Escrito por 4:41 pm Desigualdades, Vicente Amador

Discriminar… ¿yo?

Tengo la impresión de que, cuando escuchamos hablar sobre discriminación, lo que a muchos nos viene a la mente es Martin Luther King encabezando una marcha en Washington o Nelson Mandela luchando contra el Apartheid en Sudáfrica. Efectivamente, son dos casos emblemáticos de la batalla contra el racismo, que es una forma de discriminación. Pero también convendría voltear a ver nuestra realidad y preguntarnos cómo andamos los mexicanos en el tema. ¿Somos un país que discrimina?


Muchos dirán que no. Y más de alguno podría cambiar de opinión, o al menos guardar silencio cuando reflexionamos sobre nuestra actuación en cuestiones como: si pudiéramos rentar un cuarto de nuestra casa… ¿lo rentaríamos a una persona trasgénero?, o si pensamos que los jóvenes son irresponsables o que las personas de la tecera edad son inútiles.

Recientemente el INEGI, en coordinación con el CONAPRED, la CNDH, la UNAM y el CONACYT, presentó la Encuesta Nacional sobre Discriminación, la cual destaca que dos de cada diez personas declararon haber sido discriminadas en el último año por alguna característica o condición personal.

Entre las razones principales por las que percibieron la discriminación, más de la mitad declara que fue por su apariencia; más especificamente, por la forma de vestir o el arreglo personal, el peso o la estatura.

En otras palabras, parece que, desafortunadamente, sí aplica el “como te ven te tratan”. ¡Cuidado! También habría que tener en cuenta que “las apariencias engañan”, reza otro dicho.

Los mexicanos también nos sentimos discriminados, en segundo y tercer lugar, por las creencias religiosas y por la edad.

No es para tanto…

La discriminación implica que se obstaculiza, restringe, menoscaba o anula el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y las libertades.

Uno podría pensar «¿llegamos a tanto, a negar derechos fundamentales? ¡Ni que fuéramos nazis!». Efectivamente, no lo somos. Sin embargo, dos de cada diez mexicanos sentimos que en los últimos cinco años se nos negó injustificadamente algún derecho.

¿Como cuáles derechos? Principalmente la posibilidad de obtener apoyos de programas sociales, la atención médica o la recepción de medicamentos. También la negación de los servicios en alguna oficina de gobierno; créditos de vivienda, préstamos o tarjetas, e incluso la entrada o permanencia a algún negocio, centro comercial o banco.

Los resultados me hicieron recordar aquella escena de la película Mujer bonita, protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere, en la que a ella no la quieren atender en una elegante tienda de Los Ángeles por su apariencia, a pesar de los miles de dólares que llevaba para gastar.

Por último, en esta encuesta también preguntaron la opinión sobre cuánto se respetan en este país los derechos de determinados grupos poblacionales. No sorprenden los resultados.

Siete de cada 10 personas piensan que se respetan “poco o nada” los derechos de las personas trans, de las personas gays o lesbianas y de las personas indígenas.

Seis de cada diez piensa que se respetan “poco o nada” los derechos de las trabajadoras del hogar, de las personas con discapacidad, de las personas mayores y de los afrodescendientes.

Una última idea sobre esta encuesta: los resultados nos dicen que nos damos cuenta de la discriminación, somos conscientes de ella, pero de todos modos participamos.

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