Las principales agencias de la ONU exhortaron a todos los países a incrementar los programas de protección social para ayudar a las personas en mayor riesgo. Advirtieron que la pandemia ha tenido un impacto catastrófico en los grupos más vulnerables, como personas con alguna enfermedad, mujeres y niños.
Quienes más sufrirán las consecuencias de la crisis serán las personas que habitan en países afectados por conflictos, crisis económicas o climáticas.
En este sentido es preocupante que únicamente el 29% de la población mundial tenga acceso a una cobertura de protección social adecuada, según señaló Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Por su parte Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, ha reiterado también que los países deben garantizar que todas las personas puedan recibir servicios esenciales, incluida la atención médica, e invertir adecuadamente en programas de protección social.
En este sentido, cabe recordar que en México, el 57.3% de la población, es decir, 71.7 millones de personas no tienen acceso a la seguridad social. Y el 16.2% presenta carencias de acceso a los servicios de salud: 20.2 millones de personas.
Además, la mayor parte de la población se ha mostrado insatisfecha con los servicios públicos de salud que ha recibido durante 2020, como informó Saúl Arellano en su análisis sobre la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamentalen el artículo “Estos son los estados con los peores servicios de salud”.
os más vulnerables
Con la pandemia de COVID-19, habrá aumentos de hasta el 10%, 20% y 36% en las muertes proyectadas para pacientes con VIH, tuberculosis y malaria, respectivamente, durante los próximos cinco años. Es por eso que las agencias de la ONU han mostrado su preocupación por todas las personas con enfermedades infecciosas graves.
Como siempre, existe mayor probabilidad de que las mujeres pierdan sus ingresos a consecuencia de la crisis económica, pues son quienes más trabajan en el sector informal, el cual se ha visto gravemente impactado por la crisis.
En el informe estadístico de la OIT “Mujeres y hombres en la economía informal: un panorama estadístico”, se puntualizaba la gravedad de la situación, previo a la pandemia:
“Más del 60 por ciento de la población ocupada mundial se gana la vida en la economía informal. La informalidad existe en todos los países independientemente de su nivel de desarrollo socio-económico, si bien tiene mayor prevalencia en los países en desarrollo. Los 2,000 millones de mujeres y hombres que se ganan la vida en la economía informal se ven privados de condiciones de trabajo decentes. La evidencia demuestra que la mayoría de las personas que se incorporan a la economía informal no lo hacen por elección, sino como consecuencia de la falta de oportunidades en la economía formal y por carecer de otros medios de sustento”.
Juventud en la mira
“Los niños y los jóvenes están sufriendo de manera desproporcionada el impacto socioeconómico de la crisis de COVID-19”, afirmó recientemente Henrietta H. Fore, directora ejecutiva del UNICEF.
El cierre de las escuelas trajo consigo que muchos niños no pudieran recibir sus comidas escolares. A ello se suma que dos de cada tres niños no tienen fondos de protección social o los que tienen son insuficientes, según declaró Fore.
“Los países deben estar a la altura de su compromiso con la protección social para todos los que la necesitan”.
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