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Este trabajo analiza la situación de la crisis hídrica que se vive en el estado de Guanajuato, a partir del análisis de dos dimensiones: la primera, desde el análisis de la falta de cobertura de servicios de agua potable en las viviendas, a partir de la información censal del INEGI; y la segunda, relativa al estado de la cuenca hidrológica a la que pertenece la región, y el nivel de almacenamiento que tienen las principales presas respecto de las cuales se reporta información oficial de manera periódica.
Escrito por: Saúl Arellano
Los efectos del cambio climático son extendidos y severos en todo México. Las diferentes regiones enfrentan retos particulares que se caracterizan por una combinación de problemas estructurales que se agravan por coyunturas y eventos climáticos que llevan a condiciones límite, tanto en las posibilidades generales de desarrollo como en las condiciones particulares de vida de las familias.
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Guanajuato, ubicado en el corazón de México, es conocido por su rica historia, su patrimonio cultural y su dinámica economía. Sin embargo, como muchos otros estados en el país, Guanajuato enfrenta desafíos significativos en términos de deforestación y sequía, que amenazan tanto su medio ambiente como su sustentabilidad social y económica.
Para analizar esta problemática, se han elegido dos temas centrales: el primero de ello, el de la deforestación que se ha generado en la entidad debido a la intervención humana y las actividades agrícolas, ganaderas e industriales; así como la sequía, un factor relativamente independiente de la actividad humana, pero cuya presencia persistente genera daños al medio ambiente y provoca severas pérdidas económicas, así como profundiza las problemáticas y la conflictividad social debido a la falta del elemento más esencial para la vida, que es el agua limpia.
En este ensayo, serán explorados estos problemas, sus causas y consecuencias.
La deforestación en Guanajuato ha sido un fenómeno preocupante en las últimas décadas. La tala indiscriminada de árboles para la expansión agrícola, la urbanización y la explotación forestal han dejado a vastas áreas del estado desprovistas de su cobertura arbórea natural. Según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, la tasa de deforestación en Guanajuato ha aumentado en un alarmante 8% anual en los últimos cinco años (INEEC, 2023). Esta pérdida de bosques y selvas no solo afecta la biodiversidad y el equilibrio ecológico, sino que también contribuye a la erosión del suelo y a la disminución de la calidad del agua.
La Laguna de Yuriria, uno de los cuerpos de agua más grandes del estado, ha sufrido considerablemente debido a la deforestación y la sequía. La disminución en el caudal de los ríos que alimentan la laguna, como el Río Lerma, ha llevado a la reducción de su nivel de agua y a la degradación de su ecosistema acuático. Como señala un informe de la Comisión Nacional para la Biodiversidad, “la deforestación en las cuencas hidrográficas ha provocado una disminución del 30% en el flujo de agua hacia la Laguna de Yuriria en los últimos diez años” (CONABIO, 2022). Esta situación no solo afecta a la flora y fauna de la región, sino que también impacta negativamente en las comunidades que dependen de la laguna para su sustento.
La Presa Solís y la Presa Allende, importantes fuentes de abastecimiento de agua para la región, también han experimentado los efectos de la deforestación y la sequía. La disminución en el nivel de agua de estas presas ha generado preocupación entre las autoridades locales y la población, ya que afecta la disponibilidad de agua para uso doméstico, agrícola e industrial. Según un estudio de la SEMARNAT, “la reducción en el caudal de los ríos y arroyos que alimentan estas presas se atribuye principalmente a la pérdida de cobertura forestal en las áreas de captación de agua” (SEMARNAT, 2023). Esta situación plantea un desafío significativo para la gestión del agua en la región y la adaptación a los efectos del cambio climático.
La sequía en Guanajuato también tiene un impacto directo en la agricultura, una de las principales actividades económicas del estado. La falta de lluvias y la disminución en el caudal de los ríos han afectado la producción de cultivos como el maíz, el frijol y el aguacate, causando pérdidas económicas y aumentando la inseguridad alimentaria en algunas comunidades. Según un informe del Instituto Nacional de Ecología, “la sequía prolongada en Guanajuato ha provocado una disminución del 20% en la producción agrícola en los últimos tres años” (INE, 2024). Esta situación agrava la pobreza y la desigualdad en el estado, especialmente en las zonas rurales.
