Inteligencia Artificial y Desigualdad Digital: el llamado de la ONU

La inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser un concepto de ciencia ficción a convertirse en una de las tecnologías más influyentes de nuestra era. Su impacto abarca desde la educación y la salud hasta la economía y la seguridad, redefiniendo la forma en que las sociedades interactúan con el conocimiento y los servicios. Sin embargo, este avance no está exento de riesgos, y uno de los principales desafíos radica en la creciente desigualdad digital que puede consolidar una brecha aún más profunda entre las naciones desarrolladas y en desarrollo.

México Social / Redacción

La postura de António Guterres y la desigualdad digital global

Durante la reciente Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artificial en París, el Secretario General de la ONU, António Guterres, enfatizó la necesidad de abordar el acceso desigual a la IA. Mientras algunas naciones y corporaciones invierten sumas astronómicas en su desarrollo, la mayoría de los países en desarrollo siguen al margen de esta revolución tecnológica. Guterres advirtió que esta concentración de poder en manos de unos pocos puede agravar las divisiones geopolíticas y aumentar la desigualdad digital que se traduce en desigualdad económica y social en todo el mundo.

El líder de la ONU subrayó que la inteligencia artificial no debe servir para consolidar un “mundo de ricos y pobres digitales”. En su lugar, debería utilizarse como una herramienta para acelerar el desarrollo sostenible, garantizando que todas las naciones puedan beneficiarse de sus avances. Para ello, el Pacto Digital Mundial, adoptado el año pasado en la Cumbre del Futuro de la ONU, establece las bases para una gobernanza equitativa de la IA, promoviendo su uso en beneficio de toda la humanidad.

El desafío de la infraestructura y el talento en los países en desarrollo

Uno de los puntos clave del discurso de Guterres fue la necesidad de construir una infraestructura digital sostenible en los países en desarrollo. No basta con democratizar el acceso a la tecnología; es imprescindible formar talento local y capacitar a las fuerzas laborales para que estos países no sean meros consumidores de IA, sino que participen activamente en su desarrollo y regulación.

La creación de un Panel Científico sobre Inteligencia Artificial se presenta como una medida esencial para cerrar la brecha de conocimiento en torno a esta tecnología. Este panel ayudará a los países con menos recursos a comprender mejor los riesgos y oportunidades de la IA, fomentando la cooperación global en esta materia.

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Regulación global: el gran reto de la inteligencia artificial

La gobernanza de la IA es otro de los aspectos cruciales que se discutieron en la cumbre. La falta de normativas internacionales claras ha permitido que un pequeño número de empresas tecnológicas impongan su visión y modelos de negocio sin considerar los impactos sociales y éticos de sus desarrollos. En este sentido, Guterres hizo un llamado a establecer medidas de protección globales y a compartir mejores prácticas entre los distintos actores involucrados en el ecosistema de la IA.

Países como Francia han insistido en la necesidad de establecer un marco regulador internacional, mientras que India aboga por una IA abierta y libre de sesgos. Sin embargo, las diferencias entre los Estados siguen siendo notables. Prueba de ello es la negativa de Estados Unidos y el Reino Unido a firmar la declaración final de la cumbre, argumentando que una regulación excesiva podría frenar la innovación y afectar su ventaja competitiva en el sector.

Inteligencia artificial y sostenibilidad: un dilema emergente

Otro de los retos mencionados por Guterres es el impacto ambiental de la IA. Si bien estas tecnologías pueden contribuir a la acción climática y a la eficiencia energética, su desarrollo implica un consumo masivo de electricidad, lo que genera una presión insostenible sobre los recursos del planeta. Por ello, el Secretario General instó a diseñar algoritmos e infraestructuras que reduzcan su consumo energético y que se alineen con los objetivos de sostenibilidad.

El director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, Fatih Birol, reafirmó este punto al destacar que “no hay inteligencia artificial sin energía”, y que el reto de los gobiernos será garantizar que el crecimiento de la IA se haga de manera limpia y asequible.

Un futuro compartido: inteligencia artificial para toda la humanidad

El avance de la inteligencia artificial plantea preguntas fundamentales sobre quién decide su implementación, quién se beneficia más de sus avances y quién asume los costos de sus errores. António Guterres dejó claro que estas decisiones no pueden quedar en manos de unas pocas corporaciones o gobiernos. Es necesario un enfoque inclusivo que involucre a todas las naciones y sectores de la sociedad para garantizar que la IA sirva a toda la humanidad y no solo a una élite tecnológica.

El primer ministro indio, Narendra Modi, reforzó este argumento al abogar por sistemas de código abierto que fomenten la transparencia y la equidad en el acceso a la IA. Además, resaltó la importancia de desarrollar conjuntos de datos de calidad que sean libres de sesgos, con el fin de garantizar que la inteligencia artificial refleje la diversidad global y no reproduzca desigualdades existentes.

Conclusión: hacia una inteligencia artificial equitativa

El discurso de António Guterres en la Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artificial dejó en claro que la brecha digital global es uno de los principales desafíos que enfrenta el mundo en la era de la IA. La falta de acceso equitativo a esta tecnología amenaza con perpetuar desigualdades históricas y consolidar un monopolio digital en manos de unas pocas naciones y empresas.

Para evitar un mundo de “ricos y pobres digitales”, es fundamental garantizar que la IA se utilice como un motor de desarrollo sostenible, promoviendo la inversión en infraestructura digital y en la formación de talento en los países en desarrollo. Asimismo, la comunidad internacional debe trabajar en la creación de regulaciones justas que permitan el desarrollo de la IA sin comprometer los derechos humanos ni la estabilidad geopolítica.

El futuro de la inteligencia artificial no puede ser decidido por unos pocos. La IA debe diseñarse por toda la humanidad, para toda la humanidad, asegurando que sus beneficios lleguen a todos, sin importar su lugar de origen o su nivel de desarrollo.

Frase clave: desigualdad digital global