El Día de Muertos es una tradición ancestral que celebra la muerte muy a la mexicana: con catrinas, flores de cempasúchil, música, altares y ofrendas adornados con velas, fotografías, papel picado de colores vibrantes, frutas, calaveras de dulce, chocolate, comida típica y pan de muerto. Es decir, infinidad de detalles que le dan folclor a nuestra tradición. Así esperamos la visita de los seres queridos fallecidos, quienes regresan por un momento a disfrutar de sus platillos favoritos y del amor de su familia, que los espera con los brazos abiertos cada 1 y 2 de noviembre.
Escrito por: Alexandro Méndez González
La celebración contemporánea del Día de Muertos es una mezcla de dos culturas: la prehispánica y la española. Según la tradición mexica, con la muerte iniciaba un viaje al Mictlán, o “reino de los muertos”, un recinto espiritual custodiado por la pareja del inframundo y deidades Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. Sin embargo, cruzar no era tan fácil y los difuntos debían superar nueve pruebas en un periodo de cuatro años para comprobar la fuerza de su espíritu y lograr por fin el descanso eterno.
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Desde aquel entonces, las culturas prehispánicas hacían ofrendas en las que colocaban cosas que podían ayudar a los difuntos durante su trayecto por el inframundo. Posteriormente, con la colonización española y la evangelización, las tradiciones se entremezclaron y comenzaron a colocarse altares de “Día de Muertos” con los alimentos y frutas preferidas de los familiares difuntos, pero ya con una connotación religiosa, pues se colocaban también imágenes de santos y otros elementos de la religión católica.
Hoy en día, además de los orígenes ancestrales de las culturas prehispánicas y las tradiciones españolas, la celebración del Día de Muertos se ha entreverado también con el festejo del Halloween, una antigua tradición celta que festejan las culturas anglosajonas y que permeó en México gracias a nuestra cercanía con Estados Unidos.
De esta manera, desde los últimos días de octubre es común ver en todos lados flores de cempasúchil, ofrendas, calabazas, disfraces de catrinas y de monstruos, brujas o fantasmas, niños pidiendo “calaverita” y “Halloween” por igual, en una celebración simultánea la “Noche de Brujas” y el “Día de Muertos” que muestra que las tradiciones sobre la muerte siguen más vivas que nunca, y que evolucionan con el tiempo, amalgamándose en una fusión cultural contemporánea muy singular.
En estecontexto de celebración y recuerdo de los seres queridos fallecidos,cabe hacer una breve recapitulación de las cifras sobre mortalidad en el país y las principales causas de muerte de los mexicanos.
En 2021, la muerte siguió golpeando con fuerza al país como resultado de la pandemia de COVID-19: 1,122,249 mexicanos fallecieron (646,825 hombres y 474,689 mujeres). Las tres principales causas de muerte en el país, según las estadísticas de defunciones del Inegi, fueron el COVID-19 (con 238,772 defunciones), las enfermedades del corazón (225,449 casos) y la diabetes mellitus (140,729).
La cifra de muertes de 2021 siguió en ascenso, pues fue mayor a la registrada en 2020, el año de la pandemia, cuando fallecieron 1,086,743 mexicanos (639,277 hombres y 446,709 mujeres). Ambas cifras totales, las de 2020 y 2021, contrastan al compararse con 2019, cuando fallecieron 747,784 personas (422,185 hombre y 325,126 mujeres).
En el 2021, la tasa de defunciones a nivel nacional fue de 86 por cada 10 mil habitantes y la entidad con la mayor tasa de muertes fue la Ciudad de México, con 138 por cada 10 mil. En segundo lugar, estuvo Morelos, con 115 fallecimientos por cada 10 mil habitantes, y en tercero, Colima, con 102 muertes. Quintana Roo fue el estado con menor tasa de fallecimientos, con 59 por cada 10 mil. En Sinaloa, la tasa fue de 73 muertes por cada 10 mil habitantes, y en 2021, fallecieron 23,762 personas en el estado (13,893 hombres y 9,866 mujeres).
Para los mexicanos, celebrar la muerte con alegría es una tradición que nos distingue como cultura. Recordemos con cariño a quienes ya partieron y cuidemos a todos los seres queridos que aún nos acompañan en nuestro camino.
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