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Diplomacia del Agave II

Una utopía realista: Por una América Grande

Iniciamos compartiendo una mirada a la coyuntura social y política que atraviesa nuestro país a nivel local, pero también internacional como a continuación lo refiero.

Decíamos hace algunos meses que el presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo hacía política interna, sino que acertada y prácticamente sin salir del país, buscaba la recuperación de México a nivel Internacional, pero sobre todo a nivel Latinoamérica y el Caribe.

Puedes seguir al autor José Ojeda Bustamante: @ojedapepe

Y es que hacía falta que México recuperara de alguna manera, ese papel que históricamente tenía como una nación con una diplomacia reconocida a nivel internacional por principios como La Doctrina Estrada, basada ésta en la libre autodeterminación de los pueblos y la no injerencia en los asuntos internos de otros países los cuales, lamentablemente después de la famosa muestra de ignorancia supina del “Comes y te vas” de Vicente Fox, el cual ahora incluso presume, a la par que una sumisión completa a nuestro vecino país del norte, habían dado como resultado que la posición diplomática de México a nivel mundial, hubiese perdido fuelle, respeto y potencia.

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En ese contexto precisamente el 24 de Julio en el Palacio de Chapultepec, se celebró la reunión de los trabajos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la cual preside temporalmente el Gobierno mexicano y que integra a 33 países de la región americana.

Mencionamos en dicho momento, que Obrador y su ministro de política exterior habían partido de un análisis en torno al tablero geopolítico internacional y la importancia de una América fuerte, integrada económicamente, pero soberana.

La propuesta era y sigue siendo eminentemente pragmática o por decirlo de otra manera, con palabras de Boaventura de Sousa. Desde presidencia en materia de política exterior el presidente y su equipo están apostando por una Utopía Realista.

La Utopía realista se llama: una América Grande Integrada, a la manera de la Unión Europea y que por lo menos de inicio sea liderada por México a través de la Celac.

¿Es esto posible?

Justamente esa fue la agenda que se planteó hace unos días recién en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), cuyo objetivo principal es convertir a dicha comunidad en el principal instrumento de cooperación en América Latina y el Caribe, desplazando de esta manera la ya caduca Organización de Estados Americanos (OEA).

Al final si bien una de las principales notas de la mencionada cumbre fue las desavenencias entre el presidente de Paraguay y Venezuela, las cuales no necesariamente son negativas en tanto la esencia de la política y de la diplomacia precisamente nacen de la solución de conflictos a través de acuerdos; más importante resulta el prestar atención con una mirada panorámica a los acuerdos que establecieron al finalizar la Cumbre.

En esencia fueron tres:

  1. Fomentar la integración económica de América a partir de la autodeterminación de los pueblos
  2. La cooperación para el desarrollo y
  3. La ayuda mutua, tema que genera acción entorno a la pandemia y posibilita vacunación en la región “Autonomía Sanitaria, un papel muy importante de la CEPAL.

Formulo la pregunta nuevamente. ¿Es esto posible?

La travesía luce complicada, pero ciertamente es necesaria en tanto utopía realista que se construye desde el presente. Desde China incluso toman nota de esto. De ahí del mensaje grabado que dirigió a la Cumbre el presidente, Xi Jinping y su respaldo a ésta. El Tablero geopolítico se mueve y de esto toman nota todos los actores.

Y es que hay que destacar que los tiempos cambian. Y que en estos momentos una América fuerte a Estados Unidos le conviene y le conviene porque asistimos a un mundo tripolar con áreas de influencia delimitadas por 3 potencias, ya no una, ni dos, sino tres:

China como la potencia hegemónica predominante y el paulatino pero continuo declive de Estados Unidos como Imperio hegemónico a la par que la fuerza nuclear y territorial ruso.

Es conocido que 2040 China tendrá el dominio del 65 por ciento del mercado mundial y Estados Unidos apenas el 10 %. De manera tal que, si el presente y el futuro de la humanidad está en Oriente, México junto con todos los países miembros de la Celac, está anclado geográfica y económicamente a Occidente. En concreto a Estados Unidos.

De ahí la necesidad de fortalecer los mercados internos de América y su integración. Lo dijo en su momento el canciller Marcelo Ebrard; resulta inaudito para la región que si la comunidad europea cuenta con un comercio interno de exportaciones entre países cercano al 60%. La Comunidad de Países Latinoamericanos y del Caribe apenas comercie un pírrico 10 %.

Desde la perspectiva geográfica y del idioma común la Celac ha de intensificar su mercado interno como una política comercial encaminada también a disminuir fenómenos como la violencia o la migración, la cual dicho sea de paso tiene como destino principal a Estados Unidos.

Esto, sin embargo, no se ha de dar desde el despojo y nuevas prácticas colonialistas que tan flaco favor le han hecho a Nuestra América, sino en un marco de autodeterminación y respeto a las naciones, así como a la biodiversidad existente.

No más una América con las venas abiertas de sus recursos naturales, que retrataba de manera desgarradora Eduardo Galeano hacia los setenta, sino una América fuerte, integrada en ese gran sueño que en su carta a Jamaica retratara hacia 1815 Simón Bolívar.  Una América que “forme un Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión común”

Dicho todo esto, justamente parecer ser una utopía, pero en tiempos de desesperanza y de pesadumbre convendría preguntarse ¿Qué gran proyecto no comienza sino como un gran sueño? ¿Podrá la política vencer al conflicto? Desde Las Antípodas lo seguiremos viendo.

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