Ante estos desafíos, es fundamental implementar medidas de conservación y manejo sostenible de los recursos naturales en Guanajuato. La reforestación de áreas degradadas, la protección de las cuencas hidrográficas y la promoción de prácticas agrícolas sustentables son acciones clave para mitigar los efectos de la deforestación y la sequía. Además, es necesario fortalecer la gobernanza ambiental y la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con el uso y manejo de los recursos naturales.
En conclusión, la deforestación y la sequía representan desafíos significativos para el estado de Guanajuato, con impactos negativos en el medio ambiente, la economía y la sociedad. Sin embargo, mediante acciones concertadas a nivel local, regional y nacional, es posible enfrentar estos problemas y avanzar hacia un desarrollo más sustentable y resiliente en la región.
De acuerdo con el Monitor de la Sequía de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA, 2024, pág. 2), el estado de Guanajuato pertenece a la cuenca Lerma-Santiago Pacífico; de la cual, únicamente el 8.4% del área territorial que cubre esta cuenca no presenta afectación por la sequía que está golpeando al territorio nacional. El 28.5% del territorio de la cuenca presenta condiciones anormalmente secas; el 22.5% registra sequía moderada; el 25.7% sequía severa; el 14.3% sequía extrema y el 0.6% sequía excepcional.
En lo que respecta al estado de Guanajuato, en tanto delimitación político-territorial, toda el área geográfica que abarca presenta algún grado de sequía; en efecto, según el Monitor mencionado el 50% del territorio guanajuatense enfrenta, al 15 de abril de 2024, sequía severa; el 33.2% presenta sequía extrema; mientras que el 16.8% presenta condiciones de sequía excepcional. Visto por municipios, de los 46 que integran a la entidad, 23 presentan sequía severa; 14 registran sequía extrema; mientras que 9 más registran niveles de sequía excepcional.
En el mapa siguiente se observa el nivel de sequía que registra la entidad, en el contexto de la crisis hidrológica que vive nuestro país:
La Universidad de Guanajuato registra periódicamente cuál es el nivel de almacenamiento que tienen las principales presas que se encuentran en el estado de Guanajuato. En su reporte para día 18 de abril de 2024, muestra que los cuatro principales cuerpos de agua de la entidad muestran niveles muy por debajo de lo que se logró almacenar en el 2023.
En efecto, la presa más afectada es la Laguna de Yurira. Se trata de uno de los cuerpos de agua más relevantes, no sólo de México, sino del continente, pues es de hecho la primera gran presa construida en lo que fue el territorio de la Nueva España. Fue construida por el gran arquitecto, fraile agustino, Fray Diego de Chávez. Su construcción concluyó en 1548, y tuvo como finalidad fungir como vaso regulador del Río Lerma. Actualmente tiene una superficie total de 80 kilómetros cuadrados, y una capacidad de almacenamiento de 188 hm cúbicos. Desde el 2004 fue incluida como uno d ellos humedales de interés internacional dentro del Convenio de RAMSAR. Sin embargo, originalmente su embalse fue construido con una superficie de 10 kilómetros de ancho por 22 kilómetros de largo.
En ese sentido es importante destacar que, en la fecha indicada, la Universidad de Guanajuato reporta que en el año 2023 Yuriria tenía un 27.8% de almacenamiento, respecto de su capacidad total; actualmente sólo tiene el 3.8%; por lo que el desastre ecológico que eso significa puede dimensionarse a primera vista (CONAGUA, 2024).
En segundo lugar, se encuentra la Presa Allende, ubicada en el municipio de San Miguel de Allende. Esta presa terminó de construirse en 1968. Se alimenta del Río Laja, uno de los más largos de México. Su extensión oficial es de 2,950 hectáreas y tiene una capacidad de almacenamiento de 251 millones de metros cúbicos de agua. Al 18 de abril del 2023 esta presa almacenaba el 38.7% de su capacidad, mientras que para la misma fecha del 2024 acumula sólo el 13.6% de su capacidad.
