad de las ciudades para construir y promover un entorno social, tecnológico, ambiental e institucional para el mejor desempeño de sus actividades económicas y la generación de bienestar social (Cabrero, Orihuela y Ziccardi, 2005; Cabrero y Orihuela, 2009; Cabrero y Orihuela, 2013). Su importancia radica en que se considera un factor determinante del desarrollo urbano y regional, ya que promueve la sustentabilidad, en donde la actividad económica va de la mano con el bienestar social y el medio ambiente, y por lo tanto de la cohesión social.

El papel de los actores que residen, trabajan, producen y dirigen las ciudades es fundamental para atraer inversión, servicios especializados, financiamiento, capital humano y generar las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. El gobierno tiene una participación importante en estos espacios, ya que sus decisiones pueden resultar en la promoción de los espacios locales o en detrimento de los mismos. Al tener las posibilidades de crear políticas públicas, los gobiernos pueden generar la atracción de inversión, la promoción de la economía local, el desarrollo social y cultural, así como el cuidado del medio ambiente.

La competitividad urbana está entonces estrechamente ligada al estudio del desarrollo urbano y metropolitano del país, el cual se muestra en la transformación de espacios, población, actividades y sus relaciones, de un entorno en donde alguna vez prevalecieron las actividades y vida agropecuarias y las reducidas concentraciones de población a un entorno en donde predominan las actividades económicas ligadas a la industria y los servicios; las concentraciones de población en ciudades; su localización en pocos puntos sobre el territorio, que en muchos casos han rebasado los límites políticos administrativos dando paso a las zonas metropolitanas (que concentran al 57% de la población nacional en 2010); y en donde la mayor parte de la población nacional se considera urbana (77% en 2010).

La complejidad de este desarrollo urbano y metropolitano que se está presentando en México requiere de perspectivas de análisis como el que proporciona el estudio de la competitividad urbana. Particularmente, el enfoque que han desarrollado los autores de este artículo pretende dar una visión comprehensiva de lo que pasa actualmente en las ciudades del país tomando en cuenta economía, sociedad, territorio, medio ambiente y gobierno, estudiados de manera individual y en conjunto. Se considera que todos influyen de manera significativa en el desarrollo urbano y metropolitano del país, y que su análisis permite en un primer momento caracterizar a las ciudades de México, es decir, identificar los principales elementos que las componen, mientras que en un segundo momento permite estudiar las principales fortalezas y debilidades, focalizar ventajas locales y, finalmente, dar paso a lineamientos de política pública para todas las ciudades en su conjunto y para cada una en particular. Todos estos elementos han sido estudiados a partir de un índice que se ha construido y que, a través de sus tres versiones (2004, 2007 y 2011), ha permitido también analizar cambios, adelantos y retrocesos en cada una de las ciudades. A continuación se detalla este índice.

El Índice de Competitividad de las Ciudades de México (ICCM) constituye un instrumento de medición de las ciudades en el país sobre su capacidad para generar las condiciones de competitividad necesarias que demanda un mundo globalizado (Cabrero, Orihuela y Ziccardi, 2005; Cabrero y Orihuela, 2009; Cabrero y Orihuela, 2013). Está integrado por el análisis de cuatro componentes, constituido cada uno por una serie de variables: económico, institucional, urbano-ambiental y sociodemográfico. El económico pretende medir el alcance de las actividades productivas de las ciudades a través del estudio de la estructura económica, perfil de desarrollo, nivel salarial y riqueza. El institucional da cuenta del papel de los gobiernos locales, su estructura y funcionamiento. El urbano-ambiental se refiere a las características en cuanto a disponibilidad de infraestructura, capital humano, condiciones de seguridad, afectaciones al medio ambiente y servicios públicos. Por último, el sociodemográfico muestra las características de la población que reside en las ciudades.

Los resultados del ICCM construido en tres diferentes momentos -2004, 2007 y 2011- muestran que las variables que han tenido mayor peso en la competitividad urbana del país han sido las siguientes: i) tamaño de la ciudad; ii) niveles de producción; iii) desempeño gubernamental; iv) niveles de pobreza y marginación; v) telecomunicaciones, y vi) capital humano. A continuación se da una breve explicación de estas variables.

En cuanto al tamaño de las ciudades, en 2010 el sistema de ciudades de México se encontraba liderado por la Ciudad de México, la cual concentraba al 18% de la población nacional y el 31% de las zonas metropolitanas. En segundo lugar aparecían las zonas metropolitanas de más de un millón de habitantes, como Tijuana, Torreón, Ciudad Juárez, León, Guadalajara, Toluca, Monterrey y Puebla. En tercer lugar aparecían las ciudades de menor tamaño, que en términos absolutos eran mayoría, pero no así en términos de concentración de población.

