El desorden en el mercado de guantes y cubrebocas que se ha documentado en los dos textos previos está incidiendo negativamente, tanto en el personal del sector salud, pero también en la población en general.
De bodegas inexistentes a la usura en línea
La cita es literalmente en la calle; cerca de la zona de hangares del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Al lugar llegan varios sujetos que se presentan como representantes de un propietario de un lote con 3 millones de máscaras marca 3M.
Los clientes piden que se les diga dónde están las bodegas; les dicen que enfrente, del otro lado de la calle, pero no se visualiza ninguna bodega que pudiera contener esa cantidad. Piden acceso a la misma; los sujetos piden ver primero la comprobación de fondos. Del otro lado de la calle, unos sujetos que venían con los supuestos vendedores son abordados por una patrulla, comienzan a revisarlos. Asustados, los clientes deciden irse. Nunca vieron ni bodega ni productos.
En otro caso, la cita es en un Sanborns en Cuautitlán. La idea es ingresar a unas bodegas luego de haber enviado no sólo prueba de fondos, sino actas constitutivas y cartas de intención de compra. Son las 10am. Se recibe la llamada del supuesto proveedor. Viene retrasado, pide esperarle.
Una hora más tarde llama nuevamente, ahora pide que la cita se recorra a la 1 pm porque quien tiene la llave de la bodega no ha llegado. Dan las 2 de la tarde, pide media hora más. A las 3 pm se le busca. Tiene el teléfono apagado y nunca más se pude tener contacto con él.
Estas historias se repiten una y otra vez; peticiones de documentos sensibles. Actas constitutivas de empresas, poderes notariales y las “LOI” (Letter of Intention), término que ahora se maneja incluso con tono de maestría en el oscuro mundo de la especulación.
Del otro lado, las tiendas departamentales que venden online las mascarillas, enfrentan ya o la competencia de productos de muy bajo costo, pero de dudosa calidad, o bien la escasez señalada de los productos.
Ejemplo de ello son los siguientes:
- Sanborns, en cuya página de internet las KN-95 no se encuentran disponibles (https://www.sanborns.com.mx/producto/139276/cubrebocas-mascarilla-kn95-1pz/
- Walmart, donde las marca como disponibles, con un precio de $85 pesos por pieza, más IVA https://www.walmart.com.mx/salud-y-bienestar/equipo-medico/instrumental-medico/cubrebocas-kn95_00085095214846
- Superama, donde el precio es de $95 pesos https://www.superama.com.mx/catalogo/d-farmacia/f-material-de-curacion/l-guantes-y-cubrebocas/mascara-textil-rb-kn95-para-proteccion-personal-1-pza/0004183833906
- Waldos, donde en su página de Facebook los anuncian en $45 pesos por pieza https://www.facebook.com/waldosoficial/posts/2011795028964067/
- Soriana, con un precio de $109 pesos por pieza, https://www.soriana.com/soriana/es/c/Salud-y-Belleza/Farmacia/Accesorios/Cubrebocas-KN95-Certificados-Nyce-y-FDA-/p/11513461
- Elektra, con un precio de $65 pesos https://www.elektra.com.mx/mascarilla-cubrebocas-kn95-certificados–1500311785/p
Todas las páginas fueron consultadas el consultada el 12-08-2020 a las 12.57pm)
Se habla de usura en línea, porque este tipo de cubrebocas tienen un precio de mayoreo que va de $25 a $45 pesos por pieza. Y dado el tamaño de esos negocios, es posible asumir que los adquieren a los precios más bajos, por lo que venderlos en 95 o hasta por arriba de 100 pesos implicaría ganar hasta cuatro veces el precio en que son adquiridos.
Lee también la primera y segunda parte en: Cubrebocas y guantes: especulación, coyotaje y otras pésimas prácticas (Primera parte), Mascarillas y guantes: especulación, coyotaje y otras pésimas prácticas (Segunda parte)
El reto para el Sector Salud
¿Cómo y a quién comprar en el Sector Salud, no solo a nivel federal, sino en entidades y municipios, tanto en el sector público como en el privado, para proteger a su personal, con proveedores confiables, con las mejores condiciones y mejor precio?
Ese es uno de los temas que en mayor medida deberá ponerse atención desde ya, porque de ello depende tener acceso a estos y otro tipo de productos, que protegen la salud y vida del personal esencial de hospitales, clínicas y consultorios.
Contar con proveedores confiables es un asunto en el que podrían intervenir dependencias federales a fin de regular un producto que es esencial en este momento. Podrían llevarlo a cabo COFEPRIS por la parte sanitaria, pero también PROFECO, a fin de evitar la especulación y posibles prácticas de acaparamiento de producto y abuso en la determinación de sus precios.
Quizá integrar un padrón de proveedores que ofrecen certidumbre y garantía de cumplimiento podría ser un buen inicio, porque, dado que la pandemia es algo que llegó para quedarse, ésta es una realidad con la que habremos de convivir al menos por los próximos dos años.
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