Miles de pizzas, refrescos, donas, cereales, jugos y otros alimentos ultraprocesados fueron donados entre el 5 de marzo y el 19 de junio de 2020 por empresas de alimentos y bebidas chatarra en todo México, para solidarizarse con personal médico o personas en situación de vulnerabilidad provocada por la pandemia de COVID-19. Un costo mínimo para las grandes trasnacionales que a cambio obtienen un buen marketing. Se trata literalmente de donativos chatarra: refrescos y botanas en la pandemia, que son regalados por las empresas productoras en México.
Por Kennia Velázquez. Puedes seguirla en Twitter en @KenniaV
Texto publicado originalmente en www.poplab.mx Se reproduce con su autorización y de la autora.
La “buena voluntad” de empresas como Coca Cola, PepsiCo, Nestlé, Bimbo, entre otras, las llevó a realizar al menos 86 donativos, que incluyen equipo de protección personal, agua embotellada, y equipo médico; sin embargo, 27 de estas aportaciones son toneladas de alimentos y bebidas chatarra.
La Organización Mundial de la Salud ha insistido que durante el confinamiento a causa de la pandemia de COVID-19 se consuman alimentos saludables para que el organismo esté en mejores posibilidades enfrentar al virus de SARS-CoV-2 que se comporta de manera más agresiva en personas con enfermedades crónicas.
Cuando se supo que la enfermedad hacía mella en personas adultas mayores se supuso que esa sería una ventaja para México pues su población es más joven que la europea. Pero no se tomaron en cuenta las altas tasas de enfermedades no transmisibles, sino hasta que el COVID- 19 fue avanzando en el mundo. Los productos ultraprocesados provocan inflamación y un debilitamiento del sistema inmunológico por ello las personas con hipertensión, diabetes y obesidad son más susceptibles de enfermar gravemente. El 72 por ciento de los más de 19 mil fallecimientos por el nuevo coronavirus en el país, han sido de personas con comorbilidades, principalmente con las tres mencionadas. Hoy México ocupa el séptimo lugar en el mundo por el número de muertes.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país con la mayor tasa de sobrepeso y obesidad de América Latina, entre los hombres adultos alcanza el 45 por ciento y en las mujeres el 43 por ciento. El organismo reporta que por diabetes la tasa de hospitalización en el país es de 248.5 por cada 100 mil habitantes; el doble de América Latina cuyo promedio es de 122.5 y en los países miembros de la OCDE es de 128.9.
La evidencia científica indica que la obesidad aumenta el riesgo de enfermar gravemente e incluso morir por COVID-19 hasta en un 44 por ciento. Por ello la Organización Panamericana de la Salud, la Unicef y la FAO recomendaron a los tomadores de decisiones en México que se donen alimentos frescos y naturales, “en cambio, los alimentos ultraprocesados, con alto contenido de nutrimentos críticos como azúcares, grasas y sodio, no deben ser permitidos en las donaciones ni distribuidos, aunque exista un contexto de emergencia”.
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A pesar de lo anterior, hay autoridades de todos los niveles han aceptado los donativos, sin tomar en cuenta los daños que provocan. Por ejemplo, se hicieron 8 donativos en los que no se especifica el tipo de alimento que se ofrece por lo que no se pudo establecer si se brindaron alternativas saludables o no. Algunas de las empresas que sumaron fueron: Nestlé que aportó sus cereales con altos contenidos en azúcar, Grupo Modelo que invita a consumir sus cervezas y han dicho que “una parte de las ganancias” se destinarán a la Cruz Roja, otras cerveceras han regalado agua y alcohol en gel. Restaurantes de comida rápida como Mc Donald´s, Domino´s y Little Ceasars han distribuido sus productos entre médicos.
Pero sin duda Coca Cola ha sido la empresa más activa.
México representa el 47 por ciento de las ventas de los productos Coca Cola en América Latina, es su mercado más grande fuera de Estados Unidos y durante este periodo, las embotelladoras y distribuidores de la refresquera en el país realizaron 41 donaciones, en su mayoría de sus propios productos.
El 27 de marzo, The Coca Cola Company, The Coca Cola Foundation y las embotelladoras asociadas anunciaron que desde el 1º de abril dejarían de pagar publicidad, “nuestro objetivo, en este momento, es garantizar la seguridad y el bienestar de toda la sociedad” y que para ello donarían 120 millones de dólares “para combatir el COVID-19. Sólo juntos lo lograremos”.
