El partido Morena ha iniciado de lleno su proceso para la selección de quién habrá de ser su candidata o candidato a la presidencia de la República. Y a pesar de que el presidente López Obrador había sostenido, y aún lo hace, que él no habría de intervenir, en realidad, en todos los pasos que se han seguido en el proceso se ha dejado ver que en ese partido no hay otro liderazgo que tome las decisiones y cuyas instrucciones sean acatadas prácticamente al pie de la letra.
Escrito por: Mario Luis Fuentes
En ese contexto, no dejan de sorprender dos determinaciones de procedimiento que deben seguir la y los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena: no debatirán entre sí ni se harán críticas mutuas; ni tampoco podrán realizar críticas al Gobierno Federal ni a su titular.
La invención de la democracia en la Grecia arcaica tuvo en su base tres elementos fundamentales e insustituibles: en primer lugar, el reconocimiento de la igualdad entre los ciudadanos; se trataba de personas reconocidas entre sí como libres e iguales. En segundo lugar, en tanto que todos se reconocían como iguales, todos debían estar por lo tanto sujetos al imperio de la Ley; y en tercer lugar, se reconocían como sujetos de lenguaje; es decir, sujetos dialogantes porque en el diálogo es donde se despliega la razón, esto es, lo característicamente político.
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En la cultura política griega, había sanciones muy duras para quien abusara de su derecho a hablar, en cuyo caso, era condenado al ostracismo; y por otro lado, también había severos castigos para quien se negara a discutir con seriedad sobre los asuntos públicos y explicar las razones de sus decisiones.
De este modo, frente a lo esencial de la democracia, en Morena han decidido que sus principales liderazgos guarden silencio. Que no deliberen sobre la mejor forma de conducir al país; y, lo que es más: se les ha prohibido tácitamente tener una visión propia; porque al renunciar a la posibilidad de criticar lo que se ha hecho hasta ahora, implícitamente reconocen que el rumbo que ha tomado el país es el correcto; y que de lo que se trata es, si acaso, de mejorar lo logrado.
¿Acaso no importa cuál es la visión de país que tienen la y los aspirantes de Morena a dirigir los destinos del país? ¿O es que han aceptado que hay un pensamiento único, tallado en mármol para que quede intacto e inamovible para el resto de los tiempos por venir?
En un sexenio en el que se ha convocado reiteradamente a pensar históricamente, es de singular relevancia recordar que los modelos de sociedad donde sus códigos de actuación se han escrito en piedra, no han sido precisamente los más abiertos o democráticos; así, por ejemplo, las Tablas de la Ley mosaicas; el Código de Hammurabi; o los mandatos faraónicos tallados en las paredes de los templos.
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