A lo largo de 2015 México Social ha consolidado su propuesta de dialogar y proponer agendas de discusión respecto de los temas más urgentes de la cuestión social en nuestro país; hemos revisado y analizado múltiples temas que se interconectan y que se determinan mutuamente, con lo que se ha logrado generar evidencia respecto de la necesidad de políticas que incidan de manera integral y simultánea, tanto con base en criterios territoriales, como atendiendo a características específicas de los grupos de población en mayores condiciones de desventaja social.
Desde esta perspectiva, en la presente edición presentamos la visión que desde el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se tiene en torno a la disponibilidad de información relativa a las características demográficas que nos definen como sociedad, y respecto de los retos y oportunidades que se tienen en este Organismo constitucional autónomo del Estado mexicano, el cual en breve habrá de tener una nueva Presidencia.
Respecto de los entes constitucionales autónomos, no debe dejarse de lado la enorme relevancia de que sus Juntas u Organismos directivos sean capaces de reflejar la pluralidad y diversidad que nos caracteriza; y, en ese sentido, fungir como órganos que tienen la capacidad de ser representativos de las diferentes visiones que hay en el país.
En ese sentido, es importante reconocer la labor del Dr. Eduardo Sojo al frente del INEGI, al tiempo que es de suma relevancia insistir en la necesidad de mantener al Instituto y a otros organismos como el CONEVAL protegidos frente a la lógica partidista y de reparto de cuotas al momento de decidir quiénes habrán de convertirse en sus titulares.
Por otro lado, ante el escenario de incertidumbre tanto nacional como internacional, presentamos en esta edición dos textos que apelan a la ética como la única vía posible para el rescate del proyecto de generar en la modernidad, sociedades libres, abiertas, incluyentes y capaces de garantizar bienestar y protección social para todas y todos.
En evidencia, la corrupción, la ineficacia en el ejercicio del gobierno y en la ejecución de las políticas y programas públicos, la violencia y la injusticia que se le asocia, la pobreza, la desigualdad y la segregación de millones de personas, tanto en México como en todo el mundo obligan a replantearnos cómo y qué es lo que está generando tanto dolor, tanta frustración y tanto malestar y enojo en amplios sectores de la población.
La cuestión no es menor: se trata de la defensa de un proyecto civilizatorio que ha apostado por el carácter laico del Estado; por la igualdad jurídica y sustantiva entre todos los miembros de la sociedad; por la libertad de hacer, de decidir y de decir y pensar en lo que se quiera; y por la más amplia diversidad cultural y pluralidad política posible.
Dos de los textos que se presentan en esta edición muestran que pensar con claridad y lucidez es posible: por un lado, Bernardo Kliksberg expone el contenido de un diálogo reciente con el Papa Francisco, desde el cual no sólo plantea rutas posibles para la transformación justa de nuestras sociedades, sino que, además, en el fondo, su texto revela la posibilidad del diálogo civilizado entre visiones y posiciones religiosas distintas, mostrando que un diálogo ético mundial es posible desde la vocación del diálogo y de la diferencia.
Por otro lado, se retoma un texto de la Dra. Adela Cortina, quien reflexiona cómo “reconocer implica comprometerse”; y, desde esa idea, asume que justamente el reconocimiento de la existencia de condiciones de injusticia y desigualdad en todos lados implicaría un compromiso indeclinable con la transformación social, andando por los senderos del bienestar y la recuperación de los mejores valores de la tradición moderna.
Así cerramos un 2015 que se va con el dato de que tenemos a dos millones más de personas pobres, respecto del número que había en 2012; con la realidad de que somos más de 120 millones de habitantes en un país en el que 70 millones no tienen acceso a la seguridad social; casi 30 millones son vulnerables por carencia de acceso a la alimentación; y más de 20 millones habitan en viviendas precarias o en localidades en donde se tienen inmensas carencias
Iniciaremos 2016, año que una vez más plantea más desafíos que alternativas asibles en el corto plazo; y por ello es urgente transitar de los diagnósticos a la acción decidida a favor de un país y un mundo con equidad, justicia y dignidad para todos.
Con una visión crítica, pero comprometida con la construcción de un México Social cimentado en los derechos humanos, deseamos a todas y todos que 2016 sea un mucho mejor año que el que termina.
Mario Luis Fuentes Director general del CEIDAS, A.C.; en la UNAM es integrante de la Junta de Gobierno; Coordinador de la Especialización en Desarrollo Social del Posgrado de la Facultad de Economía; Investigador del Programa de Estudios sobre el Desarrollo; y titular de la Cátedra Extraordinaria Trata de Personas. @ML_Fuentes |
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