De acuerdo con una investigación reciente de El Colegio de México, la desigualdad es también un factor determinante en los niveles de mortalidad por cáncer en el país.
De 1990 a 2019 se duplicó el número de muertes por cáncer en México: los casos pasaron de 41 mil a 89 mil en las últimas dos décadas. Es la tercera causa de muerte en el país, solo después de las enfermedades del corazón y la diabetes, y catorce de cada 100 personas fallecen anualmente por esta razón.
Estas cifras fueron publicadas por El Colegio de México en su informe Cáncer y desigualdades sociales en México 2020, investigación que muestra las desigualdades que rodean a esta enfermedad y su atención a lo largo de todo el país.
De acuerdo con el informe, entre 1990 y 2017, el número de casos de cáncer también incrementó (2.5 veces) tras pasar de 150 mil a 376 mil casos de todos los tipos. Se trata de una enfermedad que genera al país costos directos e indirectos de entre 23 y 30 mil millones de pesos cada año.
“Si consideramos los elevados grados de incidencia y mortalidad del cáncer, así como sus consecuencias perniciosas para el bienestar económico y social, es crucial preguntarnos qué alternativas existen para que el sistema público de salud provea atención efectiva, oportuna y de calidad a aquellas personas que padecen los cánceres de mayor incidencia en México”, señala el documento.
El cáncer en México revelan una cara más de la desigualdad: la atención no es igual en todo el país. Aunque las entidades con tasas de incidencia y mortalidad más alta son aquellas con niveles de desarrollo más elevados, como Sonora, Chihuahua, Ciudad de México, Baja California, Nuevo León y Baja California Sur, calidad de la atención no es igual que en aquellas con menor grado de desarrollo.
Estados como Guerrero, Oaxaca, Hidalgo, Guanajuato y Michoacán presentan tasas de incidencia de la enfermedad, pero también registran una mayor probabilidad de morir por esta causa:
“La probabilidad de morir por cáncer es mayor en los estados de la región sur del país, la menos desarrollada (Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Yucatán y Veracruz), mientras que los estados de la región norte, la más desarrollada, y la capital del país presentan las razones más bajas (cdmx, Nuevo León, Sinaloa y Baja California)”, revela el análisis de El Colegio de México.
Además, la evidencia muestra que las tasas de incidencia y mortalidad varían de manera significativa entre mujeres y hombres. Aunque en 1990 la incidencia en las mujeres era mayor, actualmente la tasa estandarizada por edad de los hombres es de 156.4 casos de cáncer por cada 100 mil habitantes, y la de mujeres es de 147.7.
“Lo anterior obedece probablemente a los amplios esfuerzos para mejorar la prevención, la detección y el tratamiento del cáncer entre las mujeres. De igual forma, la brecha entre las tasas de mortalidad por cáncer de mujeres y hombres se ha ensanchado de manera progresiva en perjuicio de los segundos”.
No obstante, las desigualdades sociales son un factor de riesgo en términos de la detección oportuna del cánceres como el cérvico-uterino y mama: “las mujeres de estatus socioeconómico bajo, residentes de zonas rurales y sin seguridad social se involucran menos en actividades de detección de cáncer de mama”.
Además, el cáncer de pulmón también está asociado a las personas con mayor vulnerabilidad, que son las que están más expuestas al humo de la leña, por ser su principal fuente de energía.
“La respuesta institucional al problema del cáncer ha sido desigual y fragmentada. La distribución de recursos financieros, materiales y humanos para controlar el cáncer en México es muy desigual debido, en parte, al bajo financiamiento del sistema de salud pública desde hace varias décadas y a su fragmentación y operación altamente descoordinada”, advierten los expertos de El Colegio de México, Laura Flamand, Carlos Moreno y Rafael Arriaga, autores del informe.
A todo ello se suma la vulnerabilidad en la que viven las personas con cáncer para recibir atención médica, principalmente cuando requieren de trasladarse de una entidad a otra y cuando no cuentan con esquemas de seguridad social que sufraguen los elevados costos de los tratamientos.
“A pesar de insistentes recomendaciones internacionales y de un largo esfuerzo nacional, México no cuenta todavía con una estrategia nacional de atención y control del cáncer”, denuncia la investigación.
Al respecto, apunta que entre las causas que han llevado al país a no atender de manera óptima las necesidades de salud pública derivadas de la enfermedad se encuentran:
-La fragmentación del sistema nacional de salud, la voluntad política y dudas sobre quién liderará la estrategia.
-La escasez de recursos de todo tipo, así como su distribución desigual en el territorio.
-La falta de información precisa por el incipiente desarrollo de la Red Nacional de Registros de Cáncer.
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