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Notas sobre crisis económica y política social

La crisis económica de 1994/5 que estalló en el marco del cambio de administración, aunque bajo la misma bandera partidaria, alcanzó ribetes mundiales. A mediados de la década de los ochenta México abandonó el viejo modelo de desarrollo hacia adentro y bajo la presión de los organismos financieros internacionales se vio obligado a avanzar en la aplicación de las medidas del Consenso de Washington. François Bourguignon lo señala con toda claridad (2017: 142): “La crisis de la deuda comenzó en América Latina, específicamente en México, y durante década y media tuvo graves consecuencias para el mundo en desarrollo …… Los programas de ajuste estructural que los organismos internacionales exigieron a cambio de ayuda se basaron en una serie de principios que más tarde fueron bautizados como Consenso de Washington. Éstos dieron lugar a profundos cambios institucionales, liberalización comercial y financiera, desregulación de los mercados de capital y de mercados de trabajo, privatización, eliminación de los subsidios a consumidores y productores, reducción en el gasto fiscal, etc.”

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Entre 1994 y 1996 el Producto Interno Bruto (PIB) se redujo en 0.1% y el PIB por persona lo hizo en 1.6%, la contracción económica fue acompañada por un crecimiento de la pobreza por ingresos que aumentó de 52.4% a 69.0% y de la pobreza extrema que lo hizo de 21.2% a 37.4% (ver gráfica[1]). Estas cifras de pobreza no eran conocidas en esa época pues no se disponía de una medición de ella, pero se sospechaba que el impacto sobre las condiciones de vida de la población había sido severo; la debacle económica y las vivencias cotidianas hacían suponer que era elevado. En el año 2001 la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) convocó a un grupo de expertos quienes, constituidos en el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTMP), generaron la primera medición “oficial” en México. Los datos de la gráfica, anteriores a 2002, provienen de la aplicación de la metodología del CTMP a los datos de las Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) levantadas entre los años 1992 y 2000 (CTMP, 2005).

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El pronunciado aumento en la prevalencia de la pobreza orientó la política social, de la administración 1994-2000, a su abatimiento. En concordancia con la concepción neoliberal, muy en boga en la época, la pobreza se conceptuó como falla de mercado. De acuerdo con dicha teoría en estos casos el estado estaría facultado para intervenir (Cortés F., 2023). A partir de 1995 se desarrollaron una serie de esfuerzos en dependencias de gobierno, especialmente en la Oficina de la Presidencia de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Consejo Nacional de Población (CONAPO), para diseñar un programa social que proporcionara capital humano a las nuevas generaciones. La idea central fue combatir la transmisión intergeneracional de la pobreza dotando de educación, salud y alimentación, a la población en situación de pobreza. En el seno de estas ideas nace, en 1997 el Programa de Educación, Salud y Alimentación (Poder Ejecutivo Federal, 1997; Cortés F y R.M. Rubalcava 2012), que traspasará sexenios hasta ser desmembrado en los inicios de la presente administración (2018-2024).

En 2008/2009 México sufrió los embates de la crisis de los bonos hipotecarios con origen en los Estados Unidos de Norteamérica, aunque su desarrollo había comenzado el último trimestre de 2007. Entre los años 2006 y 2008 el PIB aumentó a tasa anual en 2.2 por ciento, pero el PIB per cápita lo hizo apenas en 0.9 ciento; por otra parte, entre 2008 y 2010 el PIB aumentó en 0.8 por ciento y el PIB per cápita disminuyó en 1.2%.

Gráfica 

Fuente: cálculos propios con base en las ENIGH

La gráfica muestra que en los años en que ocurrieron ambas crisis económicas la prevalencia de la pobreza y de la pobreza extrema monetaria experimentaron alzas, sin embargo, las observadas en 1996 exhiben las mayores elevaciones de las series, bastante más pronunciadas que las vividas en la primera década del siglo XXI (2008/2010).

Surge naturalmente la pregunta ¿a qué se debió que las economías de los hogares mexicanos sufrieran mucho más el paro económico de 1994/1995 que el de 2008/2009?  O planteado de otra manera ¿por qué el crecimiento de la pobreza fue mucho más marcado durante la crisis del tequila que durante la desatada por los bonos hipotecarios?

Si bien ofrecer una respuesta fundada a estas preguntas requeriría llevar a cabo una investigación específicamente diseñada para responderlas, con el conocimiento disponible se pueden delinear algunas respuestas provisorias.

El aumento en la pobreza está ligado, aunque no mecánicamente, con la caída del producto interno bruto per cápita (PIBpc): una reducción del PIBpc tenderá a reflejarse en menores ingresos en manos de los hogares. Efectivamente, la caída del PIBpc fue del orden del 1.6% entre 1994 y 1996, mientras que entre 2008 y 2010 fue de 1.2%, por lo tanto, de acuerdo con este dato la prevalencia de la pobreza tendería a crecer más en el primero que en el segundo percance económico.

Por otra parte, también hay que considerar que a mayor duración de la contingencia económica, mayor prevalencia de la pobreza; no es lo mismo vivir una crisis de unos pocos meses en un año, que una de varios años. La convulsión económica de los años noventa redujo el PIBpc solo en 1995; en el año de 1996 ya había recobrado parte de lo perdido el año anterior al crecer en 4.2%. Mientras que en el bienio 2008 a 2010 el PIBpc cayó en 2008 y 2009, recuperándose en 2010, a una tasa de crecimiento anual de 3.8%. El retraimiento económico de 2008/2010 fue menos profundo, pero duró más que el de 1994/1996.

