México es un país que discrimina: al menos uno de cada cinco mexicanos mayores de 18 años se ha enfrentado a esta situación. Sin embargo, las personas de la diversidad sexual y de género, es decir, quienes no se identifican como heterosexuales, enfrentan mayores retos en este sentido, y por lo tanto, constituyen uno de los grupos discriminados junto con las personas afrodescendientes, con discapacidad, indígenas y personas que viven con VIH/SIDA, entre otros.
A pesar de que el artículo primero de la constitución prohíbe explícitamente cualquier forma de discriminación, incluida la motivada por las preferencias sexuales, esta es una situación que todos los días victimiza a un gran número de personas, al grado de que el grupo de personas que no se identifican como heterosexuales, constituye uno de los más discriminados en México.
La discriminación representa una barrera sin fundamentos que impide el pleno ejercicio los derechos humanos. En ese sentido, las personas de la diversidad sexual y de género es un grupo que históricamente ha sido excluido, por lo que (igual que todos los grupos que son objeto de discriminación) la transgresión de sus derechos los afecta de una manera desproporcionada.
De acuerdo con información de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 (ENADIS), en México cerca de 2.7 millones de personas mayores de 18 años se identificaron como, gays, lesbianas, bisexuales o con otra orientación no heterosexual, y representan cerca del 3.2% de la población mayor de edad del país.
Mientras que, el 19% de la población heterosexual declaró que había sido discriminada por algún motivo, en las personas de la diversidad sexual y de género esta misma proporción asciende al 30.1%, sin embargo, al interior de este grupo esta cifra puede abarcar casi la totalidad de algunas orientaciones o preferencias sexuales.
En efecto, el 72% de la población mexicana consideró que los derechos de las personas trans se respetan poco o nada, con lo cual, es el grupo más discriminado del país. El término trans describe diferentes variantes de la identidad y expresión de género, cuyo común denominador es que el sexo asignado al nacer no concuerda con la identidad o expresión de género de la persona.
El segundo grupo más discriminado es el de las personas gays y lesbianas ya que el 66% de la población considera que sus derechos se respetan poco o nada, seguido de la población indígena con un 65%, y posteriormente, las trabajadoras del hogar remuneradas, ya que sí lo percibió el 62% de los mexicanos.
Otro factor que destaca sobre la discriminación en México, es la predisposición que tienen algunas personas sobre determinados grupos, ya que se negarían a convivir con ellos. Algunas personas mantienen prejuicios sabiendo que discriminan, y otras lo hacen inconscientemente.
Para obtener información sobre este tema, en la ENADIS se incluyó una pregunta sobre la posibilidad de rentarle un cuarto de su vivienda a personas de los grupos que se considera que están más expuestos a ser discriminados.
En particular, el 36% de las personas respondió que no le rentaría un cuarto de su vivienda a las personas trans y el 32% negó esta posibilidad a alguna persona gay o lesbiana.
Al desagregar esta opinión por sexo, los hombres se mostraron con menos apertura a la diversidad ya que el 40% respondió que no rentaría a una persona trans, comparado con un 33% de la población femenina mexicana.
Lo mismo ocurre con la posibilidad de rentarle un cuarto a una persona homosexual (gay o lesbiana), ya que el 35% de los hombres tuvo una respuesta negativa, en tanto que, en mujeres esta proporción fue del 30 por ciento.
En general, los grupos a los que gran parte de la población mexicana se negaría a rentarle un cuarto de sus viviendas, es a las personas nacidas en el extranjero, con el 39%, seguido de las personas con VIH/SIDA con el 36% de las posturas negativas.
Esta poca apertura ante las personas de la diversidad sexual es una situación que complica la posibilidad de los matrimonios igualitarios en el país. Aunque en algunas entidades se ha avanzado hacia la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo, existen reiterados casos en los cuales, los códigos civiles reconocen que un matrimonio está conformado por “marido y mujer” o “esposo y esposa”.
Adicionalmente, entre la población aún existe una postura que rechaza los matrimonios igualitarios. Los datos de la ENADIS de 2017 revelaron que, el 39% de los mexicanos mayores de edad están en desacuerdo con que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio civil.
De igual forma, en un desagregado por sexo, entre los hombres las opiniones que desaprueban el matrimonio igualitario ascienden al 41%, comparado con las mujeres entre quienes esta misma proporción fue del 37 por ciento.
En cuanto a la posibilidad de que las parejas del mismo sexo puedan adoptar, se observó una disminución entre quienes desaprueban esta posibilidad entre 2010 y 2015, ya que durante este periodo, las posturas negativas pasaron del 65% al 56.6% de la población. Si bien esta disminución implica un avance, es una postura que todavía prevalece entre más de la mitad de la población mexicana.
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