Los niveles de embarazo adolescente en México siguen siendo preocupantes: en el 2018, el número de nacimientos de niñas y niños fue de 2.16 millones, de los cuales, en 8,862 casos la madre tenía menos de 15 años; en 361,192 la madre tenía entre 15 y 19 años de edad al momento del parto; mientras que en 611,352 casos la madre tenía entre 20 y 24 años de edad.
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Lo anterior implica que, en el 2018, en el 17.1% de los partos que se contabilizaron en el país, la madre era una mujer de 19 años o menos; indicador que muestra la elevada tasa de fecundidad que se mantiene entre mujeres que son niñas o adolescentes al momento del parto, lo cual es resultado del incumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos de este grupo de población.
En el mismo sentido destaca que en el grupo de mujeres de 20 a 24 años de edad se concentró el 28.3% del total de los partos registrados en el 2018; lo cual también es muestra de la elevada tasa de fecundidad en este grupo de edad, que son muy jóvenes y muchas de ellas todavía en edad de asistencia escolar en el nivel universitario.
De acuerdo con las estadísticas sobre natalidad del INEGI, el descenso en el número y porcentaje de partos registrados entre mujeres muy jóvenes se ha dado de manera sumamente lenta. En efecto, debe señalarse que entre los años 2009 y 2018 nacieron en el país 24.29 millones de niñas y niños (tres veces más que la población total de un país como Suiza y casi cinco veces más que la población estimada de Costa Rica).
El lento descenso del embarazo adolescente
De esa suma, en 105,821 casos, la madre tenía 15 años o menos en el momento del parto, es decir, un promedio anual de 10,582 casos, o bien, 29 casos diarios. En el mismo sentido es importante destacar que en el periodo señalado hubo 4,275,326 nacimientos en los cuales la madre tenía al momento del parto, entre 15 y 19 años de edad, es decir, un promedio anual de 427,533 casos, o bien, 1,171 por día (equivalente a prácticamente 49 casos por hora).
Si se suman ambos grupos de edad y se consideran en conjunto todos los partos en cuyos casos las madres tenían 19 años o menos, el promedio diario es de 1,200 casos, o bien, 50 casos por hora.
Es cierto, por otra parte, que en los últimos años se registró un lento descenso en el número de partos registrados en ambos grupos de edad; por ejemplo, para contrastar con los promedios señalados, basta mostrar que en el último trienio para el que se dispone de información, el promedio anual de hijos cuyas madres eran menores de 15 años al momento del parto es de 9,388, es decir, una cifra 11.3% menor al promedio registrado para la última década. Igualmente, para el grupo de edad de 15 a 19 años el promedio anual disminuyó de 427,533 casos en la última década, a 377,039 en el último trienio, es decir, una disminución equivalente al 11.9%.
Los de mayor tasa
De acuerdo con los datos del INEGI, la tasa global de fecundidad en el 2018, (número de nacimientos por cada 1,000 mujeres en edad reproductiva, 12 a 49 años), fue de 63.5; hay, sin embargo, 15 entidades con indicadores superiores a esa cifra, entre las que destacan, con los mayores datos: Chiapas, con una tasa de 89.4, Guerrero, con 78.8; Zacatecas, con 77.4; Durango, con 73.1; Puebla y Oaxaca, con 73.1, respectivamente; Michoacán, con 72.8, Coahuila con 69.4; Guanajuato, con 68.7; y Jalisco con 68.1.
Por su parte, en lo que respecta a la tasa de fecundidad para el grupo de edad de 10 a 17 años (tasa de nacimientos por cada mil en ese grupo), Coahuila es la entidad que tiene el mayor indicador, con 24.7; y hay ocho entidades más que tienen tasas entre 19 y 23 casos por cada mil en el grupo de edad: Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Chiapas y Tabasco.
Como se observa, los estados con más altas tasas de embarazo adolescente, forman parte de las entidades con mayor tasa global de fecundidad, lo cual es un signo inequívoco de que son entidades donde los programas para la prevención del embarazo están teniendo las mayores fallas; pero también, en general, que México es un país donde los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres tienen un muy bajo nivel de cumplimiento.
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