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Consejos de la OMS para la reapertura de las escuelas

reapertura de las escuelas

La reapertura de las escuelas es uno más de los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo en tiempos de COVID-19: ¿cómo regresar a clases y garantizar la educación de miles de millones de niños, niñas y adolescentes sin arriesgar su salud?

Pese a que los grupos de población más jóvenes no han sido considerados como el mayor grupo de riesgo frente al COVID-19, alrededor del mundo se han registrado casos graves y fallecimientos de niñas, niños y adolescentes, sobre todo en los casos en que padecen alguna enfermedad previa.

Efectivamente, de acuerdo con la OMS, los niños más jóvenes tienen el menor riesgo, que va a aumentado con su edad, y los adolescentes tienen tasas de infección similar a la de los adultos jóvenes. No obstante, esto no es universal.

“Tenemos ejemplos de niños que han desarrollado enfermedad grave y requerido cuidados intensivos, y algunos han muerto. No podemos decir que la enfermedad es universalmente leve o asintomática en niños”, ha señalado al respecto Maria Van Kerkhove, epidemióloga líder de la Organización Mundial de la Salud.

Además, hay casos en que los niños que han sido infectados por sus padres e incluso ellos han contagiado a personas adultas, aunque en una tasa más baja.  

“Los niños y adolescentes pueden ser infectados, y algunos estudios indican que hay una diferencia en seroprevalencia dependiendo de las edades,”, explicó Van Kerkhove.

Por ello, Naciones Unidas ha expresado su preocupación, pues las escuelas no operan en aislamiento, sino que funcionan en comunidad, y ha dado a conocer qué acciones y requisitos deben revisarse y ponerse en práctica de cara a la posible reapertura de las instalaciones escolares a nivel mundial.

Ejes para garantizar la seguridad de los más pequeños en la reapertura de las escuelas

Estas son las recomendaciones que ha emitido la OMS para garantizar la seguridad de los niños y del personal que labora en las escuelas:

Política, práctica e infraestructura: Asegurarse de que existan los recursos, las políticas y la infraestructura necesarios para proteger la salud y la seguridad de todo el personal escolar, incluidas las personas en mayor riesgo.

Aspectos de comportamiento: considere la edad y la capacidad de los estudiantes para comprender y respetar las medidas implementadas. A los niños más pequeños les puede resultar más difícil respetar el distanciamiento físico o el uso adecuado de mascarillas.

Seguridad y protección: El cierre o reapertura de la escuela puede afectar la seguridad y protección de los estudiantes y los niños más vulnerables pueden requerir atención especial.

Higiene y prácticas diarias: Se deben implementar medidas de higiene de manos y limpieza ambiental para limitar la exposición. Las escuelas deben considerar la capacitación del personal y los estudiantes, un horario para la limpieza diaria, la disponibilidad de instalaciones para la higiene de las manos y una guía nacional / local sobre el uso de mascarillas.

Examen y cuidado de estudiantes, maestros y otro personal escolar enfermos: las escuelas deben hacer cumplir la política de “quedarse en casa si no se encuentran bien”, renunciar al requisito de una nota del médico, crear una lista de verificación para que los padres /estudiantes / personal decidan si ir a la escuela (teniendo en cuenta la situación local) y considerar las opciones de detección a la llegada.

Comunicación con padres y alumnos: las escuelas deben mantener informados a los alumnos y padres sobre las medidas que se están implementando para asegurar su colaboración y apoyo.

Medidas adicionales relacionadas con la escuela, como controles de inmunización y programas de vacunación de puesta al día: Garantizar la continuidad o expansión de los servicios esenciales, incluida la alimentación escolar y la salud mental y el apoyo psicosocial.

Distanciamiento físico: Se debe implementar un distanciamiento físico de al menos 1 metro entre las personas en las instalaciones de la escuela y en las aulas. Esto incluye aumentar el espacio entre los escritorios y organizar los recreos, descansos y almuerzos; limitar la mezcla de clases o grupos de edad; considerar clases más pequeñas o alternar horarios de asistencia y asegurar una buena ventilación en las aulas.

Aprendizaje a distancia: las opciones de aprendizaje a distancia, como la entrega de tareas, la transmisión de lecciones por radio o televisión y el apoyo de seguimiento frecuente, deben adaptarse a la situación.

“Algunos son internados, otras están al aire libre, otras funcionan diferentes días en diferentes edificios. Hemos dado recomendaciones para que puedan abrir de manera segura en términos de mirar las diferentes medidas de salud pública que se pueden implementar como la distancia física, las estaciones de lavado de manos, asegurarse del uso de mascarillas cuando es apropiado. También hay que considerar la ventilación, la desinfección de los salones, y asegurarse que las escuelas tienen planes para esto”, expresó la experta.

La doctora recalcó que es muy importante que las escuelas tengan planes preparados antes de reabrir, en el caso de que tengan un caso sospechoso, o un caso positivo, con pasos específicos a seguir. También debe haber un plan de comunicación que incluya hablar y escuchar a los niños, los padres, y los trabajadores de la escuela.

“Son cuestiones complejas y decisiones que deben tomarse a nivel local porque depende de lo que está pasando dentro de las comunidades. Todos reconocemos la importancia de las escuelas, no solamente por educación, pero por seguridad y hasta para alimentación en algunas situaciones”, concluyó.© UNICEF/Daniele VolpeNiños guatemaltecos estudian desde su casa siguiendo las guías del Ministerio de Educación durante la pandemia de COVID-19.

Lee también: “Para 463 millones de niños la educación a distancia no existe”

Consulta el documento completo en (inglés):

who-2019-ncov-adjusting-ph-measures-schools-2020-1-eng

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