Durante esta Pandemia ha crecido de manera exponencial la preocupación por la salud, de tal forma que se han buscado diversas vías para mantener el control. Entre las alternativas más socorridas se encuentran las vitaminas, los suplementos y complementos nutrimentales, el ejercicio, los remedios naturistas y hasta las estampitas de la buena suerte (como lo recomendó en algún momento el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador).
“Quién tiene una razón para vivir acabará por encontrar el cómo” Anónimo. Ikigai
Sin embargo, ¿dónde se busca la salud?, ¿en dónde escudriñar para encontrar ese estado de bienestar permanente? Parece que si existen algunas respuestas. Una de ellas está en el Ikigai, palabra de origen japonés que significa a grosso modo «la felicidad de estar siempre ocupado” (Miralles, 2020) o “una vida que merece la pena”, “aquello que da un sentido a la vida”.
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Esa pasión por existir para hacer algo, ha sido la clave de la longevidad y calidad de vida de los pobladores de Okinawa, una pequeña población de Japón que durante la segunda guerra mundial sufrió daños irreparables como la perdida de más de 200,000 mil personas.
Así que esta comunidad ha logrado encontrar la fórmula del eterno beneficio, al construir armonía con su comunidad en tiempo presente, no en el pasado, ni en el futuro, sino en el hoy y en el ahora.
Esa inmediatez, síntoma de enfermedad de la actualidad, obstruye y oscurece la magia del presente. Lo hace efímero y lo anula, cuando paradójicamente es lo único que se tiene de cierto. La prisa por terminar el día ignora la sana convivencia, entendida popularmente como la interacción social dentro de una localidad y que tiene una estrecha relación con las actividades que se establecen en y para la comunidad, tradición conocida por los pueblos originarios como tequio y que hoy en día está en peligro de desaparecer.
El tequio es una forma de organización comunitaria para desarrollar los trabajos en beneficio de toda la población, Martínez (citada por Zepeda, 2016) afirma que esta práctica ha permitido que las comunidades sobrevivan sin el auxilio exterior.
En esta misma idea el tequio y el ikigai producen bienestar en comunidad, al mismo tiempo de proporcionar satisfacción a las personas, quienes también podrían experimentar orgullo por su trabajo colaborativo.
Un camino para mantener la salud es sin duda encontrar un motivo para producir un bien que incentive a la persona a abrir los ojos y agradecer la vida al mirar de frente el nuevo día. Ese incentivo puede ser un trabajo, una tarea familiar, un acto que involuntario es un compromiso. El movimiento sin duda es sinónimo de vivacidad. Porque la acción anima de manera holística al cuerpo y se producen cambios en el cerebro, así como en el resto de organismo.
La salud sin duda está en el presente, no en una planeación futura, tampoco en las lamentaciones de un pasado que ya no se tiene. El cuidado de sí mismo y de los demás es un trabajo en equipo que debería cambiar la mentalidad de las relaciones comunitarias. Y sin duda la salud colectiva mejoraría. Todos tienen un buen consejo del buen comer, de algún remedio casero para un cólico o bien algún comentario de algún utensilio para cocinar saludable, si escucháramos al otro con atención sin duda seríamos un poco más sabios. Hasta aquí pareciera que para estar saludables es evidente compartir no sólo un espacio físico con los demás, sino ideas, opiniones, acciones que juntas formen tradición.
Tan importante es el contexto social y las características de una localidad que algunos expertos aseguran que la emergencia sanitaria del covid-19 no es una pandemia, sino una sindemia (suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico de la enfermedad)[i].
La Dra. Tiff-Annie Kenny, investigadora de la Universidad Laval, en Canadá, sostiene que hacer frente al covid-19 desde el punto de vista de la sindemia permitirá fijarse no solo en la enfermedad infecciosa sino también al contexto social de las personas.[ii]
Sin duda las estructuras que componen una sociedad determinan las condiciones de susceptibilidad de una persona para enfermarse, la sindemia permite fijarse en el contexto social en el que se propaga un padecimiento. Por consiguiente, la vida que se lleva en comunidad junto con las decisiones propias son concluyentes para determinar el grado de salud que se posee.
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Referencia
Zepeda García Evangelina, Bravo Salazar, Rocío. (2016) Prácticas comunitarias como patrimonio cultural inmaterial. Revista Salud y Administración Volumen 4 Número 9 septiembre-diciembre.
Miralles, Francesc. 2020. Entrevista Una filosofía ancestral para la vida. BBVA Aprendemos juntos. Recuperada de https://www.youtube.com/watch?v=uWZx5pakm7E&t=4s
[i][i] https://es.wikipedia.org/wiki/Sindemia
[ii] Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-54543375
René Girard, en obras como La violencia y lo sagrado (1972), El chivo expiatorio (1982)…
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