El peso de las actividades productivas se resalta a través del índice. Ciudades como Saltillo, Hermosillo, Querétaro y San Luis Potosí se mantuvieron dentro de los primeros lugares del componente económico, destacando principalmente por su proporción de producción por habitante, nivel salarial y participación de actividades económicas ligadas a la utilización de media y alta tecnología.

Los gobiernos locales han tenido un papel fundamental en el desarrollo urbano y metropolitano del país. Al ser los conductores de la política local, el ICCM ha mostrado que las ciudades con mejores indicadores en cuanto a capacidad financiera, menor dependencia de otros niveles de gobierno, mayor ingreso per cápita, disponibilidad y actualización de marco reglamentario y catastro, así como introducción de mecanismos de planeación, transparencia y evaluación han sido las que se encuentran en los primeros lugares de competitividad en el componente institucional. En este segmento aparecen ciudades como Los Cabos, Nuevo Laredo, Puerto Vallarta y Querétaro.

La disponibilidad de infraestructura de telecomunicaciones ha mostrado un peso relevante en el componente urbano, lo cual concuerda con las tendencias a nivel mundial en cuanto a contar con mayores proporciones de población que pueden utilizar tecnologías de la información, así como redes e instalaciones para el desarrollo de las actividades económicas ligadas al uso de esta tecnología. En este rubro los primeros lugares los han ocupado la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Chihuahua, Colima y La Paz.

Por otra parte, las ciudades que se han posicionado en los primeros lugares del componente sociodemográfico son aquellas que tienen menores niveles de marginación, menor proporción de población en situación de pobreza y mayores proporciones de empleo formal y de desarrollo humano. Entre estas ciudades se encuentran Chihuahua, Hermosillo, Monterrey y Los Cabos.

La disponibilidad de infraestructura para la generación de conocimiento, así como el grueso del capital humano del país para el desarrollo de actividades de ciencia y tecnología se encuentra concentrado principalmente en la Ciudad de México. Aunque otras ciudades grandes también cuentan con proporciones importantes, la Ciudad de México es la que ha contado con los mayores niveles. Por lo tanto estos dos aspectos también muestran una gran concentración en el territorio.

Al analizar la competitividad a través de los tres ejercicios realizados con el ICCM (2004, 2007 y 2011) se observa que las ciudades han tenido algunos cambios en cuanto a su posición de competitividad promedio, es decir en su posición uniendo los cuatro componentes, pero las grandes ciudades han permanecido como líderes en los cuatro aspectos. En los primeros lugares de competitividad se han mantenido la mayoría de las ciudades durante los tres años pero sólo Ciudad de México y Chihuahua han estado en los primeros cinco lugares durante los tres ejercicios. Otras que han mantenido sus posiciones en las primeras posiciones son Querétaro, Monterrey, Saltillo, Mexicali, Tijuana, Ciudad Juárez, Guadalajara, Aguascalientes, San Luis Potosí, Hermosillo, Torreón y Monclova.

Comentarios finales

Los retos que actualmente enfrentan las ciudades y zonas metropolitanas de México y que se observan a través del análisis de la competitividad urbana son temas que están siendo discutidos alrededor del mundo para lograr mejores condiciones en las ciudades. Uno de ellos se refiere a la coordinación. Se requieren esfuerzos conjuntos de los tres niveles de gobierno para lograr la coordinación metropolitana. Los tiempos actuales reclaman la concurrencia de los diversos niveles de gobierno para la atención de problemas comunes en un mismo territorio que no pueden tratarse de manera aislada o independiente.

Otro de ellos es lograr cohesión social. La cooperación y acuerdos entre los diferentes participantes de la vida del país, tanto en materia económica como social y cultural, es uno de los pilares de la economía del conocimiento, en donde los concesos, la disponibilidad de información y las oportunidades de participación de los diferentes grupos en los diversos procesos del país hacen que existan mayores posibilidades de crecimiento y desarrollo en todas las áreas. Además la cooperación- vinculación entre diversos grupos genera resultados benéficos para todas las partes involucradas.

Y por último, el proceso para lograr ciudades sustentables, en donde medio ambiente, economía y sociedad estén interrelacionadas y en donde los encargados de la toma de decisiones elaboren políticas públicas tomando en cuenta que las repercusiones en uno u otro ámbito son también actividades necesarias para lograr que el desarrollo urbano y metropolitano del país tienda hacia la equidad territorial, la distribución equitativa de los recursos y la inclusión social. 

Enrique Cabrero
Director General del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).
Isela Orihuela
Coordinadora académica del Programa de Estudios Metropolitanos del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
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