La estrategia de la compañía durante el confinamiento era guardar silencio, “lo importante es hacer, no decir” dijo Manuel Arroyo, CMO global de Coca-Cola, pero esa política duró sólo un mes, el 26 de abril decidió lanzar dos spots en España y América Latina, con un mensaje de optimismo frente al coronavirus y desde entonces, en redes sociales no dejan de circular mensajes pagados por el consorcio mostrando sus donativos.
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De esta forma, numerosos medios replicaron la tranmisión de los eventos de entrega de los donativos y difundieron ampliamente la cancelación de la publicidad y de spots en YouTube, con lo que la compañía refresquera mantuvo su presencia e incluso recibió publicidad favorable y gratuita.
Para el experto en redes sociales y marketing, Octavio Regalado, las empresas saben que deben involucrarse no sólo por su responsabilidad social, sino por relaciones públicas, mostrar “que a la marca le importa la población” a la par que se fijan en su mente, por la solidaridad que mostraron, y para ello “juegan con las emociones, hacen marketing de contenidos”.
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor también ve estas acciones como un asunto de relaciones públicas “se ponen del lado de la salud, de quienes combaten la enfermedad dando donativos, pero no donan alimentos que son saludables. Se aprovechan de la situación de vulnerabilidad y tragedia para tomar fuerza e incluso ganar más”.
La Embotelladora del Nayar donó un tráiler de refrescos, jugos y leches al DIF de Nayarit, el tres de abril. La empresa es parte de Grupo Alica, fundada a finales de la década de los 70 del siglo pasado por Antonio Echevarría Domínguez, quien fue gobernador de Nayarit de septiembre de 1999 a 2005. Actualmente es presidente del Consejo de Administración.
Su único hijo es el actual gobernador, Antonio Echevarría García, quien estará en el cargo hasta 2022 y es su administración la que resulta beneficiada con el tráiler con un valor de un millón de pesos en productos Coca Cola.
Martha Elena García Gómez, esposa de Echevarría Domínguez, además de ser la presidenta de la Fundación Alica, es diputada federal del Partido Acción Nacional. Ella fue una de las dos legisladoras que se abstuvieron de votar para aprobar los cambios en la Ley General de Salud sobre el etiquetado en alimentos. Fue senadora de la república de 2012 a 2018, integrante de la comisión de salud en una legislatura que no atendió los temas de obesidad y enfermedades no transmisibles.
Días antes del donativo, el 27 de marzo, trabajadores de Embotelladora del Nayar denunciaron que la empresa les pidió que redoblaran esfuerzos para seguir con las ventas, y eran enviados “a la mayor parte de los 20 municipios del estado, sin ninguna protección”.
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The Boston Public Health Comision alerta que beber grandes cantidades de bebidas azucaradas aumenta el riesgo de subir de peso y desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas y gota. Los niños que toman bebidas azucaradas duplican el riesgo de sufrir caries dentales. Una botella de 600 mililitros de refresco al día puede ocasionar un aumento de 11 kilos al año. El Instituto Nacional de Salud Pública encontró que las personas que comenzaron a consumir bebidas azucaradas antes del primer año de vida tienen una mayor acumulación de grasa abdominal y obesidad, pero además se encontró que mantuvieron este hábito con el paso del tiempo.
“La pandemia demuestra una vez más y de manera muy fuerte y directa los daños que hace una dieta basada en estos productos. La responsabilidad social de las empresas en general, nunca se dirige a los consumidores, no hay un planteamiento ético de relación con los consumidores, especialmente con la salud de los consumidores”, señala Calvillo.
Fomento Económico Mexicano S.A.B. de C.V, FEMSA, es el embotellador de Coca Cola más grande del mundo, el año pasado vendió el 11% de los productos de la refresquera. La empresa que se autodefine como socialmente responsable, realizó al menos 24 donativos entre despensas, agua, bebidas azucaradas, cubrebocas, equipo médico, equipo de protección personal, fondos de donaciones y gasolina. Mientras sus representantes aparecían en los medios entregando sus donativos y mostrando su solidaridad con los afectados por el coronavirus, el consorcio les envió una carta a los arrendadores de los locales de las 19 mil tiendas Oxxo en las que les proponía de manera unilateral dos opciones: “un periodo de gracia por 3 meses de renta” a partir de abril o “la reducción de rentas por el periodo de abril a septiembre del 50%” y sin más dejaron de pagar el arrendamiento.