En síntesis, la profundidad del paro económico de la crisis de los noventa tuvo mayor repercusión sobre la caída de las condiciones de vida de la población que la de 2008/2010, pero fue más breve que esta última. En consecuencia, no es posible formarse una idea clara sobre si el paro económico y su duración llevó a aumentos en la prevalencia de la pobreza mayores en los noventa que al inicio del siglo XXI.  

Otro elemento que interviene en las variaciones de la prevalencia de la pobreza es el cambio en la distribución del ingreso. De hecho, está bien documentado que en México las crisis económicas están asociadas a disminuciones en la desigualdad (Banegas y Cortés: 2019), debido a que se reducen más los ingresos de los deciles más elevados. La caída en la desigualdad medida por el índice de Palma[2] fue del orden del 9% entre 1994/1996 y se originó fundamentalmente en la reducción de los ingresos del decil más rico, manteniéndose la participación relativa de los cuatro deciles inferiores, y fue de 12% en el período 2008/2010, con una reducción marcada en el decil superior y alzas relativas en las proporciones del ingreso en manos de los cuatro inferiores. Estos movimientos se sintetizan en que la reducción en la desigualdad fue mayor en la primera década del siglo XXI que en la última del siglo XX. En consecuencia, el efecto desigualdad tendería a elevar más la pobreza en la última crisis, lo que va en contrasentido con la información de la gráfica.

Claramente el comportamiento del PIBpc en las crisis, la duración de las mismas y la evolución de la desigualdad en la distribución del ingreso no proporcionan elementos definitivos para forjarse una respuesta clara a la pregunta ¿Por qué la crisis 1994/1996 provocó una intensificación de la pobreza mayor que la sufrida en 2008/10?

La política social es otra fuente que podría ofrecer una explicación a la pregunta formulada. Para ello hay que recordar que el programa de combate a la transmisión intergeneracional de la pobreza (PROGRESA) fue diseñado y puesto en práctica, a partir de 1997, justamente a raíz del alza en la prevalencia de la pobreza ocasionada por la crisis del tequila. En consecuencia, entre los años 1994/1996 los presupuestos familiares se redujeron en consonancia con la abrupta caída en la actividad productiva.

En tanto que la crisis de los bonos tóxicos tuvo lugar después de una década de funcionamiento del PROGRESA, programa que se había expandido en cobertura poblacional, y geográfica y que a la fecha contaba con un padrón confiable de sus derechohabientes.  Habiendo mudado a Oportunidades (en el año 2001) y en respuesta a la contracción del 2008/2010, el gobierno, a través de la SEDESOL, puso en práctica un apoyo monetario de emergencia (para alimentación y combustible para cocinar) en favor de todos los hogares del padrón de derechohabientes del PROGRESA.

La explicación de los diferenciales de aumento de la pobreza en ambas crisis económicas no puede dejar de lado el papel de la política social focalizada. El marasmo económico iniciado en diciembre de 1994, que se extendió durante todo el año 1995, no tuvo amortiguadores, golpeó directamente el bolsillo de los hogares, a diferencia de la crisis 2008/2009. Este hecho muestra con claridad la importancia de disponer de un padrón bien construido de hogares y personas, de una organización que cubra todo el territorio nacional, dotada de una estructura administrativa que permita establecer los vínculos entre el programa y las familias, todo ello aunado a la voluntad política de proteger a la población que dispone de recursos económicos escasos. 

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Referencias

Banegas I. y F. Cortés, (2020) “Reforma estructural y desigualdad en México”, Economía UNAM, Núm. 49.

Bourguignon, F. (2017).La globalización de la desigualdad. Fondo de Cultura Económica, México.

Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (2005), “Medición de la pobreza: variantes metodológicas y estimación preliminar”, en Székely M. (coord.) Números que mueven al mundo: la medición de la pobreza en México, SEDESOL/CIDE/ANUIES/M. A. Porrúa, México.

Cortés F y R.M. Rubalcava (2012), “El PROGRESA como respuesta a la crisis de 1994”, en González de la Rocha M. y A. Escobar (coords.) Pobreza, transferencias condicionadas y sociedad, La Casa Chata, CIESAS, México.

Cortés F. (2023), “Metamorfosis de la relación entre desigualdad de ingreso y crecimiento económico”. Ponencia presentada con motivo del L aniversario de la fundación del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.

Poder Ejecutivo Federal (1997), PROGRESA: Programa de educación, salud y alimentación. México, Presidencia de la República.


[1] La gráfica contiene información de dos fuentes. De 1992 a 2014 los cálculos de pobreza están basados en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de cada año, y las cifras corresponden la pobreza de patrimonio y alimentaria definidas por Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTMP, 2005: Cap. 4). De 2008 en adelante se despliegan los datos de pobreza monetaria incluida en la definición multidimensional de la pobreza (CONEVAL 2009) que distingue entre proporción de la población con ingreso inferior a la línea de bienestar y proporción de la población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo. En la gráfica la superposición de las dos líneas entre 2008 y 2014 da apoyo a la idea de “empalmar” ambas series.

[2] El Índice de Palma compara el ingreso del décimo decil con el de los cuatro deciles inferiores, sus aumentos reflejan alzas en la desigualdad y su disminución, bajas.

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