Por su parte, la presa La Purísima, la cual fue construida en 1979. Es conocida porque en el fondo de este cuerpo de agua quedó sumergida la iglesia de la comunidad El Zangarro. La presa tiene una dimensión oficial original de 8.5 kilómetros cuadrados. Para el mes de abril de 2023, se tenía un registro de un almacenamiento de 51.8% de su capacidad, mientras que en el 2024 el dato es de únicamente el 40.2%. (CONAGUA, 2024)
Finalmente está la Presa Solís, ubicada en el municipio de Acámbaro. Es la de mayor capacidad de almacenamiento en la entidad. Fue inaugurada en mayo de 1949 y tiene un embalse capaz de albergar a 728 hectómetros cúbicos de agua, fundamentalmente para uso agrícola. A mediados de abril del 2023 reportó un 74.1% de su capacidad de almacenamiento, mientras que para el 18 de abril de este 2024 registra sólo el 63.8% de su capacidad, uno de los niveles más bajos registrados para estas fechas desde su construcción (CONAGUA, 2024).
Uno de los principales factores de daño ambiental en Guanajuato es la descarga de aguas residuales sin tratamiento adecuado. Las actividades industriales y urbanas generan grandes volúmenes de aguas residuales que, en muchos casos, son vertidas directamente a ríos y arroyos sin pasar por procesos de tratamiento. Según un informe de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), “más del 60% de las aguas residuales en Guanajuato se descargan sin tratamiento, lo que contribuye significativamente a la contaminación del agua” (CONAGUA, 2022).
La agricultura también desempeña un papel importante en la contaminación del agua en Guanajuato. El uso excesivo de fertilizantes y pesticidas en los campos agrícolas puede provocar la escorrentía de estos productos químicos hacia los cuerpos de agua cercanos, contaminando el agua y afectando la salud de los ecosistemas acuáticos. De acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Ecología, “la agricultura es responsable del 30% de la contaminación del agua en Guanajuato, principalmente debido al exceso de nutrientes y productos químicos” (INE, 2023).
Otro factor importante de contaminación del agua en Guanajuato es la disposición inadecuada de residuos sólidos. La basura y los desechos pueden acumularse en las riveras de los ríos y arroyos, contaminando el agua y afectando la vida acuática. Según un informe de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), “la acumulación de residuos sólidos en los cuerpos de agua es un problema creciente en Guanajuato, con graves consecuencias para el medio ambiente y la salud pública” (SEMARNAT, 2021).
El estado de Guanajuato, al igual que todo el país, necesita diseñar, con carácter prioritario y urgente, un nuevo estilo de desarrollo que permita transitar de la visión utilitaria de la naturaleza que hoy predomina, a un enfoque holístico que permita comprender la complejidad y el carácter sistémico de las cuestiones medioambientales, con el fin de restituir a los ecosistemas y darle vialidad ecológica a la generación de condiciones de bienestar para toda la población.
Tanto la deforestación como la contaminación del agua es un problema multifacético, causado por una combinación de descargas de aguas residuales sin tratar, prácticas agrícolas insostenibles y disposición inadecuada de residuos sólidos, así como tala inmoderada e introducción de especies invasoras y algunas otras, depredadoras, que están generando severas afectaciones a la flora y fauna de la entidad.
Para abordar este problema de manera efectiva, es necesario implementar medidas de gestión integral del agua, promover prácticas agrícolas sustentables y mejorar la infraestructura de tratamiento de aguas residuales en la región, así como diseñar un programa de desarrollo forestal y de cuidado de la biodiversidad desde la perspectiva del desarrollo regional.
A partir de octubre de 2024 Guanajuato tendrá una nueva administración estatal, la cual no podrá sustraerse a la responsabilidad de construir una nueva lógica de cuidado del medio ambiente; por lo que quien resulte elegida como nueva gobernadora, deberá acercarse a las personas de mayor conocimiento, pero también de mayor liderazgo en esa y otras materias, a fin de construir los consensos necesarios con la gran industria, con los productores agrícolas y con la población en general, a fin de generar un nuevo pacto ecológico-social que dé paso a una nueva era civilizatoria y de relación convivencial con nuestro entorno natural.
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