Aunque el argumento principal que dieron, se refiere a los daños económicos provocados por la pandemia, tanto la refresquera como sus tiendas han continuado en operaciones durante el confinamiento por ser consideradas actividades esenciales. La compañía tuvo durante 2019 ingresos totales por 506 mil 711 millones de pesos; durante el primer trimestre de este año el consorcio informó que tenía un incremento de 5.5% en sus ingresos con respecto al mismo periodo del año anterior y no parece que esa tendencia vaya a cambiar en el segundo trimestre, pues sus ventas han continuado.
Brand Financecalcula que el valor de marca de Oxxo es de 1,888 millones de dólares, es la tercera cadena con más ventas en México y la séptima con más ventas en América Latina. Aún así, en algunas tiendas ubicadas en León, Guanajuato se encontró que los empleados no cuentan con el equipo básico de protección para atender al público.
Femsa ha ejercido su influencia en las políticas de salud pública en México con más énfasis desde la llegada a la presidencia de Vicente Fox y actuado activamente para impedir el aumento al impuesto a bebidas azucaradas, además de que se opuso al etiquetado frontal de advertencia en alimentos. A finales de mayo el embotellador anunció que pagaría a la autoridad tributaria de México 8 mil 790 millones de pesos de impuestos omitidos.
Durante el confinamiento también se ha denunciado que esta empresa, junto con Nestlé han emprendido una campaña para recaudar fondos y con ellos llevar leche en polvo de la compañía suiza a niños y niñas que lo requieran, violando el Código de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna elaborado por la OMS. Además, los donativos se hacen en las farmacias YZA de la que Femsa es dueña.
Otras empresas vinculadas con Coca Cola que han hecho donativos son: Bepensa, Embotelladora del Fuerte, Embotelladora Colima y Arca Continental.
Investigadores de la Queen Mary University of London explican en un artículo que la obesidad es una de las principales causas de presión arterial alta, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer, y representa una gran carga para los sistemas de salud y las economías.
Antes del COVID-19 se esperaba un colapso del sistema mexicano por la carga que representan las enfermedades crónicas a las finanzas tanto personales como nacionales. El coronavirus sólo vino a acelerar esto. Alejandro Calvillo espera que una vez que termine el confinamiento se tomen algunas medidas urgentes para reducir el consumo de comida chatarra en México. La primera tiene que ver con el etiquetado, que comenzará la primera fase en octubre de este año. “El otro que está pendiente y que no se cumple, es la venta de bebidas y alimentos en las escuelas, ni el 2 por ciento de las escuelas son las que cumplen con los lineamientos establecidos”, de ofrecer a sus alumnos alimentos saludables. Y cree que con pocos recursos el gobierno federal podría hacer campañas de promoción de alimentación saludable, sólo con utilizar los tiempos oficiales.
“La pandemia de obesidad es el resultado de vivir en entornos alimentarios donde es difícil no consumir en exceso las calorías. La industria alimentaria mundial produce y promueve ampliamente bebidas azucaradas baratas y alimentos ultraprocesados con alto contenido de sal, azúcar y grasas saturadas que solo proporcionan una sensación transitoria de saciedad”, dicen los investigadores, de Queen Mary University of London.
Los autores concluyen que “está claro que la industria alimentaria comparte la culpa no solo de la pandemia de obesidad sino también de la gravedad de la enfermedad de COVID-19 y sus devastadoras consecuencias”.
Y alertan sobre el riesgo de que se interrumpan las cadenas de suministro, limitando el acceso a alimentos frescos, y obligándoles a consumir más alimentos procesados. Y esto lo ha aprovechado la industria alimentaria que utilizan el brote como una oportunidad de marketing, por lo que creen que deberían dejar de promocionarse de inmediato, “reducir la sal, el azúcar y las grasas saturadas en todos los ámbitos mejoraría la dieta de toda la población y brindaría beneficios aún mayores para las personas que están más desfavorecidas socialmente. El costo de la morbilidad y mortalidad de COVID-19 lo ha hecho más evidente y más urgente que nunca”.
En México, campeón mundial en consumo de alimentos chatarra y bebidas endulzadas, el cambio de hábitos se convierte en un asunto de vida o muerte, como lo muestra cada día la ola de muertes asociadas a la pandemia y que está lejos de terminar. Ante ese panorama, el marketing de la industria alimenticia y refresquera para buscar lavarse la cara en tiempos de COVID-19 parece no solo inmoral o cínico, sino francamente criminal.
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